Más cerca que nunca

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ADVERTENCIA: SEGURO QUE EN ESTE CAPITULO PODRAN ESCUCHAR CLARAMENTE EL CORAZON DE DRACO ROMPIENDOSE, PROMETO HACER QUE HERMIONE LO REPARE.



Esa noche donde Draco había dejado salir todo su sentir había sido suficiente para que la relación entre él y Hermione fuese más amistosa que antes.

Hermione lo seguía visitando cada noche para hablar, después de un mes ya conocía la vida del rubio completa, mientras él que ya conocía todo su sentir con respecto a Ron, la había escuchado hablar de él casi cada noche, ella se quejaba de que era inmaduro, en ese tiempo había terminado y regresado con Lavander más de 5 veces y cada vez que regresaba con ella le pedía de nuevo a Hermione que mantuviera su distancia.

Cada día parecía que el amor que alguna vez había sentido por el pelirrojo se iba transformado en odio, y si esto era así para Draco existía esperanza de poder conquistarla, solo debía averiguar la forma de trasformar todo ese odio que sentía por él en amor.

Draco sabía todo lo que le gustaba a la castaña pero no podía hacer mucho, pasaban todos los días juntos así que no podía sorprenderla con regalos.

El siguiente mes fue destinado a ganarse su confianza, también en hacer que ella viera que él podía ser todo un caballero, tal como a ella le gustaban, además sutilmente fue dejando muy claro porque él era mucho mejor que Ron, hasta el momento sentía que él era su mayor rival, aunque ella ya no veía al pelirrojo de la misma forma en que lo hacía antes.

Una noche más juntos haciendo la tarea en la habitación de Draco.

— ¿Terminaste lo de pociones? —Preguntó Hermione.

—Estoy en eso, me faltan 10 centímetros de pergamino y término, ¿y tú terminaste lo de cuidado de criaturas mágicas? —Preguntó ahora el rubio.

—Si está listo— respondió ella. —Toma lo de posiciones para que termines lo tuyo.

—Pues toma lo de criaturas mágicas para que termines el tuyo —respondió el rubio, intercambiaron pergaminos y siguieron escribiendo.

—Tienes bonita letra Malfoy, ojalá así de claras fueran las notas que tomas en clase —dijo ella echando un vistazo más al pergamino del rubio.

—Mientras yo entienda lo que dice, no importa si a la sabelotodo le molestan mis garabatos —dijo el sin despegar su atención de su tarea, con la clara intención de molestarla.

—Te hago un cumplido y tú me insultas, un clásico de Malfoy —dijo ella negando con su cabeza.

Draco se mofó de la chica y dejó caer su pluma.

—He terminado por hoy —dijo satisfecho poniéndose de pie. —Hora de descansar.

El rubio caminó hasta su cama para dejarse caer acostado sobre esta, dejando atrás la muralla de libros y pergaminos que tenía en su escritorio.

—También terminé —dijo Hermione mientras recogía un poco sus cosas.

—La señorita perfecta empeñada en hacerme ver mal —lanzó el comentario al ver que la mitad de su escritorio iba siendo ordenado, mientras la otra mitad era un desastre. —Pero sigo siendo mejor que tú, terminé primero la tarea.

—Como tú digas —le dijo ella caminado hasta la cama del rubio. —Hazme espacio que me duele la espalda.

—Cada día te sientes más dueña de este lugar —dijo el Slytherin mientras ella se recostaba en la enorme cama. —Aquí haces tus tareas, dejas toda esa montaña de libros, y te paseas por aquí como la dueña y señora, tengo miedo de abrir mi ropero y encontrar tu ropa ahí colgada.

— ¿Quiere decir que no has dejado un espacio para mí en tu ropero? —Preguntó la Gryffindor fingiendo sorpresa e indignación.

—Ya fuera de bromas, ¿porque pasas tanto tiempo aquí? —El rostro del rubio se había vuelto sumamente serio.

—Prefiero aguantarte a ti que a Lavander, ¿o ya olvidaste que comparto el dormitorio con ella? —Respondió como si fuese un juego.

—Ya veo —esa no era la respuesta que Draco esperaba. —Pues ya que, me toca aguantarte.

Hermione que había estado con la mirada al techo todo el tiempo se giró para quedar acostada de lado mirando al rubio.

— ¿Te molesta tenerme aquí? —Le cuestionó.

—No, no me molestas, aunque no es exactamente lo que imaginaba cuando hablaba de una chica escabulléndose a mi cuarto por las noches —dijo el divertido, moviendo una ceja de manera sugerente.

—Idiota —fue todo lo que ella respondió.

Después hubo silencio, no era de esos silencios incómodos que tanto habían tenido en el pasado, era solo silencio, calma, un momento de reflexión entre ambos.

—Supongo que es bueno que ahora seamos amigos —en cuanto esas palabras escaparon de la boca del rubio se arrepintió, sabía los que vendría después, todo lo que había avanzado estaba a punto de perderse por no haber pensado antes de hablar.

—Malfoy no —dijo ella sentándose sobre la cama con mucha seriedad. —No somos amigos.

—Claro me confundí —reconoció el rubio con pesar.

—Malfoy tienes que ver las cosas como son, esto lo hago porque Harry me lo pido solo...

—Sí, ya lo tengo claro —la interrumpió él.

—No, no lo tienes claro —ella tomó su mano. —Estas confundido, tu y yo somos aliados, trabajamos por una meta en común, hemos dejado las diferencias atrás por un bien mayor... tu y yo no somos amigos.

—Obvio que no somos amigos, ¿porque demonios pensaría que somos amigos? —Levantó la voz dejando en evidencia su molestia y quitando la mano de la castaña de la de él. —El hecho que vengas a mí a contarme de tus desamores no me hizo creer tal cosa, muchos menos el que yo te contara todos mis secretos, tampoco ha sido que me divierto pasando tiempo contigo y estoy segura que te pasa la mismo. Que hagamos las tareas juntos y nos ayudemos no me hacho creer eso, mucho menos el hecho de que pasas mucho tiempo conmigo, más del necesario, y no mencionare el hecho de que te has quedado dormida sobre mi pecho, o que te quedas en esta habitación a solo verme hacer cualquier cosa, nada de eso me ha hecho creer que podemos ser algo más que aliados, claro que no estoy confundido. Todo lo tengo bien claro, yo soy un pasatiempo y nada más, un idiota que creyó que esto había pasado a ser algo menor a un castigo de la vida para ti, incluso soy el estúpido que pensó que te empezaba a caer bien —ella intentó hablar pero él se lo impidió. —Ni siquiera intentes argumentar a tu favor, no insultes mi inteligencia, ahora es mejor que salgas de mi habitación y no vuelvas nunca, toma todas tus cosas y vete... a y olvídate de la salida de mañana que pienso pasar mi fin de semana aquí encerrado, y no puedes salir sin mí, ese es tu castigo.

Hermione se quedó estática por un momento, no sabía qué hacer ni que decir, por su cabeza pasaban muchas cosas, en sus planes de ese día no estaba el romper el corazón del rubio, la culpa la invadía y no encontraba la forma de solucionarlo, "¿porque fui tan egoísta?" Pensaba.

Draco le hizo una señal apuntando con su dedo índice a la puerta, la castaña se levantó de la cama, tomó sus libros y pergaminos y se dirigió a la puerta, antes de salir dirigió su mirada al rubio sobre la cama y este le dio la espalda, se veía más triste que enojado y ella era la razón.

Sin más que hacer ella cerró la puerta dejando al rubio con el corazón destrozado.

El infiltradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora