Una historia donde Kōrai se pone la meta de crecer diez centímetros para alcanzar la altura de su crush y así tener el valor de confesarse.
N/A: El bb necesita amor, no encuentro ninguna historia de mi paloma:(
❏Hoshiumi Kōrai x reader
❏Basada en do...
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Dos semanas habían pasado desde aquella vergonzosa situación donde se había quedado sin palabras y no había podido decir nada, siendo así ignorado después por toda la clase e incluso la misma chica ya que la profesora a cargo llegó y lo mandó a su propia aula.
Hoy sería su revancha.
¡Hoy iba con un plan!
— Saluda, pregúntale cómo va su día y después lo más importante... — Apretó los puños con fuerza. — Invítala a almorzar al patio.
Después de repasar su plan por décima vez se dirigió a la entrada de su preparatoria dispuesto a esperar a la chica, como premeditó ella llegó antes que su odiosa amiga.
Exactamente a las 12:40.
— ¡T/a-san! — La saludó mientras elevaba una mano así llamando su atención.
La fémina despegó la mirada de su celular y lo guardó mientras se acercaba al albino que cada vez pasaba más saliva al sentir como ella se hacía más grande con cada paso.
Odiaba no haber crecido ni un milímetro en lo que llevaban de año.
— Hoshiumi-san, buen día. — Saludó ella con una suave sonrisa.
Dios... Esa sonrisa iluminó hasta su alma, sin duda alguna fue una gran forma de empezar su día.
— Buen día ¿Cómo estás?
¡Boom! Llevaba dos pasos de una ¡Era el mejor!
— Con algo de sueño. — Soltó una suave risa un poco avergonzada mientras ponía su mano detrás de su nuca. — ¿Y tú?
— Hermosa risa... — Susurró inconscientemente y la contraria sintió sus mejillas un poco rojas. — ¡D-Digo! ¡Y-Y-Yo! — Rápidamente tosió e intentó calmarse. — ¿Te gustaría almorzar conmigo? — Preguntó con una mirada seria y decidida mientras la miraba fijamente hacia arriba.
La fémina tenía que mirar hacia abajo para verlo, pero aún así se sentía algo presionada por su potente mirada, no se creía capaz de negarse, sentía como si sus ojos dijeran "no tienes opción".
— C-Claro ¿Por qué no? — Accedió después de unos segundos de tensión entre miradas.
Una gran sonrisa se expandió en el rostro del albino y sus mejillas se sonrojaron levemente por la emoción reciente.
— ¡Te iré a buscar en el descanso!
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— ¡Claro que puedo rematar! — Bufó un ofendido Kōrai al oír la pregunta de la fémina.
— ¿En verdad...? Es que eres algo bajo. — Admitió mientras comía un poco de su bentō.
Hoshiumi por un momento la miró mal, pero después tomó aire y saltó lo más alto que podía así sorprendiendo a la chica a tal nivel que se le cayeron sus palillos.
¡Ese sujeto no era normal!
— ¿Y? ¿Te impresioné? ¡Vamos, admítelo! Fui genial ¿No? — Sonrió ansioso, esperando halagos de su parte.
— Eso... Fue sorprendente. — Admitió así logrando que el albino se sentara a su lado aliviado.
Amaba los halagos, pero los de ella aún más.
— Aún así ¿No es agotador? — Preguntó T/n. — Tengo un amigo que es el as de su equipo y es muy hiperactivo... O bipolar. — Admitió con un suspiro. — Pero en realidad siempre que termina un partido parece intacto, no demuestra cansancio.
Al oír eso el más bajo frunció el ceño y se cruzó de brazos, debía admitir que le causaba algo de molestia oír eso.
¡Él era mucho mejor que cualquier amigo suyo!
— ¡No me canso! ¡Yo soy un pequeño gigante! — Presumió rápidamente y ella le miró con curiosidad.
— Pequeño gigante... Suena genial. — Sonrió con los ojos cerrados y Hoshiumi se sintió realizado. — Oh, recién me di cuenta ¿No tienes hambre, Hoshiumi-san? — Le miró con preocupación.
— ¿Eh? Sí, pero se me olvidó mi almuerzo. — Admitió con una sonrisa algo avergonzada.
Se le olvidó porque estaba muy centrado repasando su plan.
— En ese caso, puedes comer del mío... Lo hice yo, por lo que puede que no sea lo mejor, pero...
El albino rápidamente aceptó y comió un poco de su bentō quedando maravillado a los segundos.
— ¡Cocinas de maravilla! — Alagó mientras comía un poco más y ella se sonrojaba.
— G-Gracias... Si quieres puedo hacerte uno mañana. — Ofreció en un susurro y Kōrai le miró con ilusión en los ojos.
Sería como si ella fuera su esposa y le cocinara para el trabajo...
— ¡Te lo encargo, por favor!
— D-Déjamelo a mí. — Sonrió algo tímida y el contrario le miró maravillado.
Fue un excelente día.
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