♤ 𝐅𝐞𝐞𝐝𝐞𝐫𝐢𝐬𝐦𝐨 ♤ •Volkacio• +18

𝟶𝟸

-Siéntense todos por favor.-pidió la profesora.

Al ver que solo pocos alumnos le habían hecho caso alzó la voz.

-¡Pongan su maldito trasero en sus asientos o yo misma lo haré!.

Jack Conway casi dormido en su lugar, al oírla sonrió un poco, le agradaba mucho esa profesora.

-Gracias, bueno, es raro que en último año alumnos lleguen, sin embargo, hay dos nuevos estudiantes, pasen por favor.-dijo la profesora volteando a ver hacia la puerta que estaba abierta.

Volkov estaba sentado hasta atrás y digamos que no estaba siendo nada discreto al ver que probablemente su maestra esté hablando de su enamorado que aún no ha visto ni conocido.

Vió entrar a dos chicos, uno delgado pero cachetón, piel blanca y una pequeña sonrisa.

Atrás de él, oh por dios... ¿es acaso real?

Un chico con mejillas regordetas sonrojadas, casi no se notaban pero Volkov sabia perfectamente el cómo eran los brazos no tan gordos de ese chico, sus manos, eran grandes pero regordetas y estaba usando ropa holgada.

-Preséntense.-pidió la maestra.

-Hola, buenos días.-hizo una reverencia-Mi nombre es Gustabo Garcia, con B de Bombóm.

-Okey si, cállate tú, dejame escuchar a tu hermano o lo que sea.-susurró Volkov.

Pero Conway al estar sentado adelante de él, se río por escucharlo.

-Buenos días, mi nombre es Horacio Perez.-hizo una reverencia.

-Que hermoso nombre.-suspiró Volkov.

-Bien, hay algunos asientos desocupados, tomen los que quieran.-les dijo la profesora.

-¡¡Horacio Perez, siéntante aquí!!-gritó Volkov.

Volkov al ver que tenía la oportunidad de que podían sentarse donde sea, empujó a Leonidas de su asiento, el cual estaba sentado al lado de él.

-Oye, muéstrame respeto.-le dijo el chico tirado en el piso.

-Cállate y toma otro asiento.-dijo Volkov susurrando.

Horacio al escuchar al chico gritarle, se sonrojó un poco de mucho, puso su cabeza baja y volteó a ver a su amigo.

-¿Puedo sentarme aquí?-le habló Gustabo al chico que estaba dormido.

-Haz lo que quieras.-dijo el chico sin levantar su cabeza.

Bueno, al menos estaría adelante de él.

Horacio tomó asiento donde el chico le había indicado.

-Gracias.-susurró Horacio ya estando sentado.

-No es nada.-habló Volkov.

"Es tan lindo, se ve tan abrazable, quiero abrazarlo, lo abrazaré. No, no lo abrazaré, aún no. Se asustará y no estará aquí. Solo lo estaré viendo; ah...sus mejillas son tan lindas".

-¿Puedo tomar tus manos?-dijo Volkov.

-¿M-mis...mis manos?-dijo Horacio tomando su mano izquierda con la otra.-Amm, ¿por qué quieres agarrar mis manos?

-Se ven suaves y...

-Volkov, cállate, no lo asustes y ponte a escribir lo que la profesora está poniendo en el pizzarón.-habló su compañera Michelle

Volkov hizo un puchero y abrió su cuaderno y tomó la pluma para hacer los apuntes.

Horacio estaba muy nervioso y un poco sorprendido por lo que le había pedido el chico de voz hermosa que estaba a su lado.

Porque Horacio no lo habia visto a la cara, pero de reojo puede ver que está usando unos pantalones deportivos negros y una camisa larga algo holgada igual color negro.

Pasaron diez minutos y aún seguían escribiendo la segunda parte del apunte.

Horacio llevó su mano izquierda a la mesa de el chico que estaba a su lado, ¿Volkov? Ni siquiera lo recuerda.

Volkov al ver una mano regordeta en su mesa, sonrió mucho y volteó a ver a Horacio.

-Solo...no me lastimes, por favor.-habló bajo Horacio un tanto tímido.

-No lo haré, lo prometo.

-¡Jack Conway! Despierta.-Gritó la profesora.

-Agh.-y por primera vez, Gustabo vió al chico.

"Mierda, ¿es un ángel acaso?"

-¿Soy o me parezco?-dijo Conway mirando de reojo al chico que estaba a su lado.

-Oh, no, no. Lo siento.-dijo Gustabo asustado volviendo a escribir.

Mientras tanto, Volkov estaba acariciando delicadamente las manos de Horacio, se había enamorado de sus manos suaves.

Horacio al sentir las caricias de el chico, se sentía maravillado, era la primera vez que alguien además de Gustabo y su madre lo trataran como una flor delicada.