Aquella mañana se levantó entre sudores fríos y gemidos de puro terror. Abría los ojos una y otra vez, en un intento de conseguir situarse en el lugar en el que estaba: la habitación de invitados de la casa de los Stotch.
Lentamente, se incorporó y miró a su alrededor, despertándose poco a poco. O intentándolo.
Bostezó y se llevó una mano a la boca, mientras ponía sus pies en el frío suelo del cuarto. Había sido la noche más calurosa de toda su vida; ni siquiera en la ciudad hacía tal bochornoso calor como el que hacía en South Park.
Cogió su móvil, que descansaba sobre la mesilla de noche y miró la hora: las seis de la mañana. Rechinó los dientes y se dejó caer a la cama de golpe, gruñendo molesto. Nunca se levantaba tan temprano y, menos aún, si era de vacaciones.
Suspiró.
Estuvo un rato tumbado sobre la cama, con la mirada perdida en el techo, hasta que sus tripas empezaron a rugir. Kyle hizo un mohín de cansancio y se levantó de la cómoda cama, saliendo de la habitación.
Al encontrarse con el pasillo de la casa Stotch, se preguntó dónde estaría la cocina. Se encogió de hombros y decidió perderse por la mansión, en busca de la cocina.
Tardó alrededor de tres minutos en encontrar la cocina y, cuando entró en ella, abrió la nevera de golpe, registrando con su vista lo que había dentro. Puso cara rara, toda la comida que había era saludable. Ni chocolate ni pizza congelada.
Nada.
Sólo verduras, (la cosa verde que había al final de la nevera y que criaba polvo, parecía una especie de alcachofa) barritas energéticas y otras cosas para perder peso.
Con molestia, sacó el cartón de leche de la nevera y la cerró de una patada.
- En esta casa, se dice "buenos días" cuando uno se levanta, ¿sabes?
Kyle se sobresaltó. Se dio la vuelta, sintiéndose como un ladrón al que han pillado in fraganti, y vio a Marjorine, en ropa de deporte, sentada en una de las sillas de la cocina.
- Increíble, pensé que moriría sin verla vestida así de ridícula. - pensó el pelirrojo.
Tenía un vaso de zumo de naranja en sus manos y miraba a Kyle de forma acusativa.
Kyle tragó saliva e intentó sonreír:
- Buenos días.
- Mucho mejor. - y Marjorine dio un rápido sorbo a su zumo.
Kyle le sacó la lengua.
Después, con el cartón de leche aún entre sus manos, sacó una taza y buscó entre miles de repisas y cajones de la cocina, buscando los condenados cereales. Luego, decidió que era mejor preguntarle a la "simpática" de Marjorine.
- ¿Tenéis cereales?
- ¿Eres ciego o qué? - le espetó de repente Marjorine. Kyle parpadeó confuso. - La caja de cereales está detrás de ti, idiota.
Kyle se dio la vuelta, encontrándose con la caja de cereales. Cogió la caja y volviéndose para ver a Marjorine, susurró:
- Gracias, tetas de silicona. - y sacó la bolsa de cereales de la caja.
Marjorine gruñó por lo bajo y dijo algo que no llegó a oír Kyle.
Después, se oyó a Stephen yendo al baño con su vieja radio sonando de fondo. Stephen no cantaba en la ducha, a diferencia de Gerald (para desgracia de Kyle), pero sí tenía la manía de escuchar la radio mientras se duchaba.
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Entre Sueños (Cryle)
Fanfiction"Porque todos tenemos sueños aunque algunos de ellos sean inalcanzables." Kyle Broflovski ha decidido ir con su familia de vacaciones, aunque desearía no haberlo hecho, cuando descubre que algo extraño sucede en South Park...