Estaremos. ▪Emiliaco▪

"Quien"

Capitulo Uno: Quien.

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Nunca estuvo en mis planes hacer este viaje ni aceptar este trabajo, prácticamente Elaine me obligó.

Cuando estudiaba tenía un propósito que me hacía despertar cada día, graduarme, pero después de hacerlo como escritor me di cuenta de que mi vida era tan vacía. Vivía por vivir y no tenía nada que esperar, lo que me llevó a un episodio de depresión.

No tenía metas, no tenía un propósito. Sentía como si toda mi vida no tuviera un sentido. Mis padres notaron mi estado por lo que le pidieron a mi prima, Elaine, que me llevara con ella a un gran proyecto del que sería parte.

La idea me parecía bastante buena.

Un documental a cerca de la delincuencia en Latinoamérica, específicamente en México. Salía de mi entorno en su totalidad, había vivido la mayor parte de mi vida en una clase acomodada y en una ciudad prestigiosa con mi familia adoptiva, así que este viaje me haría ver otras realidades.

Y pese a mi mal genio o mis expectativas... el destino me demostró de la forma más burda que la vida solo es un juego de cartas, un simple juego de azar.

-¿Joaquín? – Su voz... era tan diferente.

Todo había cambiado.

Aquel niño que tenía que ponerse de puntitas para abrazarme ya no estaba.

Ahora era más alto que yo, bastante delgado pero se veía algo fuerte, su cuello se veía esbelto y su cabello caía un poco largo hasta un poco más debajo de su nuca.

Pero lo que me dejaba con la boca semi abierta, era su rostro.

Sus ojos seguían iguales, sus cejas solo estaban un poco más pobladas, sus labios seguían igual de finos y su nariz parecía haber sido tallada con perfección. Estaba viendo al Emilio que conocí pero algo no me cuadraba.

Por más que sus ojos eran los mismos, su mirada no era la misma, irónico.

-Perdón, creo que me he equivocado. – Dijo al notar mi silencio.

-¡No! – Agarré su brazo haciéndolo voltear cuando estaba por irse. – Emilio... so-soy Joaquín.

Sonrió un poco pasando sus ojos por toda mi presencia como examinándome.

-Veo que ya se conocen. – Dijo Nikolas sonriéndonos. – Iré con Elaine a fotografiar los lugares y el rededor de la zona. ¿Puedes hacer la entrevista solo?

-¿E-Eh? – Miré a Emilio y luego volví a ver a mi jefe. – S-sí, eso creo.

-Perfecto. – No dijo más y me dejó en aquel lugar de apuestas junto a Emilio y otras personas que supuse, eran clientes o parte de su pandilla.

-Vaya... Joaquín. – Murmuró sentándose sobre la mesa de villar mientras jugaba con una bola de color amarillo. - ¿Qué haces aquí?

-No nos vemos hace doce años y eso es lo primero que me dices.

-Tienes el acento Italiano... hace bastante que no lo escuchaba. – Dijo sonriendo.

Algo me pintaba mal. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Emilio estaba ahí?

-Emilio... ¿Tú eres el jefe de la pandilla?

Llevó sus rizos detrás de sus orejas y cruzó sus piernas mientras pensaba que decir.

-Que historia ¿Eh? – Soltó una risa sin gracia, aún me era extraño escucharlo.- ¿Recuerdas el día que me adoptaron? – No esperó mi respuesta y siguió hablando. – Pues el que me adoptó no fue un viudo solitario que quería la compañía de dos hijos, era un narcotraficante que estaba en busca de niños. – Dijo sin pena, sin siquiera escucharse triste.