Parte 3

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Después de muchos temas de conversación poco relevantes, llegamos a ese punto de la charla en el que ambos nos poníamos serios. Es como un pacto que ambos hicimos, nos pusimos de acuerdo en actuar con completa madurez cuando alguno de los dos así lo quisiera, no hay espacio para risas ni chistes ni nada, solo nosotros dos hablando con el corazón en la mano.

Empezamos a hablar sobre cosas más personales, hablo de las metas y sueño que tenemos, lo que le gusta hacer y lo que quiere estudiar... Me dijo muchas cosas, como su amor por la milicia y su inconveniente de estatura para poder entrar en ella, me comentó y me mostró algunas fotos de cuando era modelo de su localidad, en realidad si se veía muy hermosa... Ya para terminar me contó cuánto le gusta la cocina y que incluso hace un tiempo trabajaba en un hotel como chef. La verdad es que quede anonadado al darme cuenta de que ella tenía una vida más adulta que la mía, lo cual, al mismo tiempo demuestra su nivel de madurez, algo que sin duda me parece muy atractivo en ella.

Los días se empezaron a tornar un poco repetitivos, pues al menos así lo sentía yo, la verdad es que ella siempre me dijo que se lo pasaba de lo mejor conmigo, sin embargo yo seguía empeñado en probar cosas nuevas, pasaba horas y horas de estrés frente a mi computadora buscando aplicaciones, páginas web o juegos, cualquier cosa que nos pudiera hacer sentir que la distancia no era tan mala, por fin encontré algunas aplicaciones que cambiarían nuestras noches, ni siquiera era un juego bueno, solo era un juego en el que tendríamos que sobrevivir buscando comida y recogiendo recursos para construir nuestro hogar... Pasamos mucho tiempo acomodando todo para poder hablar mientras jugábamos y hasta que por fin, pudimos estar juntos de una forma un tanto diferente, ella se reía de mi por como se veía mi personaje y yo me reía de ella por no poder moverse bien pues si teléfono estaba fallando, fueron tiempos muy buenos, recuerdo que una vez la estaba atacando un oso y yo salí corriendo a rescatarla, mientras yo peleaba contra el oso y moría perdiendo todo lo que tenía ella solo grababa aquella pelea riéndose a carcajadas.

No mucho después el juego nos aburrió y volvimos a lo mismo. Charlas hasta el amanecer, ver series y películas siempre que pudiéramos, a veces ella se quedaba dormida y al darme cuenta, comenzaba a decirle muchas cosas cursis que no le diría normalmente, que me encantaban esos momentos en los que la escuchaba roncar aunque ella lo negara rotundamente al siguiente día.

Cada vez que se quedaba dormida primero que yo, me tomaba el tiempo de dedicarle las palabras que salieran de mi corazón, haciéndole saber lo que sentía y cuánto la apreciaba por aguantarme en esos días en los que ni yo mismo me aguanto.

"Siempre aquí 24/7"

3500 Km - Sin FronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora