Capítulo V

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Todo ocurrió a la vez tan rápido como en cámara lenta; fue ver la figura de Shisui frente a él, que su cuerpo colapsó de la propia impresión, transcurriendo para Deidara con lentitud, dándole tiempo de sobra para evitar que cayera al suelo.

—Itachi, ¿qué te pasa? ¿Estás bien? Respóndanme —pidió tomándolo en brazos.

—Pero ¿qué fue lo que le pasó? —formuló al aire Kurotsuchi, que no entendía a qué había venido ese desmayo, aunque sin preocupación absoluta.

Onoki pidió a una de las sirvientas que trajera un poco de algodón y alcohol para hacer que el ex Uchiha recobrase la consciencia. Deidara lo colocó con sumo cuidado sobre uno de los sofás, tomando el algodón empapado de alcohol que la muchacha le extendió, pasándolo lentamente por delante de la nariz de su esposo.

Con notables signos de molestia debido al fuerte olor, frunció el ceño y después entreabrió los ojos.

—Menos mal que reaccionas. ¿Cómo te encuentras?

Los oscuros ojos solamente tenían un propósito, y era corroborar si había sido real o espejismo producto de su imaginación.

Volvió a palidecer al cerciorarse que quién se encontraba frente a él era sin lugar a duda Shisui Uchiha, que lo miraba con rostro preocupado.

—¿Se... se encuentra bien, señor? —se atrevió a preguntar con formalidad, para evitar que alguno de los presentes sospechase la gran preocupación que sentía y la confianza hacia el esposo del invitado de su patrón.

Tomando el algodón entre sus dedos poniéndolo delante de su nariz, asintiendo sin parpadear una vez incorporado en el cómodo sofá.

—¿Seguro que estás bien? —insistió el rubio.

—Sí, sólo... no sé, me sentí mal por un instante, pero ya estoy bien.

—Si es que durante un tiempo no has estado alimentándote correctamente, normal que te sintieras débil —regañó con suavidad.

—Quizá será mejor que volvamos a la casa para que el señor Itachi descanse —propuso Yahiko, a lo que el Namikaze asintió.

—No quiero que por mi culpa se posponga nada, ya me encuentro bien, de verdad.

—Kagami, será mejor que pospongamos la cena para otra ocasión —habló Onoki a su empleado, quién asintió saliendo del lugar y dejando a los señores.

Para Kurotsuchi no pasó desapercibido que el capataz, antes de macharse de la casa, echó un último vistazo de preocupación a Itachi.

—Mañana si quieres se puede hacer la cena en mi casa —dijo Deidara cortésmente, aunque para él, si no se realizaba esa cena, mejor para él.

—Genial, así puedo ver a Izumi —comentó feliz Kurotsuchi.

—No sé qué le ves tener amistad con una sirvienta —tanto a la fémina como al resto de presentes, le molestó el comentario del viejo.

—Lo dicho, mañana te espero junto con tu capataz para cenar y terminar la conversación.

—Me parece perfecto, sólo espero que el desmayo de tu esposa no haya sido una excusa para evitar debatir conmigo mi propuesta de negocio, y mañana no nos salga con otra cosa diferente —soltó de forma despectiva, pero el rubio no quiso quedarse callado.

—Si mi esposo vuelve a sentirse indispuesto, no dudaré en volver a cancelar la cena. Buenas noches —tomó en brazos a Itachi, que ni ganas de protestar tenía, y fueron dirección al auto para volver a la casa.

Cage Of Love (Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora