Algún tiempo atrás me pediste, querido hermano que te contará sobre las historias fantásticas que tenga la oportunidad de escuchar en mis andanzas, lee pues atentamente lo que te contaré.
En una ocasión atravesé las aguas del mar, llegando a Puerto Rico, hermosa ínsula donde su gente es muy hospitalaria, sus playas son cálidas y llenas de guapas turistas que se broncean al sol. Pero aquí viene lo que te interesa. Internándose tierra adentro percibí cierta excitación entre los isleños, el caso es que en los últimos días los animales amanecían muertos de una manera extraña, ya sean gallinas, vacas o cabras. Los cuerpos se mostraban completamente secos, como si la sangre hubiese sido extraída por una bomba de succión, a algunos les faltaba la oreja, la lengua o el órgano reproductor. Los hacendados para prevenir más muertes encerraron sus bestias en jaulas de gruesa madera, pero al día siguiente yacían muertos y secos, la cosa que los atacó rompió las rejas, lo que demostraba su descomunal fuerza. La gente le tenia miedo, pese a que ningún humano fue atacado.
Cierto día que pasaba por un pueblo entré a una cantina para refrescarme con una cerveza; en una esquina unos hombres bebían licor de caña de azúcar y a la vez comentaban sobre este enigmático ser que ya lo llamaban «chupacabras», me senté en la mesa vecina, uno de ellos notó que su charla me interesaba y me invito a departir su bebida dulce y fuertemente alcoholizada. El más viejo de ellos comenzó a narrar: «Esto me contó mi abuelo que también lo escuchó de su abuelo; hace mucho tiempo uno de mis antepasados montaba por estos lares y ya anocheciendo tropezó con un personaje raro que se puso a caminar junto a el, este era alto y no llevaba ropa alguna, estaba totalmente cubierto por una pelambrera color café oscuro, iba con la cabeza gacha y no podía versele el rostro, entonces mi tatarabuelo armándose de coraje le preguntó quien era y que hacia por esos rumbos, a lo que este ser con una voz profunda y lastimera contestó que era un maldito de Dios, porque había derramado la sangre inocente de su hermano por ambición y por eso debía vagar errante ocultándose entre las sombras de la noche, matando animales y bebiendo su sangre; buscando vana y angustiosamente la muerte, pero por causa de la maldición nada ni nadie podía matarlo, entonces la mula se encabritó, mi tatarabuelo aterrorizado la espoleó huyendo al galope de tan tétrico ente. Había caído la noche y trémulo aun comprendió que se había encontrado con el maldito Caín...»
Ya vez, querido hermano las historias que se cuentan por estas tierras...
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El sarcófago y otros cuentos de ficción y de terror
General FictionCuentos de ficción y de terror. África, vampiros, fantasía, hombres lobo, Medio Oriente, Islam. Cada história será única y diferente. Portada creada por @anonimosuperacion