Parte 1

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Tres mil quinientos kilómetros... Es una cantidad muy pequeña diría cualquiera, tres mil quinientos kilómetros... Es lo que basta para separar a dos personas que pueden ser tal para cual y no saberlo, mientras tú estas ahí sentado viendo a tus alrededores buscando a una persona que sea el modelo que cumpla tus expectativas de una persona ideal, puede que a tres mil quinientos kilómetros de distancia este aquella persona que es el modelo exacto e incluso mejor de lo que buscas y tú ser para ella igual. Muchas personas tardan toda su vida buscando al "amor de su vida" e incluso se entregan a personas que creen que pueden serlo, terminando en arrepentimiento y mucho sufrimiento, no a todos nos toca igual.

Aunque a mí, sin darme cuenta conocí a una chica... Para nada mi tipo, es decir, era muy bonita y sin duda algo a lo que jamás podría aspirar a tener, pero pasaron cosas que no podía creer, ¡Ella y yo sin duda eramos almas gemelas! Nos dimos cuenta de cuántas cosas teníamos en común, desde las más normales hasta las más raras e incluso cosas que no solía contarle a nadie. Se sentía muy mágico el hecho de poder hablar cualquier cosa sin que se tornará repetitivo o aburrido, la verdad es que se llegaba a sentir raro tener tanto nivel de conexión con una persona, era demaciado perfecto y no quería agarrarle cariño a aquella desconocida.

Seguí hablando con ella y rápidamente esas conversaciones se convirtieron en llamadas y largas noches diciendo y haciendo locuras, siempre sin salir de esa delgada línea de amistad.

Ciertamente no estaba interesado o buscaba de una pareja pues nunca tuve suerte en el amor, así que prefería no hacerle caso a aquellas señales que a veces vemos o creemos ver, solamente la veía, y a pesar de ella ser muy hermosa solo me comportaba de forma amable a veces haciendo cumplidos y en algunas ocasiones sugiriendo canciones romanticas.

Por fin llegó el día que todo cambió, después de horas y horas de hablar de mil y un temas diferentes decidí hacerle una llamada, hablamos unos minutos y la conversación empezó a tomar otros aires, se sentía un poco diferente... La verdad es que era yo el que traía algunas palabras dentro y solo esperaba el momento correcto de decírselas sin miedo al fracaso, terminamos la llamada y aún no había podido decirle nada, pensé en no hacerlo para no arruinar todo lo bonito que ya se había construido en nuestra relación.

Tiempo después, recite algunas canciones para ella tratando de crear un ambiente romántico, me puse serio y sin pensarlo se lo dije...

"No sé cómo decir esto, la verdad es que me siento atraído por ti. Me encanta ese brillo en tus ojos, la forma de tus cachetes, tu sonrisa y tu cabello... Me haces sentir muy bien y solo quiero saber si no soy solo yo quien se siente así, solo déjame saber si no es así..."

3500 Km - Sin FronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora