New Orleans no era lo que se suponía que creían la gente de fuera. Había leyendas del pasado del pueblo, cuentos de brujas y vampiros, pero sólo eran eso... O al menos eso era lo que creían la gente de fuera.
La ciudad estaba en una situación de guerra y la gente de allí estaba dividida en cuatro bandos. El primero era el de las brujas, el cual actualmente estaba siendo liderado por una de las brujas más antiguas y poderosas de todo el mundo, conocida como Celeste.
El segundo grupo era el de los humanos, quienes estaban en contra de los ideales de las brujas y habían decidido aliarse a otro de los bandos, gracias a su líder, el sacerdote del pueblo y su "amistad" con el líder de la otra facción.
El tercer grupo era el más dañado. Lo formaban los hombres lobo y estos mismos habían sido erradicados en su gran mayoría, puesto que el único clan que había sobrevivido estaba bajo el influyo de Celeste, quien les había otorgado una maldición que impedía que se convirtieran en humanos hasta que saliera la Luna llena.
Y por último, estaba el grupo de los vampiros, quienes habían sido los reyes de la ciudad, o al menos eso es lo que creían, hasta que Celeste y el aquelarre de brujas lanzaron el ataque contra ellos. Sus líderes eran Marcel Gerard y el poderoso híbrido original, Niklaus Mikaelson que había sido llevado a aquella guerra después de enterarse de que las brujas habían secuestrado a una loba llamada Hayley Marshall y le habían amenazado con matarla a ella y al bebé que portaba en su interior.
La lucha ahora mismo había llegado a un punto gélido puesto que las brujas habían conseguido completar el ritual de la "Cosecha" tras haber sacrificado a cuatro de sus brujas, logrando que brujos y brujas ancestros del pasado volviesen a la vida para aquella guerra que se avecinaría por el liderato de New Orleans.
Actualmente los vampiros estaban tratando de idear un plan con el que detener a esos brujos ancestrales en la fortaleza Mikaelson.
–Solo tengo que agarrar la daga, ir hacia uno de ellos y clavarsela. La pregunta que me hago es... En el cráneo o en el corazón?–Se preguntaría molesto el híbrido original.
–Niklaus, moderate. Este no es el momento de planear una matanza.
–Querido hermano, siempre le tienes que quitar lo divertido a mis castigos y torturas.–Le respondería Klaus algo ofendido.
–Elijah tiene razón, idiota. Solo un loco iría a por un aquelarre de brujas furiosas para tratar de matar a su líder con una simple daga que pueden hechizar con facilidad.–Diría Rebekah cruzada de brazos.
–Gracias, hermanita por apoyarme tanto.–Soltaría Klaus con ironía.–Veo que al menos a alguien le preocupa mi vida.
–Oh, por favor. Tú me das igual, pero no quiero que esas locas vengan a por los demás que no tengamos la culpa de tus maquinaciones.
–Por que siempre que llego hay alguien discutiendo y queriéndose matar?–Diría una joven bruja de cabello castaño ondulado, quien vestía una chaqueta de cuero negra, unos pantalones vaqueros y unas botas negras.
–Oh, pero si es nuestra brujita infiltrada. Vienes a recibir órdenes?–Preguntaría Marcel cruzado de brazos.
–Por lo menos yo recibo órdenes de forma decente y no me tuve que acobardar para que Klaus me quitara el puesto de líder.–Le contestó la chica.
–Eres una bruja, por que deberíamos fiarnos de ti?
En ese momento, la cabeza de Marcel comenzó a sufrir grandes dolores de cabeza, lo cual ocasionaron que el vampiro de piel oscura tuviese que llevarse las manos a ella y acabaría de rodillas en el suelo, quejándose de dolor.