Capitulo 1

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Halrinach se encontraba caminando por un prado en compañía de sus fieles sirvientes. No eran personas, sino almas perturbadas que pagaban el castigo por sus actos quedando en medio de ambos mundos, y que con el fin de no terminar convirtiéndose en un problema para los mortales pagaban por sus pecados estando al servicio de la Diosa. No tenían rostro ni características físicas, más allá de que parecían personas sin facciones, flacas y sin propósito. Eran 4 y dos de ellos vestían túnicas negras, y los restantes blancas, no hablaban ni cuestionaban, solo seguían órdenes y en el tiempo que Halrinach considerara idóneo podrían ir a su próxima parada dándoles su lugar a nuevos sirvientes.

Halrinach:La esencia de Naraku se ha dispersado casi por completo, aunque aún existen vestigios en algunos demonios(olfateando).

La Demonaza continúa su camino hasta llegar cerca de un arroyó, donde distingue un olor peculiar que no tenía nada que ver con él del demonio que estaba a varios kilómetros de donde se encontraba, y se disponía a ir a matar.

Halrinach:huesos, barro y arcilla. De eso está compuesto tú cuerpo, Sacerdotisa.

La peli blanca alzó la mirada en dirección a unos árboles cercanos encontrándose con una hermosa mujer de cabellos negros y kimono blanco con rojo, y en su espalda unas flechas con su mirada puesta en el lago demostrando indiferencia e inexpresividad en su rostro.

Kikyo:si pretendes matarme, hazlo rápido.

Halrinach:¿Deseas perder ese cascarón vacío que posees, en vez de intentar llenarlo y hacer algo con tú existencia?

Kikyo:se que mi tiempo aquí es prestado, y que no debería estar en este mundo. Yo no pedí volver.

Halrinach:Ya veo. Eres la sacerdotisa Kikyo.

Kikyo:¿y tú? Nunca había estado ante algo con un poder semejante ¿Acaso vienes a ocupar el lugar de Naraku con tus Espectros?

De un salto la mujer baja del árbol y con flecha y arco en mano apunta a la demonaza, quién la ve con una increíble calma apreciable en su rostro y postura, pues se encontraba con las manos metidas entre las mangas de su kimono, indiferente, aún siendo apuntada por una poderosa flecha sagrada.

Kikyo:si debo irme de este mundo, te llevaré conmigo.

Halrinach:adelante, acierta con tu flecha, de nada valdrá tú acto si a quien apuntas puede ir y venir de donde ya has estado a voluntad.

Kikyo aprieta más su arco observando con duda y seriedad a la que sabía era una Yokai pura..... aunque el ojo experto podía apreciar ciertas características de otra especie.......Y sumado a eso su olor la delataba, y por su porte y vestimenta, así como sus seguidores debía de tener un rango magistral entre los suyos.

Kikyo:¿Quién eres?

Kikyo:Quien quiera que sea posee un gran poder....... Tengo curiosidad por saber qué criatura es capaz de desprender tal poder. Sin duda tiene sangre de Inugami en sus venas ¡Debo estar alerta!

Halrinach:Tú futura víctima tal parece, dime sacerdotisa, pensabas que mientras el corazón de Onigumo permaneciera en el interior de Naraku podrías salvarte ¿no? Pero aún sabiendo esto no pudiste cambiar las cosas, y estás aquí dando todo por perdido.

Kikyo:¿cómo sabes eso? ¡Habla! Te exijo que me digas quién eres(sería).

La sacerdotisa estaba expectante a lo que la peli blanca frente a ella dijese o hiciese, al igual que sus acompañantes que estaban a los lados de la mujer frente a ella.

Halrinach:¡Insolente! Muchos han muerto por menos...... A pesar del tono empleado para dirigirse a mí continuaré la plática con la Sacerdotisa, ya que su historia es algo interesante. Siento curiosidad por saber que planea después del final de Naraku, aquel a quién salvó, y quién también fue el causante de su muerte.

Kikyo y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora