El Bosque Maldito por Nemi

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Dicen que en ese bosque pasan cosas raras, la gente del pueblo dice que muchos hombres valientes han entrado en él, pero jamás han salido. Muchas personas han querido cruzarlo, pero ninguno lo ha logrado vivo.

Pero esa noche a Damián no le importó lo que decía la gente. Lo único que tenía metido en la cabeza era lo que le iba a hacer al canalla de Simón cuando lo encontrara. Tenía urgencia por agarrarlo antes de que se le pelara, por eso se encaminó para el monte, quería cruzar mero por la sierra, ahí por donde decía la gente que no se debe entrar si uno quiere seguir vivo.

Damián era valiente, por eso iba a encarar a Simón para que aprendiera lo que le pasaba al que se atrevía a meterse con él. Si ya se lo habían dicho y no lo quería creer. La Matilde se le había metido bien adentro del alma, ella era una buena muchacha, por eso no podía creer lo que andaban diciendo. Pero era cierto, ella y Simón se iban a escapar esa misma noche, se enteró cuando llegó a casa y la encontró haciendo sus maletas. Fuera como fuere, Matilde era su mujer y de ella ya se encargaría después. Caminaba con harta prisa, agarrando con fuerza el machete que llevaba en la mano, decidido a lo que iba a hacer. Sabía que Simón se iría a meter detrás de la iglesia y ya una vez ahí no podría sacarlo para hacer justicia. Por eso se decidió a cruzar por la sierra, por ahí era más rápido y si se apuraba, lo atraparía antes de que se le fuera.

Dice la gente que en ese bosque pasan cosas raras. Que está maldito. Dicen que el que entra ya no sale. Que se queda como perdido dando vueltas hasta que la vida lo consume a uno. Dicen que es como si de repente estuviera uno perdido y, por más que lo intentes, no hay forma de encontrar el camino.

Dicen que esa noche Damián entró en el bosque como alma que se lleva el diablo y seguramente sí se lo llevó porque nadie lo vio salir. Lo raro es que a Simón tampoco lo encontraron, nomás lo vieron que iba corre y corre para el cerro y después ya nadie supo nada. A Matilde la encontraron al otro día metida en su casa haciendo sus tortillas como si nada hubiera pasado.

Dicen que eso paso hace muchos años pero ya nadie se atreve a andar esos caminos, dicen que pasando el monte, a veces se escuchan murmullos y gritos. No muchos lo creen, pero algunos dicen que es el alma de Damián, que todavía no encuentra descanso. Nadie sabe si será cierto, pero de noche, cuando empieza a espesar la niebla, todos se encierran en sus casas y después ya nadie sale.

Fin.

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