Sus piernas antrelazadas alrededor de mi cintura, aferrándose fuertemente a mi ser, mientras jugueteamos al ritmo de las olas del inmenso mar.
Sus uñas clavadas en mi espalda intentando rasgar hasta lo profundo mi alma, buscando aunque sea un resquicio del amor que a gritos pedía que le entregase.
Pero al final de la noche sus ojos se entristesieron al darce cuenta que haci me partiese a la mitad no encontraria sentimiento alguno, por que todos los había perdido
Mientras ella luchaba por mantenerse serena, su corazón se hacía mil pedazo al verme salir sin siquiera despedirme. Y es que para mí solo era una noche más en un motel.