Capítulo VI

152 15 3
                                    

Esa noche, se sentía extraño, ansioso y aterrado.

Deidara seguía durmiendo en la misma habitación, junto a él. En la oscuridad de la alcoba, alargó su brazo para observar mejor el reloj de la mesilla; las 11:17 de la noche. Tenía casi cuarenta y cinco minutos para reunirse con Shisui y escapar con él.

Se giró en la cama, y observó a Deidara dormir con completa tranquilidad, ajeno a todo el sinfín de pensamientos que rondaban por la cabeza de su marido.

Acarició con suavidad su rostro quitándole algunos mechones rubios de la cara.

—Lo siento... —susurró, levantándose con cuidado de no despertarlo de su profundo sueño.

Tratando de hacer el menor ruido posible, sacó de debajo de la cama la bolsa donde tenía apenas algunas pertenencias, y salió de la habitación cerrando despacio la puerta, evitando ser visto por algún empleado.

—Joven Itachi —el alma se le salió del cuerpo al escuchar su nombre y saberse descubierto—. No lo haga, por favor.

—Sasori, me has dado un susto de muerte —replicó al empleado—. ¿Qué estás haciendo a estas horas despierto?

—Lo mismo pueden pensar de usted si lo descubren. Sabía que lo haría, por eso lo esperé para que no lo haga.

—Está decidido, Sasori, me marcho con Shisui, así que no trates de detenerme —respondió con seguridad.

—¿Se marchará dejando aquí a su hermano? ¿A la suerte para que su madre lo venda al igual que hizo con usted?

—Me pondré en contacto con él contándole todo, y le pediré que me acompañe. Estás siendo demasiado metiche, no te metas en asuntos de tus patrones —respondió molesto, haciendo sentir mal al pelirrojo que siempre había estado junto al Uchiha.

—¿Nada le hará cambiar de opinión?

—Cuídate mucho, Sasori. Muchas gracias por todo —fue la respuesta de Itachi—. No te preocupes, le diré a Sasuke que apele por ti y no te quedes sin trabajo —revisó por última vez su reloj y abandonó la casa.

Mientras iba hasta la parte de atrás de la hacienda, no dejaba de mirar hacia atrás, con miedo a ser descubierto y con culpabilidad por irse de esa forma.

—¿Qué estás haciendo aquí a estas horas? —lo que nunca esperó, es que Yahiko lo encontrase—. ¿Y Deidara?

—Yo... —no sabía qué responderle, estaba claro que, con sólo verlo, el capataz de Deidara podía saber que se estaba escapando.

—No quiero ser brusco, pero Deidara no sólo es mi patrón, sino también mi amigo, así que no me dejas opción —sin más, tomó el brazo del de cabellos oscuros, llevándolo a la fuerza. Mientras caminaban, avisó a su patrón, que no tardó en salir de la cama y comprobar como su esposo no se encontraba a su lado y, efectivamente, estaba huyendo de la hacienda.

No tuvo otra elección, no pudo reunirse con Shisui y huir con él, ni si quiera pudo avisarle.

Deidara fue hasta ellos, y con más fuerza que la que ejerció Yahiko, lo metió dentro de la casa, llegando hasta la habitación que compartían.

—¿Por qué mierdas querías escaparte? ¿Es que aquí te falta algo? ¿Acaso te tratamos mal? —rugió con aparente enojo—. ¡Habla de una maldita vez! Deja de mirar al suelo todo el tiempo. Tengo derecho y exijo una explicación.

—Quería irme con él... —susurró, sin abandonar en ningún momento la mirada puesta en el suelo.

—¿Quién mierdas es él? —Itachi no respondió, lo que molestó e impacientó más al rubio, aunque también con su silencio comprendió, que el supuesto hombre del que estaba enamorado el ex Uchiha, estaba vivo y había estado en contacto con él—. Así que está vivo y has estado viéndote con él... en mi puta cara...

Cage Of Love (Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora