Sally y James Hock de Sarai

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Palabras. Ocho letras que te pueden parecer insignificantes, pero en realidad se trata de un arma de dos filos. Sí, es cierto. Estoy segura que al menos una vez lo has leído o escuchado. 

Las palabras escritas, habladas o simplemente pensadas pueden construir maravillas o atrocidades que jamás te has imaginado.

Puedes reírte de mis palabras pero un escritor, un político, un músico e incluso un mudo comprenderán la verdad y la magia que desatan las letras al unirse de forma armónica. Ciertamente es una magia poderosa que cualquier tonto con un poco de instinto desearía emplear a su favor para crear una historia a su beneficio. Pero en realidad para aquellos virtuosos de la pluma y la oratoria, detrás de toda esa felicidad, hay un gran peligro, que los puede llevar a vivir el intenso calor del infierno. Atrevido lector de esta escritora novata, te expongo el porqué de mis ideas evocadas en los párrafos anteriores.

He aquí a James Hock un joven de 27 años, altura media con rasgos bien definidos y aceptables en los eventos de la alta sociedad, además de captar la atención de las jóvenes. Con un cabello oscuro que hace juego con su mirada fuerte y analítica de ojos grises llenos de misterio. Y quien mejor para contar esta pequeña historia, que la protagonista.

Recuerdo muy bien cuando me crucé con esos ojos que expresaban tanto y a la vez nada. Era muy temprano aquel frío viernes. Acostumbro caminar entre las ventosas calles de este pintoresco pueblo inglés sobre todo cuando el sol empieza a iluminar los adoquines o cuando dice adiós y da paso a la luna. Me encontraba en el centro justamente, afuera de la librería del Señor Peter, cuando escuché el trote de un caballo al cual no dí importancia hasta que oí aquella penetrante y melodiosa voz.

—Buenos días señorita, disculpe la molestia. Soy nuevo en el pueblo y estoy buscando un lugar donde pueda hospedarme.

Vestía un conjunto negro, una camisa blanca y corbata de intenso color rojo, como el del vino. Un peculiar viajero  con aspecto muy juvenil. Era guapo y me fue imposible no ofrecerle algunas habitaciones de mi hogar.

—Buenos días caballero, me llamo Sally Foster. Si usted gusta, puedo ofrecerle un espacio en donde vivo —me observó con una mirada sombría durante un par de segundos que me parecieron eternos. Apenas dudaba de mis palabras cuando cambió de semblante y me contestó muy sonriente.

—Acepto señorita Foster. Me es imposible negarme al ofrecimiento de tan bella dama. Muchas gracias.

Inevitablemente me sonrojé y asentí con una pequeña sonrisa, este hombre es un atractivo misterio. 

—Le ruego disculpe mi mala educación me llamo James Hock, es un placer conocerla.

Me tendió su mano y la estreché con la suya, acercó mi mano a su boca poso sus labios en ella y me dijo—: Quedo a sus órdenes mi querida Sally —me quedé sin palabras era un seductor descarado y se había robado mi atención.

Ha pasado un mes en el cual me he permitido conocer a James Hock. Me alegra su compañía, cuando nos permitimos un momento la pasamos de maravilla. Es un hombre misterioso; pasa las mañanas en el establo con los caballos y cabe mencionar que hace un excelente trabajo con ellos. Por otro lado, algunas veces me acompaña en mis caminatas matutinas mostrándose muy interesado por las personas del pueblo, parece una buena persona. Finalmente, por las tardes y noches, pasa el tiempo en su habitación escribiendo historias a la luz de las velas.

Es muy celoso de su trabajo y escribe con una bella pluma plateada, con una curiosa inscripción pero aún no sé qué significa. Es muy reservado en su trabajo y solo me ha mostrado dos de ellos. Son muy contrastadas. Una bella historia de amor por un lado y por el otro una desgarradora historia donde un padre de familia tiene que matar a sus hijos. Ambas son excelentes, pero están sin concluir…

He visto lunas llenas intensas, pero esta es diferente, se ha teñido de rojo. Miro a mi alrededor,  estoy en medio del pueblo con mi camisón. Un frío me recorre de pies a cabeza, empiezo a temblar, siento congelarme y trato de caminar cuando escucho un ensordecedor grito, es tan agudo que penetra por mis oídos hasta mi cabeza, me hace revolcarme en el suelo y siento estallar. Justo cuando creo no poder más aquel grito cesa y todo se ilumina de rojo. Las casas empiezan a encenderse una a una, el fuego crece de inmediato y de nuevo empiezan los gritos y lamentos de horror. Miro desorientada, el miedo me invade quiero ayudar a los que están adentro pero no lo logro. Solo escucho la desesperación de las mujeres y el chillido de los niños,  gritos pidiendo ayuda. 

Corro a una de las casas, que aún está intacta pero al llegar empieza a arder y más gritos se unen a esa macabra melodía. Por la sorpresa doy pasos hacia atrás y caigo al suelo, siento un líquido fluir por mi brazo derecho, estoy sangrando. Me levanto y corro sin dirección alguna, todo el pueblo arde en llamas. El miedo, la desesperación crecen más y más. 

Todo a mi alrededor arde pero extrañamente todo mi cuerpo sigue helado y solo quiero escapar, sigo corriendo hasta que veo lo que parece ser una salida, solo quiero irme de aquí. Pero hay algo detrás de mí, una sombra gigante y vaporosa. Acelero mis pasos pero me alcanza con facilidad.

 “No tienes escapatoria. La maldición ha caído en este lugar. Todos estarán muertos.”

Me repetía incansablemente esa voz. Sigo corriendo, hasta que caigo por un barranco interminable, es el fin. Me he rendido, cada parte de mi ser me duele, todo está perdido. Continúo cayendo mientras en mi cabeza aquellas palabras siguen sonando…

Había tenido ese horrible sueño durante dos semanas, pero ese día pareció más real. Era media noche y desperté con un sudor helado. Me levanté y me coloqué un abrigo y unas botas negras. La noche se iluminaba con la radiante luna que se colaba por los pasillos, una caminata nocturna me ayudará a despejar la mente, dirigía mis pasos sin un rumbo fijo.

Una voz me saco de mis pensamientos y me di cuenta que estaba afuera de la habitación de James.

—No puedo, no se lo merece…—dijo James con dolor en su voz.

Me acerque a la puerta para escuchar mejor, sé que no es correcto oír detrás de las puerta pero fue un gesto instintivo. Por la gran curiosidad que se despertó en mí. 

—¡Maldición! O sufre físicamente o sufre interiormente—no sabía de qué o quién hablaba, esto no me parecía nada bueno.

—¿Por qué fue ella la primera quien se me atravesó en este lugar? La amo, algo cambió dentro de mí desde que la vi. Lo siento querida tendré que hacer daño a quienes estimas—el temor me invadió ¿quién será aquella desafortunada mujer?

Su voz tembló y James habló como loco—: Mañana empezará a arder todo, no tendrá otra salida que venir a mis brazos. La protegeré, no le haré daño. Ya no tendrá ese mal sueño frío rodeada de fuego.

El miedo me paralizó al oír aquellas palabras, ¡soy yo la pobre mujer! Debo detenerlo, huir y pedir ayuda, debo matarlo. ¡No quiero vivir esta pesadilla! Justo cuando, di el primer paso de mi carrera una fuerza  impresionante me rodeo y no pude escapar esta historia apenas comenzaba.

—No corras mi querida Sally, tú  y yo estamos destinados a estar juntos. Hay algo que aún no sabes, mi pluma es poderosa. Lo que escribo se hace realidad, pero en cada historia siempre quiere más de un sacrificio. La sangre debe derramarse en cada historia y el protagonista debe ser la primera persona que encuentre a cada sitio al que llegue. Lo siento amada te toco sufrir pero aquí estoy para consolarte y demostrarte todo mi amor. Derramaré sangre de la forma más atroz y diabólica, que puedas imaginar, todo para mantenerte con vida. Esta pluma es exigente y si queremos estar juntos debo de complacer su sed de sangre.

El frío vuelve a invadir mi cuerpo, otra vez empieza mi pesadilla solo que esta vez, no podré despertar.

Fin.

 

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