—¡Vamos, Lane, tienes que hacerlo mucho mejor! ¡Eres débil! ¡Corre! ¡No sirves para esto! ¡Renuncia! —eso y otras cosas más me gritaba Piper mientras sostenía un silbato en su mano.
Era molesta. Maldita sea no quiero estar mas en este lugar junto con ella. Mientras termino de correr las cincuenta vueltas al enorme campo me dejo caer de rodillas en el césped, estaba cansada, sedienta. Y más pensaba que esto no era para mi. No lo era. Quizás Piper tenía razón y era débil.
¿Para que me servirá tener resistencia? Oh claro, si en un dado casi me persigue alguna manada enemiga. Había pasado casi toda la mañana soportando los gritos de Piper y lo duro de entrenar. Hice ochenta lagartijas y cien sentadillas. Estaba muerta.
—Carolina Lane, es hora de que empaques tus cosas y te vayas, este lugar no es para ti —me pasa diciendo Piper junto a otras chicas que se rieron de lo que dijo.
Solo porque estoy débil, solo por eso no las pongo en su lugar. Pero ya verán. Me puse de pie a cómo pude y caminé hacia la casa. Mis piernas temblaban un poco. Tenía mucha sed.
—¡Rafa! —escucho decir a Lina a lo lejos. Rafael vestía ropa de entrenamiento. Lina estaba casi igual a como vino, ya que ella se hizo la loca y no entrenó del todo. Y Piper ni siquiera le dijo nada a ella.
Lina abrazó a Rafael, él le medio sonrió y la medio abrazó. Eso me pareció raro.
Como sea, me adentré a la casa pero no noté a nadie. Eran como las doce del medio día y tenía hambre. Es decir, antes, cuando estaba en casa, no comía mucho que digamos, pero ahora... entrenando y desestresándome un poco, pensando en algo más que no sea el abandono de mi novio, me dio mucha hambre. Al final de todo, me hizo un poco bien venir aquí. Estoy volviendo a ser yo... supongo.Solo necesito a Kayler para estar completa.
Me dirigí por un pasillo largo y estrecho y llegué a ese lugar que estaba buscando. La cocina. Yo estaba sudada, se suponía que me bañaría y luego vendría a comer, pero no soporto el hambre. Sentí una punzada en el pecho en ese momento al pasarme la idea de que puede que tenga hambre de otra cosa y no de comida normal.
El número del desconocido no me volvió a llamar. Quizás solo era alguien haciéndome una broma cuando estaba en la universidad. Aún así, ese chico sabía lo que hacía. Y me arrepentía de eso.
—¿Quien eres tú? —la voz de una mujer me sacó de mis pensamientos. La miré en la nevera, sacando alguna especia de jugo verde.
—Ah... soy Carolina, llegué ayer... solo quiero algo de comer —me sentía como una intrusa mendigando la comida. Agh. Todo sea por el plan.
—Oh... Carolina —se sorprendió— Yo... ¿cómo es que estás aquí? ¿Ya lo viste? Fruncí el ceño.
—¿Ver a quien? ¿A Rafael? Ayer lo vi —puse mis labios en una sola línea.
—Entiendo —pareció recordar algo así que escondió una sonrisa. Qué extraño— Rafael me dijo que una chica no podía comer aquí afuera, su comida sería llevada a su habitación. Ahora entiendo que esa chica eres tú.
—¿Solo yo? —era comprensible.—Lo siento. Pero estás sudada, cariño, ve a ducharte y en unos minutos llevo tu comida. Anda, no te preocupes —casi me empujó hacia la salida.
—Yo... eh, está bien —asentí, yéndome. Qué señora tan rara, pensé.
Subí a mi habitación y me duché, relajándome más en el baño. Cuando salí me puse una camisa grande y unos calcetines. No planeaba salir en la tarde. O eso fue lo que dijo Rafael. Pero como yo soy Carolina Lane, no obedecía a Kayler Brown cuando recién lo conocí, menos voy a obedecerlo a él.
Después de un rato subieron mi comida, comí lo más que pude y espere un momento más. Eran casi las dos de la tarde. Me entretuve con otras cosas, mirando mi celular, incluso hablé con Anne por mensajes. Me disculpé por no llamarla. Cuando eran las cuatro y media salí sigilosamente hacia el pasillo. No se escuchaba nada... ni a nadie, así que caminé hasta llegar a las escaleras que dan al cuarto piso.
Mientras subía las escaleras volteaba a ver atrás para asegurarme de que nadie me hubiera visto. Cuando llego al cuarto piso es lo mismo. Un pasillo. Puertas con las habitaciones. La primera era el número 36. Pero al final del pasillo había otra escalera. Una más pequeña si, quizás la que da al ático. O eso creo. Caminé con cuidado por el pasillo, rezando porque no saliera alguien de una de estas habitaciones. Para mi suerte no salió nadie.
Subí las escaleras del ático hasta llegar. Como sospeché, era un ático. Habían muchas cosas viejas y llenas de polvo con telas de araña. Habían libros, espadas, esculturas de lobos. Habían muebles viejos. También habían algunos juguetes. Juguetes hechos de madera.
Llegué a una mesa en donde estaba una ventana, había unos papeles encima de la mesa así que tomé unos. Al parecer eran instrucciones sobre cómo sobrellevar la parte animal. Quizás había sido un libro pero arrancaron sus páginas.Leí algunas notas.
Creo que mi parte animal me controla.
Anoche salí pero no recuerdo que haya salido.
Anoche creo que comí algo... pero no recuerdo qué.
Tengo mucha hambre últimamente, hambre de algo más que comida normal. ¿Soy un monstruo?
No quiero ser un monstruo.
Me quedé estática ante lo que leía, ya que era justo lo que me estaba pasando a mi. Tomé las páginas que pude para terminarlas de leer en mi cuarto pero antes de darme la vuelta y salir de allí, mi mirada se fue a la ventana. Desde allí podía ver el otro campo que está prohibido para nosotros. O para mi. Habían hombres. Bastantes hombres. Hombres que se miraban con experiencias. Estaban los dos Rafael, son los únicos que pude notar. Pero de pronto miré a alguien que llegó frente a todos.
Sentí que el corazón se me detenía. Yo conocía esa silueta, yo conocía ese pelo negro despeinando, yo conocía ese caminado, yo conocía esos movimientos.
¡No puede ser!
Me volteé para salir corriendo pero algo pasó. Sentí como algo o alguien me golpeó fuertemente la cabeza que me hizo caer al piso inconsciente.
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Conviviendo con el lobo ✔️
WerewolfCOMPLETA✔️ Un año después de los incidentes ocurridos en Lewiston, Carolina Lane y Kayler Brown están listos para ir a la universidad, lejos de su pueblo. Pensando que lo malo había pasado empiezan a surgir nuevos problemas. Carolina no sabe control...