Capítulo Uno: Emilio.
<>
Recuerdo ese día... lo recuerdo tanto... que me sigue doliendo de la misma manera.
Vivíamos en un orfanato pequeño en los campos del sur de Italia. La casa era bastante grande pero acogedora y el rededor era perfectamente amplio para que todos los niños que vivíamos ahí nos divirtiéramos y gozáramos de la naturaleza.
Ese pequeño riachuelo era lo mejor, pues era nuestro lugar.
-¡Te he encontrado! – Grité acercándome a él, que estaba parado frente al agua con la vista un poco perdida.
Extrañado pase mi mano por su cara para sacarlo de su trance a lo que Emilio sonrió de inmediato.
-¿Ya no quieres jugar? – Pregunté. - Si quieres puedes esconderte mejor y les digo a los demás que aún no te he encontrado. – Dije con la intención de ir a buscar a los otros pero él negó mientras se agachaba dejando la yema de sus dedos en el agua. - ¿Mailo...?
-¿No te has preguntado que hay más allá? – Dijo de la nada sin mirarme y con la vista fija en sus dedos.
-¿Eh? – Me senté a su lado y traté de descifrar lo que decía, no lo entendía.
Él volteó con una sonrisa ilusionada y secó sus dedos húmedos en el pasto para luego hablar. - ¡Allá afuera! – Su voz sonaba emocionada, lo que me hizo sonreír involuntariamente. – Lo que quiero decir, es que quiero salir, Joaquín.
"¿Qué?" Pensé.
-A-Acaso no te gusta estar aquí... - Dije en un tono triste. – La hermana Liz es bastante buena y las demás hermanas nos tratan como si fuéramos sus hijos. Somos una familia, no necesitamos más.
-Pero Joaquín... - Negué sin dejarle hablar y el bufó algo molesto tirándose al pasto con los brazos abiertos y entrecerrando los ojos por el sol.
Se había enfadado conmigo pero yo solo le había dicho la verdad, lo que yo sentía.
-No veo porque quisieras salir... - Murmuré sin esperar una respuesta pero el habló casi interrumpiéndome.
-No siempre viviremos aquí. – Abrí un poco la boca.
Era una verdad que cada uno de nosotros sabíamos pero era casi olvidada por lo mucho que disfrutábamos estar juntos todos. Pero al parecer Emilio no estaba tan satisfecho como nosotros, el necesitaba más y el amor que le otorgábamos no llenaba su corazón.
-Es verdad, Joaco. – Se acercó gateando hacia mí provocando que retrocediera un poco. – Solo piensa lo que hay después de este campo... los únicos lugares que hemos visto son el orfanato, el patio y el mercadillo. ¡Pero hay más! – Dijo abriendo los brazos mientras sonreía. – Hay un mar, nunca hemos ido. Es como un río gigante, pero parece que no tiene final nunca. ¡Como si fuese infinito! – Tomó mis dos manos y entrelazó nuestros dedos. – Y yo quiero que lo visitemos juntos.
-Ma-Mailo...
-¡Anda! – Se acercó un poco a mí, yo estaba totalmente sonrojado y mi mente había volado pensando en todo lo que salía de su boca, al final, la idea no sonaba tan mal. – Escúchame. – Su voz comenzó a transformarse en una confidencial, como si estuviera a punto de confesarme un secreto de máximo poder. – Hoy por el desayuno, he escuchado a la hermana Liz diciendo que dos de nosotros serán adoptados.
Mis ojos se abrieron como platos.
-Con suerte podremos ser los dos. ¿No lo ves? ¡Podremos estar juntos, Joaquín! ¡Podremos ver el mundo juntos! – No esperó mi respuesta y se lanzó sobre mí para abrazarme, por inercia mis manos se posaron sobre su espalda.

ESTÁS LEYENDO
Estaremos. ▪Emiliaco▪
Fiksi PenggemarTW. Leer bajo su responsabilidad, se recomienda discreción. *** Se prometieron estar juntos por siempre pero el destino tenía planes distintos. Ahora se han vuelto a encontrar, el niño que llevaban dentro parece haber desaparecido. ¿Emilio? ¿En que...