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El ruido provocado por el choque de dos copas hacia sonreír a los demonios que se encontraban en la habitación, llevaban algunos siglos casados y aún poseen uno que otros momentos románticos, claro que cuando se lo podían permitir.

Lilith llevaba puesto un vestido largo con un corte que llevaban hasta su cadera, el muslo que se encontraba descubierto era acariciado por la mano de su esposo Mephisto.

—¿De verdad crees que ella nos podrá ser útil?

—Claro que si, Tami dio su palabra, además nosotros la vamos a proteger, ¡Todos salimos ganando!

La rubia se acomodó mejor en las piernas de su marido, dejó su copa en la mesa que se encontraba enfrente de ellos. Una vez que la dejo allí, miró a los ojos a Mephisto, llevó sus dos manos hasta el rostro de él y se acerco un poco más para besarlo con delicadeza, hace tiempo que no podía disfrutar de un momento así con su marido y ahora deseaba disfrutarlo, no pensar en los demás.... Solo en ellos.

Con una sonrisa en su rostro le quitó la corbata a Mephisto y permitió que está cayera al piso. El demonio no dejaba de mirarla a los ojos con algo de diversión, a pesar de estar casados por muchos años jamás se iba aburrir de Lilith, con ella nunca se sabe lo que pasa por su cabeza y que clase de juegos se le iba a ocurrir para que ambos jugarán por toda la noche.

El celular de Mephisto comenzó a sonar, los ojos de su esposa brillaron con molestia, Mephisto podía ver en el fondo de ellos como el fuego se hacía cada vez más fuerte y se disculpó con ella para luego contestar el celular.

La mujer bufó molesta, se levantó de las piernas de Mephisto a pesar de que este intentó detenerla, pero ella fue mucho más rápida que él.

Lo que más deseaba Lilith en estos momentos era poder liberar su ira y frustración, odiaba a la maldita orden de la verdadera cruz por quitarle el tiempo con su marido, ¡Y aún no podía comprender del todo porque decidió unirse a ellos!

Tener que trabajar con humanos la colocaba de muy mal humor, pero confiaba en el juicio de su marido.... Y que podían usar a esa asquerosa orden para lograr el objetivo de ambos.... Y ella usaría a cualquier persona para lograrlo.

Incluso a su mejor amiga....

Pero claro que ella se encontraba de acuerdo con todo aquello y acepto el trato con una sonrisa en su rostro.

Deseaba poder volver a salir como antiguamente lo hacía, ser ella quien capturase las almas de los humanos, pero ella se encontraba aún más vigilada que Mephisto y eso la agobiaba demasiado.

Decidió salir a caminar un poco por el campus de la escuela, el frío de la noche probablemente la calmaría la furia interna. Un maullido hizo que detuviera su caminar, tuvo que esperar unos cuantos segundos para que el felino se subiera en su hombro.

-¿Cómo se han portado los hermanos Okumura, Kuro?

-Últimamente Rin y Yukio no están jugando mucho conmigo.

-Eso es malo, muy malo... Hablaré con ellos para que jueguen contigo.

El pequeño felino comenzó a dar pequeños saltos de alegría y a ronronear, le agradaba la idea de que uno de los Okumura jurará pronto con él.

Los ojos de Lilith fueron tapados, le costó algunos segundos adivinar de quién se trataba, pero no podría confundir el aroma, se lo sabía de memoria por todos los años que han estado cerca.

-Si hubiese sido otra persona ya estarías en el piso descuartizada Tami.

-Lo se, pero conmigo no vas hacer eso, después de todo me amas- bromeó la más alta.

Lilith rió suavemente por la dicho por su mejor amiga, si otra persona le hubiera dicho exactamente lo mismo, en cuestión de segundos su cuerpo estaría en el suelo descuartizado y dejaría que los demonios inferiores se alimentarán de su carne.... Pero con Tami era algo totalmente distinto, todos los años de amistad que ellas poseen, la confianza y el cariño.... Incluso de vez en cuando ellas se tratan como hermanas.

La rubia apartó las manos de su amiga con delicadeza, giro su cuerpo para poder verla cara a cara, podía apreciar claramente que ella deseaba salir para capturar alguna alma... Pero era demasiado pronto todavía, debían dejar que pasará más tiempo para que los exorcistas bajarán un poco más la guardia.

Bufó algo molesta la más alta, deseaba poder atrapar cuanto antes las almas ... Necesitaba recuperar la fuerza que había perdido tras devorar a su propia madre.

Pero no le quedaba más que obedecer, después de todo aquel matrimonio de demonios la estaba protegiendo.

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Durante las clases la peliplateada miraba en todo momento por la ventana, estar rodeada de tantos humanos la estresaba demasiado y aquel estrés aumentaba aún más teniendo a Okumura Rin sentado a su lado, ¿Acaso la vida estaba jugandole una broma de mal gusto?

Aquel chico no dejaba de mirarla de forma hostil, murmuraba de vez en cuando algunas cosas que él creía que ella no podría escucharlo, pero.... La inocencia de Rin en este caso si que era alta.

Tami iba hacer que un poco de electricidad pasará por el cuerpo de él, pero antes de que lo hiciera el profesor le llamó la atención por no prestar atención en clases y sobre todo por no responderle cuando lo estaba llamando.

Las mejillas del demonio se tiñeron ligeramente de rojo, no pensó que el profesor se daría cuenta de su comportamiento... Tomo el libro e intento ocultar un poco su vergüenza.

—Te pasa por idiota.

Tami no pudo evitar reír ante lo ocurrido, por lo cual también recibió un pequeño regaño.

Ahora los dos se encuentran castigados y tendrán que quedarse después de las clases, por lo cual llegarían tarde a la clase de Lilith.








Y llegar tarde a una de las clases de la rubia, nunca es recomendable.....

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Seductora amenaza.  [Rin Okumura x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora