Uno

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Todavía lo recuerdo
tres de diciembre
yo con tu suéter
dijiste que se veía mejor en mí que en ti si tan solo supieras
lo mucho que me gustas.》


Eran al rededor de las 2 a.m. mi mejor amigo y yo estábamos en la casa del árbol donde tanto nos gusta estar, desde que tengo uso de razón siempre venimos aquí y simplemente nos echamos en el piso a hablar y a mirar las estrellas a través de la ventana. A veces cenamos juntos o hacemos alguna otra cosa como ver películas aquí incluso estudiar, pero hoy recurrimos a la primera opción: hacer nada. Giré mi cabeza para ver tu rostro, inmediatamente fijé la mirada en tu lunar, queda un poco mas abajo de su ojo.

-¿Qué?- preguntaste cuando te diste cuenta que llevo rato mirandote sin decir nada.

-Nada, solo me parece muy lindo tu lunar.- respondí sin quitar la vista de tu rostro y reiste.

-Sí, ya sé que soy muy guapo.- dijiste girando tu cabeza otra vez al techo.

-Que confianza.- digo sarcástica levantandome y sentadome en el mismo lugar, imitaste mi acción.

-Sabes que lo digo jugando.- dijiste después de acomodarte, como odio que dudes de ti.

-En realidad si eres guapo.- dije sin pensar.

-Claro que no.

-Claro que sí, no seas terco.

Te quedaste callado y yo flexione mis piernas abrazandolas.

-Hace mucho frío.- digo para romper el silencio que de repente se empezaba a tornar un poco incómodo.

-Ah!- exclamaste buscando algo en tu mochila. -Toma mi suéter.- me extendiste tu suéter de rayas amarillas y rojas, lo tomé y me lo puse, lógicamente me queda gigantesco pero no se porqué sigo saliendo de casa sin abrigo sabiendo que soy tan friolenta, o tal vez era una excusa que creaba mi subconsciente para que me dieras el tuyo.

-Gracias.- agradezco después de sacar mi cabeza por el agujero del abrigo acomodando mi cabello. Tú también acomodaste algunos de mis cabellos y mientras lo hacías yo miraba tus ojos como si fueran la galaxia mas hermosa que jamás haya existido, bajaste tu mirada a mis ojos también y me sonreiste sin mostrar los dientes, yo hice lo mismo.

-Te queda mejor a ti que a mí.- dijiste casi en un susurro, la madrugada estaba tranquila y solo se podían escuchar los grillos y algunos autos que pasaban, me equivoqué, un sabado por la noche no era tan silencioso.

Pero el momento se vio interrumpido por el sonido de tu celular, lo tomaste, lo desbloqueaste, tecleaste algo y luego tu vista volvió a mí.

-Es Minyeong, me acaba de pedir que vaya por ella, está un poco ebria creo.- explicaste.

Te miré con un ceño suave, o espero que se haya visto así en realidad y asenti.

-Está bien, ve por ella. De todas formas ya se hacía la hora para ir a casa.- mentira, si fuera por mí estaría toda la madrugada, el día, toda la vida aquí contigo.

Nos levantamos y bajamos de la casa mientras hacías alguno que otro comentario gracioso y yo reía por ello, cuando nuestros pies tocaron la tierra tu paso empezó a hacerse un poco mas apurado.

-¿Quieres que te acompañe a tu casa?- preguntaste pero me negué.

-Anda con Minyeong, puede correr peligro.- era la verdad, estaba probablemente sola, ebria en algún lugar de Seúl un sabado a las 2 casi 3 de la mañana.

-Creo que está con unas amigas, puede esperar un poco.- dijiste sonriendo.

-Estoy bien.- insistí -Igual quiero despejar mi mente y que mejor que una caminata nocturna.- dije tratando de parecer positiva.

-¿Aclarar tu mente, estás bien?- preguntaste esta vez un poco preocupado acercándote a mí.

-Sí.- respondí con un tono de voz bajo debido a tu repentina cercanía que, claramente me ponía nerviosa.

-Bueno, no te insistiré más porqué sé como eres.- reí. -Pero sabes que cuentas conmigo y que siempre estaré para ti ok?- dijiste y mi corazón de repente se sentía feliz.

-Y tú conmigo siempre.- respondí y me abrazaste, casi siempre lo hacías, yo envolvi mis brazos en tu cintura, eres muy alto y yo muy pequeña asi que llego mas o menos un poco mas arriba de tu estomago, se sentía tan bien estar así, inhale todo tu aroma y sonreí con los ojos cerrados.

-Me avisas cuando llegues a casa.- dijiste rompiendo el abrazo.

-Tú igual.

-Adiós Hyesu.- agitabas tu mano mientras caminaba de espaldas. -Duerme bien.- empezaste a gritar y no sé porqué se me hacía gracioso. -Cuídado al volver a casa.- miraste a tus espaldas para no chocar contra nada.-Come bien.- hiciste un corazón con tus brazos por encima de tu cabeza, tan adorable como siempre-Aclara tu mente.

-Shh.- te dije con mi dedo encima de mis labios ya que estabas empezando a gritar muy fuerte. -Adiós.- dije agitando mi mano igual que tú, hasta que me di cuenta. -¡Mingi!- te llamé -Tu suéter.- recordé.

-No importa, me lo devuelves después!- gritaste.-o cuando sea.- completaste la frase, para este entonces yo ya estaba empezando a caminar también de espaldas. Solo grité un ok y me voltee para empezar a caminar.

Encendí mi celular, 2:53 a.m. 3 de diciembre de 2019. lo metí en mi bolsillo otra vez y me abracé a mi misma respirando hondo, el aire fresco se mezclaba con el perfume de Mingi gracias a su suéter.

Mi casa no quedaba tan lejos del pequeño y un poco apartado parque donde está la casa del árbol, pensándolo bien creo que tú caminaras mas para ir a recoger a Minyeong. No son novios, pero estas tan interesado en ella desde hace tanto que cuando tuviste la oportunidad de hablarle en la clase de matemáticas no la desaprovechaste, y es qué quién diablos lo haría? Minyeong es preciosa y todos lo saben, y tú eres guapo, guapísimo y cualquier chica querría estar contigo, inclusive yo pero a diferencia de ti, mejor amigo. Yo no soy tan valiente, no podría nunca decirte lo que siento, ni siquiera creo que podría tratar de sacar el tema a flote. Y hay veces en donde siento que los sentimientos son mutuos, creo que siempre pasa cuando te gusta alguien, pero por qué te gustaría? no soy ni la mitad de lo bonita e interesante que es Minyeong, tal vez es pura amabilidad pero ojalá lo supieras Mingi, lo mucho que me gustas...

Heather; Song Mingi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora