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B-DAY PART 1
El ruido del tren me hizo sobresaltar de la cama, veo el reloj que se encuentra en la pared que marca las 06:26 de la mañana. Maldigo internamente al tren en los únicos dos idiomas que se y me doy la vuelta para abrazar la espalda de Harry. Oculto mi rostro en su espalda y trato de seguir durmiendo. Habré dormitado unos minutos cuando el ruido del tren me volvió a sobresaltar. Harry sigue durmiendo, si no fuera porque siento su espalda moverse al compás de su respiración, pensaría que está muerto.
Me quedé así lo que resto de la mañana hasta que Harry se despertó porque necesitaba ir al baño. Cuando volvió se acostó de nuevo pero está vez mirándome a mi.
—Te despertó el tren, ¿no?
—Si, desde las seis que estoy tratando de dormir— lloriquie un poco. El se rió y me dió un beso en la frente.
—¿Vamos a desayunar? Tengo hambre— pregunto el Gryffindor mientras se sentaba en la cama.
—Me cambio y vamos— y con toda la confianza del mundo busco un sweater de su baúl, lo pongo arriba de su cama y me quito el pijama con sus ojos puestos en mí. De reojo lo puedo observar mirándome con sus mejillas coloradas y sus ojos sin apartarse de mi pecho. Sonrió de lado y me pongo primero los pantalones que había dejado ayer sobre el escritorio y después de la manera más lenta posible me pongo su sweater.
—¿Vamos?— le pregunto inocentemente.
—Mjm— le costó unos segundos contestarme, se levantó de golpe de la cama y salimos de su habitación.
El resto del día nos la pasamos haciendo un poco de turismo y tomando helados gratis. Al llegar la noche, le mandé una carta a Hermione para avisarle que estábamos aquí a la vez que Harry hacía lo mismo pero se lo enviaba a la familia Weasley. Cuando terminamos de cenar, que por cierto fue una hamburguesa de Mcdonald's, fui a mi cuarto a bañarme y a preparar el outfit de mañana que iba a ser el cumpleaños de Harry. Ya tenía todo fríamente calculado para mañana, espero que el destino esté de mi lado y no se vaya todo a la mierda.
Llegue a la pieza de Harry con mi ropa, la apoye en su escritorio y me acosté—tire— encima de el. Harry se quejo un poco pero después me abrazo. Mi cabeza quedaba justo en su cuello y aproveché para molestarlo un poquito. Dejaba mordidas fuertes ahí mientras el solo se quejaba, pero nunca hizo un movimiento para sacarme encima suyo o que lo deje de morder.
Apoye mis antebrazos en la cama y lo mire al rostro, estaba ardiendo. Todo su cuello todo baboseado y mordido por mi. El no parecía disgustado por eso, entonces volví a hacer lo mismo pero está vez solo eran besos en todo su cuello y mandíbula. El se rió porque empecé a chupar sus dos mejillas y como consecuencia el empezó a hacerme cosquillas. Me volví a separar de él y mire el reloj, eran las 00:03. Deje un último beso en su mandíbula y acerque nuestros rostros.
—Feliz cumpleaños Hazz— y con eso separe el poco espacio que había entre nosotros y junte nuestros labios en un beso de unos segundos. Los ojos de Harry se abrieron su rostro quedó más rojo que un tomate.
—Buenas noches león, que mañana nos espera un largo dia— me burle de el. Su rostro seguía muy cerca a mi haciendo que nuestras respiraciones se mezclen entre si.
Me separé de él y me día la vuelta acostandome de mi lado de la cama. Harry seguía sentado en la cama, estuvo así unos segundos más hasta que reaccionó y se acostó junto a mi abrazando mi cintura con su brazo izquierdo.
Sentí como un suspiro salió de sus labios y apoyo su rostro en mi nuca, beso está y se volvió a acurrucar quedando aún más pegado a mi cuerpo. Sus piernas se metieron entre las mías y su respiración comenzó a ser más pausada dando a entender que ya se durmió.
Me desperté a las 9. Con toda la delicadeza trate de salir de los brazos de Harry para que el siga durmiendo en lo que yo preparo lo que iba a ser nuestro día juntos. Bajo hasta el comedor y agarró todo lo que iba a ser nuestro desayuno, saludo a Tom— el conserje que muy amablemente me ayudó a trasladar la comida—
Dejamos la comida en la mesa de luz y le di propina a Tom mientras le agradecía por su ayuda. Tome en mis brazos al gato que se encontraba mirando fijamente la ventana mirando una araña que estaba del otro lado del cristal (por suerte) y se lo lance en la cara a Harry. El se exaltó y casi lanza a mi hijo contra la pared. Deja a Hércules en el suelo y aprovecho para lanzarme yo está vez. Harry actuó rápido y le tomo en sus brazos y se volvió a acostar en la cama conmigo encima.
—Feliz cumple rayito— digo sobre su cuello para después dejar un beso en este. —Gracias girasol. —Se que quieres seguir acostado pero tengo todo planeado para hoy y no nos vamos a saltar nada, ¿Okey?
Me separé de su cuello al escucharlo quejarse en voz alta, trato de darse la vuelta para continuar durmiendo, pero falló cuando hice fuerza con mi peso sobre el para que no se mueva. Pero al ver que no podía me hizo cosquillas, él aprovecho que me estaba moviendo muchi y se acomodo para volver a dormirse.
—Bueno, cómo veo que no querés desayunar conmigo, voy a ir a desayunar con el chico lindo que estaba abajo— dije mientras me levantaba de la cama y agarraba una de las bandejas con la comida.
—¡NO!— Grita a la vez que se levantaba de la cama.— no vas a ir a desayunar con nadie, vas a desayunar conmigo.
Termina de decir eso y me hace sentarme sobre su regazo mirándolo a el y pone la bandeja en mis piernas.
—Ahora alimentame— abre la boca para que le dé de comer.
—¿Soy tu elfo ahora?
—No, pero es mi cumpleaños y si yo digo que me alimentes, me alimentas y si yo digo Elio haceme mimos, Elio me tiene que hacer mimos. Fácil.
—Mas te vale que cuando sea el mío ni se te ocurra quejarte Potter.
Le di un pedazo de tarta de melaza en la boca y cuando terminó de tragar me sonrió. Mi corazón explotó de ternura. Su cabello estaba desordenado, los lentos más abajo de lo debido, el pijama mal acomodado y su cara de dormido estaba teniendo un efecto tan fuerte en mi que no sabía cómo expresarlo. Entonces tome con mis manos su rostro y lo apreté.
—¿Cómo podés ser tan lindo? te quiero comer a besos—dije utilizando la voz que solo uso con mi gato y ahora se le suma James.
Sus mejillas adquirieron un color carmesí muy fuerte. Sus ojos seguían mirando fijamente los míos y sus manos pasaron de estar apoyadas en la cama a estar en mi cadera.
