𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐄𝐄𝐍

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Venus sollozaba desde su asiento junto a la cama de hospital de Draco. Las sabanas se habían manchado de un rojo carmesí.

—¿Va a estar bien?.—le preguntó a Madam Pomfrey.

—Lentamente se recuperará. Sin embargo, no puedo decir por las cicatrices. Son muy profundas y probablemente serán permanentes.

—Está bien.—susurró Venus.—Las cicatrices no lo cambiaran. Son solo una adición a lo que solía ser. ¿Y mentalmente, Señora Pomfrey?

Madame Pomfrey suspiró y negó con la cabeza.

—La dejaré un momento. Ya regreso señorita Everild.

—Gracias señora Pomfrey.—murmuró.

Venus no estaba enamorada de Draco, ¿verdad? ella no podría estarlo. A ella le agradaba Harry después de todo. Pero obligarse a sonreír alrededor de Draco y jugar bien con su familia y otros Mortífagos la estaba volviendo loca lentamente y haciendo que su mente se arremolinara con pensamientos incontrolables.

Había aprendido hechos sobre Draco que nunca antes había conocido, incluso después de conocerlo a la edad de un año. Solía tocar la flauta, odiaba el color amarillo porque era demasiado brillante, era muy malo curando, se le había roto la varita dos veces en su vida, quería ser maestro cuando era más joven.

Venus miró a Draco mientras sus cejas se fruncían, indicando que estaba sufriendo. Se movió y se quejó, dándose la vuelta en la cama de la enfermería.

—Estarás bien Draco.—le susurró.

Pero en ese momento, la tranquilidad fue más para ella que para él. Venus no sabía cuando comenzó a preocuparse por Draco. No sabía si era realmente honesto o si era por el arreglo de su matrimonio.

Si algo le pasaba a Draco, entonces Venus tendría que casarse con otra persona, y con Draco ya había construido algún tipo de relación con él desde su nacimiento. La hacía sentir mejor que al menos lo conocía desde hacía mucho tiempo.

—Venus.—susurró.

Venus miró hacia arriba.

—Draco.—susurró.—estoy aquí.—Ella agarró su mano y la apretó con fuerza.—No puedes dejarme ahora, ¿de acuerdo? No quiero casarme con otro adolescente rubio narcisista.—ella se río tristemente y suspiró cuando no obtuvo respuesta.—Bueno ahora, ¿quién se reirá de mis chistes malos y me dirá que me calle cuando haga comentarios sobre su cara? Solo piensa en lo enojado que estaría tu padre si murieras. Merlín, ¡podría matarte de nuevo!.—Venus exclamó y puso la mano de Draco en su pecho.—Solo estoy hablando conmigo misma ahora. Esto es malditamente ridículo.

PUPPET | DRACO MALFOY ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora