Pero qué tristeza, cuánta magnética angustia se siente ya en el aire y cubre todas cosas... Los seres sencillamente se hacen daño, siempre llegan pronto las heridas. ¿Amar, no amar? Qué vértigo inagotable... Nunca somos dos por mucho tiempo. ¡Basta con querer serlo para siempre! Los otros, la moral, ese hogar preconcebido que nada destruye, salvo la propia voluntad... ¿Será que con eso basta? No lo sabemos, pero seguimos.