Una sensación familiar

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Harry Sanders había vivido toda su vida con su madre Alana, en una pequeña villa al norte de la ciudad. Cuando Alana decidió divorciarse de Trevor, ella y Harry se mudaron a los suburbios en busca de algo de paz.

La ciudadela era muy pintoresca. 

Tras dos semanas luego de mudarse, Harry se contactó con Jack. Jack era uno de sus mejores amigos, quien vivía a dos calles de distancia. 

Durante una de sus caminatas, en donde Jack le indicaba cuáles eran los lugares más pintorescos, dónde encontrar comida y dónde no ir nunca, encontraron la casa.

Una construcción que apenas se sostenía de pie y que al parecer había sido abandonada un siglo atrás. Pero veinte años antes, la policía desmanteló un circuito de peleas clandestinas que se celebraban debajo de los cimientos de la que llamaban, La Mansión.

"¿Hacían peleas allí?" Harry miró la estructura. Tenebrosa a simple vista, poco estable habría dicho Harry temiendo que en caso de poner un pie en el porche, este se hundiera por completo arrastrándolo al centro de la tierra.

"Sí, y no solo eso" Jack estaba entretenido mientras le contaba la historia a su amigo "La familia que vivía en esta casa tenía una maldición, todos sus miembros murieron en circunstancias extrañas. Y cuando lo de las peleas se descubrió, también lo hicieron varios cuerpos".

"¿Mataban gente ahí?" el horror en el rostro de Harry era equivalente a la cantidad de desgracias ocurridas en el sector más alejado de su nuevo hogar.

"Creo que cobraban deudas, ya sabes, los matones del lugar"

"¿Y cómo descubrieron eso? Digo, no es por nada, pero yo no pondría un pie allí, parece que todo se caerá"

"Por un chico" Jack frunció el ceño por un momento tratando de recordar el nombre, pero no lo consiguió "No recuerdo el nombre. Encontraron parte de su cuerpo a unas calles y luego de más averiguaciones lo vincularon aquí. No estoy seguro si encontraron su cadáver, pero sí encontraron tres más y la sangre del chico. Y eso fue suficiente para meterlos a todos a la cárcel".

"Qué turbio" susurró Harry mientras regresaban a las calles libres de leyendas e historias de asesinatos.

"Lo sé, pero hay más" A Jack le emocionaba mucho esa historia. Sus padres se habían mudado en cuánto se casaron y fueron espectadores en primera fila "El chico tenía un amigo, y él decía que lo llamaba desde aquí para que lo encuentre. Lo encerraron en el psiquiátrico y luego de un tiempo murió, no duró mucho tiempo ahí"

"Ya no quiero saber más, Jack. Suficientes muertes y maldiciones, estoy pensando mudarme" bromeó Harry.

"¡No le quites lo divertido a la vida! Son solo historias, los asesinatos pudieron pasar en cualquier lugar. Además, la Mansión podría ser parte de tu proyecto"

"¿Estás loco?" 

"Sólo piénsalo, es uno de los lugares más curiosos que puedes encontrar. La señora McDougal estará complacida con la historia que escribas"

Harry lo miró de soslayo mientras caminaban de regreso. No podía creer que lo estaba pensando seriamente. Su profesora de antropología les había encargado hacer algo de exploración urbana y elaborar una especie de mural como resultado. Lo que menos quería Harry era adentrarse entre las paredes de esa casa abandonada que podría caerse en pedazos en cualquier momento.

Independientemente de lo que Harry hubiera deseado que ocurriera o no. Se estaba quedando sin tiempo para elegir otras opciones. Con la mudanza y las noches consolando a su madre luego del divorcio, no tuvo mucho que pensar demasiado.

Encuéntrame (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora