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T/n

Gracias por dejarme quedar en su apartamento — mencionó Scott, entrando a este con sus maletas.

— No hay de que Scott, ya te habíamos dicho que esa habitación estaba apartada para ti — contestó Kev, señalando la habitación de al fondo.

En el apartamento en el que vivíamos Kevin y yo había cuatro habitaciones, solo usábamos tres, una era mi habitación, la otra de Kevin y el tercero era una habitación llena de la ropa de Kevin y algunas prendas mías.

— Pero también debes de apoyar en los gastos — puntualicé.

— Claro que si chicos, en serio gracias.

Arrastró sus maletas y se encerró en la habitación.

— ¿Va a venir Zack? — pregunta Kev.

— No, hoy debe de darle clase al hijo de la señora Miller.

— Ese niño es demasiado tierno.

— Lo sé — el hijo de la Sra. Miller, la vecina, tiene 7 años, es un niño todo pecoso, su nariz es pequeña, con ojos verdes y el cabello medio ondulado, siempre trae un brillo sus ojos que lo hacían ver súper tierno.

— Bueno, yo me voy por un helado — dice saliendo por la puerta.

Yo también quiero uno.

Tomo mi celular y salgo rápido del apartamento para alcanzar a Kevin.

Ya en el elevador a lado de Kev, empieza a hablar sobre su profesor de introducción a la economía, que cuando explica se ve realmente sexy. Yo solo lo escucho pensando que esta loco, ese señor parece tener casi 50 años.

Después de haber comprado cada quien su helado, volvimos al apartamento.

— ¡Hey! ¿Por qué me dejaron? — preguntó Scott cuando nos vio entrar — y se compraron helado ¿me trajeron?

— Nop.

— Que malos son, yo también quería.

— ¿Quieres? — lee pregunta Kevin extendiendo su helado hasta Scott.

— Si — cuando Scott hacer a su mano, Kevin lo jala devuelta a él.

— Pues cómpratelo — y lo esquiva para caminar hasta el sofá.

— Tú si me darás, ¿verdad? — negué—. Maldición — y se volvió a encerrar en su habitación.

— ¿Sigue sin poder entrar a una heladería? — cuestiona Kev.

— No, desde que Tyler se fue a la universidad, Scott teme enamorarse de otro heladero.

— Eso suena absurdo.

— Si un poco.

Empiezo a camina4 hacia mi habitación no sin antes gritar.

— No me molesten, debo de entregar un trabajo.

Cierro la puerta y camino al escritorio.

Estudiar psicología no es como lo creí, me gusta todo lo que vemos.

Pero quiero descansar.

[...]

Toc, Toc.

Me remuevo incómodamente.

Rayos, me he dormido encima de mis apuntes y tienen un poco de baba.

— Amore, ¿estás viva?

— Si, si lo estoy, dolcezza.

Back to you|Mark Anastasio|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora