Antes Me Rechazabas

8

De nuevo rechazado, ¿y ahora qué haré?

Salgo del castillo con la simple bata que estoy usando.

— ¿Por qué de nuevo? —sollozo fuertemente.

Llego a un bosque con los árboles grises y las hojas negras.

¿Qué hice para merecer esto?

Sigo caminando por el bosque hasta llegar a un barranco, es demasiado alto.

Me siento en la orilla y muevo mis pies.

Liam tiene razón.

Debo de dejar de sentir rencor.

No fue culpa de Theo, fue culpa mía.

Fui yo quien interrumpió en su vida, yo nunca debí haber sido un vampiro en primer lugar y conocerlo.

No sabíamos que yo en realidad, soy un demonio.

Tenía que rechazarme para no avergonzar a su familia y su sangre.

Si no hubiese sido por esa sirvienta.

Él no tuvo la culpa de nada...

Ni yo.

Ambos fuimos víctimas de un error que no debió pasar.

Además él se sentirá tan vacío y solo.

Pobre Theo.

Lo lamento.

Siento mi corazón liberarse.

Pero es muy tarde, ya me han rechazado.

Ahora ya no se a donde iré, no tengo a nadie, estoy solo.

Siempre he estado solo.

Miro mis manos y observo como las venas negras poco a poco se van desvaneciendo, dejando a su paso mi piel lechosa.

Ya no tengo nada por lo que vivir.

Me levanto decidido de la orilla, miro por un instante a lo profundo del barranco.

Terminemos con esto de una vez por todas.

Me coloco de espalda y cierro mis ojos.

Me dejo caer.

Siento el aire chocar por todo mi cuerpo.

Se siente bien.

Me siento liberado.

Y ahora, nada podrá hacerme daño.

De golpe dejo de sentir el aire que me rodeaba para pasar a sentir unos enormes y poderosos brazos sosteniéndome.

— Haz aprendido, pequeño. —esa potente voz, manda escalofríos por todo mi cuerpo.

— ¿Qué? —abro mis ojos y lo primero que veo es que estamos volando.

— Cuando desperté sentí como tu cuerpo desprendía odio y rencor, por eso me vi forzado a manchar tu piel, necesitaba que aprendieras a perdonar para limpiar tu corazón. —osea, que él había sido...

— ¿Cómo pudiste ser tan cruel? —lo observo con lágrimas en mis ojos.

— Lo siento mucho, lamento haberte tratado tan mal pero ahora que volviste a ser puro de corazón podrás estar conmigo, como debió de haber sido desde un principio.

•••

El rey me sienta en el sillón, lleva una de sus manos a mi rostro y acerca sus labios a mi mejilla derecha para darme un dulce beso.