6. MY SUNFLOWER...

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MY SUNFLOWER

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MY SUNFLOWER...

A los segundos de que Dobby desapareciera de habitación, entra Dumbledore a la enfermería junto a la profesora Mcgonagall, ambos sujetando lo que pareciera una estatua. Juntos, la dejaron sobre una cama.

—Traiga a Madam Pomfrey— susurro Dumbledore y la profesora Mcgonagall desapareció a toda prisa más allá del pie de la cama de Harry. Este permaneció inmóvil haciéndose el dormido. Escucho voces apremiantes y la profesora Mcgonagall volvió a aparecer, seguida de cerco por Madam Pomfrey, que se estaba poniendo un sweeter sobre su camisón de dormir.

—¿Que ha ocurrido?— le pregunta Madam Pomfrey a Dumbledore en un susurro, inclinándose sobre la estatua.

—Otro ataque, Minerva lo ha encontrado en las escaleras

—Tenia a su lado un racimo de uvas—dijo la profesora Mcgonagall— Suponemos que intentaba llegar hasta
aquí para hacerle a Potter una visita.

Apenas termina la oración la profesora Mcgonagall, la puerta de la enfermería de abre de golpe haciendo un sonido tan fuerte que sonó un eco en toda la habitación. Los profesores y la enfermera se dan media vuelta encontrándose con el profesor Snape, quien carga con lo que parece otra estatua.

—Encontre otra víctima profesor Dumbledore— arrastra las palabras Snape mientras apoya el cuerpo que se encontraba en sus brazos en la cama  justo al costado derecho de Harry.

—¡Por Merlin!— exclama Minerva— El señor Blythe— murmura la profesora mientras se acerca a su alumno y acaricia su cara ahora petrificada.

En ese instante, Harry sintió que su corazón dejaba de latir y empezaba a latir aceleradamente, su respiración se entrecortó y lágrimas empezaron a caer silenciosamente de sus ojos. El azabache necesitaba gritar y tirarse sobre la camilla dónde su girasol se encontraba petrificado.

—¿Dónde lo encontraste Severus? —cuestiona Dumbledore de manera suave.

—En el baño del tercer piso, se ve que no comió la cena, ya que una amiga de el me preguntó si sabía de su paradero y junto a los prefectos de su casa lo buscamos por todo el castillo. Estaba frente al espejo con la canilla abierta, seguro lavandose la cara— termina de relatar el profesor Snape.

Un sentimiento de culpa cayó inmediatamente sobre Harry, es culpable de que Elio se encuentre ahí. Todo por culpa de ser un idiota que no controla su enojo y un orgulloso que pretende que los demás pidan disculpas por algo que no es culpa suya.

La vista de Madam Pomfrey se dirige hacia Colin tratando de sacar la cámara que se encontraba entre sus manos.

—¿Cree que pudo sacarle una foto al atacante? —cuestiona Mcgonagall.

Dumbledore no respondió. Abrió la parte de atrás de la cámara.
Un chorro de vapor salió de la cámara desprendiendo un olor agrio de plástico quemado.

—Derretido— dijo asombrada la enfermera— todo derretido.

—¿Que significa todo esto Albus?— le pregunta Snape al director.

—Significa que es verdad que han abierto de nuevo la Camara Secreta.

Madame Pomfrey se llevó una mano a la boca. La profesora Mcgonagall miro a Dumbledore fijamente.

—Pero, Albus... seguramente... ¿quien...?

—La cuestión no es quien, Minerva, sino como— le responde Albus.

A los minutos los adultos abandonan la enfermería dejando a un Harry destrozado, con lágrimas recorriendo por todo su rostro.
Se paró de la camilla rápidamente  y camino hacia donde se encontraba Elio petrificado.
Ahogo un grito al ver la cara del chico, sus ojos se encontraban más hinchados de lo normal, un signo que demuestra que él estaba llorando momentos antes de ser petrificado.
Harry acaricio todo el rostro de su amigo, mientras más lágrimas salían de sus ojos. Pequeños gritos inaudibles salían de su garganta mientras trataba de componerse, pero se le era imposible, mientras más veía al Ravenclaw más ganas de llorar, gritar y romper todo lo que se encuentre a su alrededor le llegaban.

—Perdoname Elio, por favor perdóname girasol. Sabes que no quiero hacerte sentir mal, pero me es muy difícil dejar de ser un idiota, mi girasol.
Te prometo Elio que cueste lo que me cueste, voy a sacarte de este estado y voy a hacer lo imposible para merecer tu perdón.— al terminar, le da un beso en la frente a Elio y se vuelve a su cama para tratar de dormir.

⎯⎯ 🌻 ⎯⎯

A la mañana siguiente Ron y Hermione discutían con la Señora Pomfrey para poder visitar a su amigo. Sus voces despertaron a Harry de su terrible pesadilla sobre Voldemort torturando y asesinando a Elio.
El niño se seco el sudor de su rostro con la sábana de su camilla y se sentó en indio para poder comer su desayuno que estaba en la mesita a su izquierda. Trato de no mirar hacia su derecha, pero su consiente lo traiciona y termina dando ojeadas al cuerpo petrificado de Blythe.

Los "murmullos" de sus amigos desaparecieron con la entrada de ellos a la enfermería. Cuando ambos observaron la cama que se encontraba a la derecha de Harry, no podían creer lo que sus ojos estaban viendo.

La primera en reaccionar fue Hermione, que al ver a su amigo en ese estado rompió en llanto y se acercó a su camilla y lamento no haberlo seguido ayer cuando el y Harry pelearon. Su rostro moreno se transformó en rojo empapado por lágrimas y mocos que salían sin control. Se sentó en la silla que se encontraba entre las camas de sus amigos y sostuvo la mano petrificada de Elio.

Ron aún se encontraba en shock, sus ojos estaban húmedos y varias lágrimas silenciosas salían de sus ojos. Se acercó a Elio y acaricio su cabello. Se sentó al lado de Hermione y la abrazo tratando de consolarla al verla tan rota. El pelirrojo quería llorar y gritar al ver a su amigo en ese estado, pero prefirió ser el fuerte en ese instante, ya que no solamente Hermione lo necesitaba, Harry también y conociendolo a Harry sabía que haría lo imposible para devolver a Elio a su estado natural.

La puerta de la enfermería fue abierta de par a par por una rubia mujer, que su rostro se encontraba en una pelea entre la tristeza, angustia y enojo.
Mérida se acerca a la camilla de su hijo y rompe en llanto al verlo en ese estado.
El trío de amigos no sabía que hacer, no sabían si dejar a la madre de su amigo sola junto al cuerpo petrificado de su amigo o acercarse a ella y darle su apoyo. Harry decidió la última y se acercó a paso lento hacía Mérida y la abrazo fuertemente. La mujer apretó al niño contra ella y daba besos en su cabello mientras las lágrimas caían de sus ojos como cascadas.

sunflower// Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora