C A P Í T U L O ~ D O S
Un mes transcurrió desde aquellas extrañas personas llegaron a su hogar, el pequeño no compartía demasiado con la niña de ojos rojos aunque sus madres los incitaban a socializar, Kurayami jamás había estado en contacto con otros niños, lo único que conocía eran cuatro paredes grises y extraños adultos que de vez en cuando entraban a aquella habitación. Shota manifestó su peculiaridad a la semana de que ellas llegaron a su hogar, Ryoko estaba muy orgullosa de su pequeño puesto que heredó la habilidad de su difunto padre y lo incitaba a que practicara con ella de vez en cuando.
Por otra parte, la pequeña Kurayami en repetidas ocasiones preguntaba por su padre y Amaya siempre le daba excusas pero le dejaba en claro que ya no podrían verlo más. La decisión de dejar el país ya estaba hecha y partirían a Inglaterra en un par de días, Ryoko ayudó a su amiga a conseguir pasaportes y toda clase de documentos bajo identidades falsas, Amaya no se quería arriesgar a ser descubierta por el hombre que tanto daño le ocasionó y aunque en las noticias decían que nadie sobrevivió a aquel trágico accidente, ella no creía en lo absoluto que All for one estuviera muerto.
No tenían demasiadas pertenencias, todo se podía reunir en apenas una maleta y la mochila con la que Amaya había escapado. El día había llegado y en conjunto con su madre, Shota acompañó a las furtivas visitantes al aeropuerto, las adultas tenían lágrimas en sus ojos y ninguno de los infantes lograba comprender del todo la situación. Kurayami seguía añorando la presencia de su padre, después de todo, él nunca la trató mal a pesar de que si presenció momentos en que trataba mal a su madre, incluso llegando a los golpes. Para la mente de un niño, no era algo comprensible pero tampoco serían recuerdos que perdurarán en su memoria.
-Por favor, llámame cuando llegues, mantén comunicación conmigo para saber que están bien.-Pidió Ryoko tras soltar el abrazo con su amiga.
-Por supuesto... muchas gracias por todo, ten por seguro que te devolveré todo lo que haz hecho por nosotras... incluyendo el dinero.
-Ni lo menciones, es algo que hice de corazón esperando el bienestar de ambas.-Ryoko sonrió y luego observó a la niña pelinegra- Ten un buen viaje, pequeña ojos de rubí... no le des problemas a tu madre y portate bien durante el viaje, verás que llegas a una ciudad maravillosa.-Kurayami asintió levemente mientras sentía la caricia que la mayor le daba en su mejilla.- Eso es... Shota, despídete, anda.
- ... Que... tengan un buen viaje.-Murmuró apenas, intercambiando su mirada entre Amaya y la niña de su misma altura.
-Adorable, muchas gracias, querido Shota, espero que el desarrollo de tu particularidad sea de maravilla...-Amaya le sonrió y se agachó a la altura del pelinegro.-Cuida bien de tu madre eh.-Dijo al tiempo que ponía su mano en el cabello del niño para sacudirlo suavemente.- Kurayami... di adiós.
-Gracias... por cuidar de mi madre...-Se inclinó por unos segundos para agradecer y al levantarse alzó su mano, despidiéndose.- Adiós.
El llamado de su vuelo sonó por los parlantes del aeropuerto, Amaya tomó la mano de su hija y comenzaron a caminar hacia la puerta de embarque. Para Kurayami fue inevitable voltear su rostro y mirar por última vez al niño con rostro somnoliento, quien sostenía la mano de su madre mientras la veía partir. Apenas cruzaron palabra en el mes que estuvieron juntos, con suerte jugaron un par de veces, pero ambos se agradaban bastante y de cierto modo ambos se sentían tristes por decir adiós.
La madre de Kurayami en algún momento de su vida perteneció a una familia adinerada, todos aquellos vínculos se perdieron cuando All for one llegó a su vida y no precisamente porque sus padres estuvieran en desacuerdo, sino porque él la tomó por la fuerza, su familia ya no existía y ella era única sobreviviente. Debido a este hecho, Amaya contaba con una buena educación base, en donde el inglés se le daba bastante bien y entre otras habilidades que le servirían para sobrevivir en el país extranjero. Tampoco le preocupaba demasiado su hija, aún era pequeña y se podría adaptar perfectamente. Eso quería creer, no era la primera vez que se mentía a sí misma y tampoco sería la última.
Los años pasaron, la particularidad de Kurayami se manifestó a los tres meses de que llegaran a Inglaterra, al ser hija de un ser poco común, Amaya no sabía qué habilidad esperar de ella pero su pequeña manifestó a las sombras, justo como ella... solo que con una pequeña diferencia. Amaya solo podía manipular su propia sombra, pero Kurayami podía dominar la propia y la de cualquier persona o cosa que produjera sombra. Además podía entrar al mundo de aquellas oscuras compañeras y buscar refugio, utilizarlas como armas y ser una sola con ellas. Era una versión mucho más poderosa que la de su madre, ella lo sabía perfectamente y las ideas de cómo utilizarlas surgían cada día.
Kurayami ya tiene diez años cuando su madre la aborda con la noticia de que van a regresar a Japón, la mujer trabaja en una importante empresa de exportación y hace parte del departamento de marketing, al parecer Amaya es de las pocas que puede hacerse cargo de esa negociación. En su actualidad todo iba bien para ellas pero en los primeros años de su estadía, las cosas no fueron nada sencillas, casi ni veía a su madre debido al trabajo explotador que tenía y como consecuencia de ello, dejaba el cuidado de su hija a terceros y ella se convenció que confiaba en ellos. Kurayami pasó por muchas cosas que no se atrevía a contarle a su madre, se decía que eran cosa del pasado y no valía la pena traerlas al presente. Las consecuencias de esos hechos se verían en su futuro.
La chica de diez años no tiene objeción alguna con respecto a la mudanza, llevan casi seis años en Inglaterra pero ella no tiene mayor amistad con nadie, al contrario, en su escuela suele ser objeto de burlas debido a su aspecto un tanto particular para los niños europeos. La escuela a la cual pertenece tampoco le brinda la ayuda que ella hubiera esperado, casi siempre la culpaban de cosas que no había cometido y era castigada por ello. Eran muchas cosas que Kurayami se guardaba y ocultaba de su madre, a los ojos de la adulta, su hija era feliz... fue irresponsable de su parte no notar las señales pero es que su pequeña siempre fue inexpresiva, callada y asocial. Todos saben que los niños pueden ser estúpidos y crueles.
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A broken soul (Shota Aizawa)
FanficEngañarse a sí misma creyendo que podría vivir con simpleza y tranquilidad, que tonto de su parte, ser la hija del mas grande villano jamás habría traído felicidad. ~~~~~ Pasar de ser unos simples conocidos de la infancia, luego amigos con un sentid...