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Abro los ojos aún con el horrible dolor de cabeza.

Me asusto al verme acostado en una pequela cama amarrado de pies y manos, afortunadamente aún sigo vestido.

Observo desorientado a mi alrededor y noto que estoy en una habitación sin ventanas y todo esta limpio y ordenado.

El chirrido de la puerta llama mi atención haciéndome ver a esta, de donde entra el futuro rey vampiro.

Theo.

— Por fin despiertas, mi amor. —dice con una sonrisa, muy fea para mi gusto.

— ¿Por qué haces esto? —inquiero, en ese momento un horrible temblor mueve el suelo y escucho la risa cínica de Theo.

— Vaya, al parecer alguien está furioso. —avanza hasta mi y sube mi camisa dejando mi torso al descubierto.

— ¿Qué haces? —pregunto nervioso, ¿sabe de mi bebé?

— ¿Dónde está mi marca? —me ve con el ceño fruncido.

— ¿Tu marca? —pregunto confuso.

— ¿¡Dónde está!? —grita colérico.

— No se de que hablas. —respondo tranquilo, intentando hacer que él también se tranquilice, no sabe de mi embarazo y no me conviene que se enfade.

Lo veo caminar rápidamente hacia mi y muerde mi muñeca con mucha fuerza.

Grito debido al dolor, sintiendo mi sangre ser drenada.

Inmeditamente se separa de mi y comienza a vomitar en el suelo, al terminar se levanta y me ve con ojos furiosos.

— ¡Tu sangre sabe a semen! —grita fuera de si y me propina una gran bofetada.

Derek...

— ¡Stiles! —se escucha un desgarrador grito desde fuera.

Veo como por un instante Theo lleva su vista hacia mi vientre y luego sube su vista hacia mi.

No.

— Vaya, vaya. —sonríe de forma malévola—. Mira lo que tenemos aquí. —lleva su mano a mi vientre y me acaricia.

— Ni lo pienses. —me remuevo con fuerza.

— Sólo tengo que sacar ese engendro y poner el mío. —dice de forma escalofriante y camina hacia un cajón a su derecha y veo como saca un cuchillo.

— No... No lo hagas. —digo preso del terror.

Theo me ignora y se acerca cada vez más a mi vientre.

— Theo, no lo hagas. —digo ahora preso del pánico, matará a mi bebé—. ¡Theo, no! —grito al verlo alzar el cuchillo y dejarlo caer con fuerza con dirección a mi vientre.

Cierro mis ojos esperando sentir como se lleva la vida de mi bebé.

De mi tesoro.

Pero sorpresivamente ningún dolor llega a mi.

— ¿Pero qué? —al escuchar la voz sorprendida de Theo abro mis ojos y observo maravillado como una barrera de color negro protege mi vientre.

— Infeliz. —escupe con odio Theo.

En eso se escucha un gran ruido al otro lado de la puerta.

— Nos invitaste a tu boda, ¿acaso planeabas hacerlo allí? —pregunto furioso.

Y pensar que ansiaba poder asistir por fin a una boda, que iluso.

— No fui yo, fue mi padre. —responde.

Nuevamente se siente el temblor pero esta vez de forma violenta haciendo que me sacuda en la cama.

La puerta es abierta con brusqueda.

— ¡El rey viene! —chilla preso del pánico un chico blanco de cabellos castaño y ojos grises.

El rostro de Theo se desfigura debido al terror.

Idiota, eso debiste pensarlo mejor antes de raptar a su pareja embarazado.

— Si no puedes ser mío, no dejaré que seas de nadie más. —dice aún pálido y observo como el cuchillo que sostenía se hace más largo y un fuego de color azul lo cubre.

Siento un terrible dolor en mi pecho, horrorizado veo como mi sangre comienza a escurrir manchando mi camisa.

Poco a poco el cansancio comienza a vencerme y me es difícil respirar debido al dolor.

Mis ojos se llenan de lágrimas al pensar que nunca podré conocer a mi hijo.

Ya no podré sacarle una sonrisa a Liam.

Y sobre todo, ya no podría ver ni disfrutar de mi vida junto a Derek.

Siendo felices y ver juntos a nuestro bebé crecer.

— ¿¡Qué has hecho!? —escucho como grita colérico el chico—. ¡Nos has sentenciado a muerte a todos!

— Si no es mío, no será de nadie más. —responde—. Ni siquiera esa barrera podrá salvarlo.

Mi corazón se rompe aún más.

— Derek. —murmuro con la poca fuerza que me queda.

— Duerme por siempre. —dice Theo.

Puedo sentir una fuerza devastadora pasar por todo mi cuerpo antes de perder la consciencia.

Antes Me Rechazabas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora