Silencio

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Esa misma tarde mientras daban vueltas por el Target Dylan discutía consigo mismo el sí decirle o no a Emma del fantasma que había regresado. Eran amigos, debía decirle lo que sucedía, pero era feliz y no quería meterla en duda. Así que hizo lo único que se le ocurrió para decidir. Dar una respuesta hipotética.

-Emy- dijo jugueteando con unas velas de vainilla- hace poco estuve recordando cuando te fuiste a Grecia- la miro de reojo viendo como sonreía melancólicamente- y lo compare con este momento inevitablemente. Me da gusto que seas tan feliz-

-Me veía terrible en esos días- sonrió sin emociones- pero ahora todo es diferente- suspiro sin apartar los ojos de las velas- hace unos días volví a recordar todo lo que paso- y esa respuesta hizo que el estómago de Dylan se hiciera un nudo- ya sabes todo lo de Laura y la despedida, no sé, Cecil encontró una vieja carta y tuve que soltar prenda-

-¿Y cómo estuvo eso?- era justo el tema y la respuesta que necesitaba, si ella le contestaba de manera sincera que todo estaba bien quizá le diría algo de lo que paso, pero de lo contrario guardaría silencio por toda la vida

-Por fuera se vio bien- dejo caer su boca en un gesto gracioso- pero por dentro se sintió como el infierno- y esa era su respuesta

-No me digas que aún sientes algo por ella- le siguió por el pasillo notando como evitaba mirarla- por favor Emy...-

-Lo sé, estoy muy consiente de lo que sucedió, solo que quizá enterré todo muy pronto y el estar aquí, en esa casa y traerla a mi mente es diferente que cuando estoy en Atenas recordándola. Aquí es más fácil poner su recuerdo en marcha -

-Deberías dejar ese lugar- dijo incisivo con esa información extra que tenía- tú sabes que te puedo rentar el departamento de mi abuela, al mismo precio si quieres, solo deja todo atrás-

-Lo he pensado. Pero... sé que te vas a molestar o que me vas a tomar por una mala persona pero... sigue pagando su parte del lugar...- intento fingir sorpresa pero eso era algo que no logro. Simplemente formo una línea con sus labios intentando tomar esto de la mejor manera.

-¿Por qué crees que lo siga haciendo?-

-Tengo dos teorías-se detuvo entre los regalos y la ropa de barata- o no quiere saber de mi para firmar el contrato de cierre, o quizá quiere volver algún día- jugueteaba con la manija del carrito de compras- soy tonta, lo sé-

Dylan no tuvo corazón para decirle que no lo era, que su segunda opción era la correcta, no quería abrir esa caja. Así que simplemente hizo lo que creyó correcto.

-Sabes que quizá ella ni siquiera sepa que eso se sigue pagando- y al dar esa lastimera respuesta la cara de Emma se hizo un poema al dolor- lo siento, pero debes de afrontar que ella no regresara y que ahora tienes un brillante futuro-

-Entiendo, perdón por ser así. Es solo el invierno, los Ángeles, todo esto me hace muy débil. Pero tienes razón. Ahora tengo más motivos que dolor...-

Mientras se despedían, Dylan intentaba convencerse de que su actitud era la correcta, él había hecho lo mejor por esa chica que tanto quería y que ahora era feliz. ¿Quien en su sano juicio la arrastraría a un mar de dudas y problemas como lo era LP?, "Nadie" se susurraba mientras la veía marchar.

Camino a casa pensaba en todo lo que rondó en su mente esos días, culpaba el olor del invierno... tan similar al de ese entonces. Sentía como se le congelaban los pies "Debí haber usado unas calzas más gruesas" pensaba mirando el suelo mientras cambiaba el semáforo. Cuando levanto el rostro pudo ver una imagen familiar del otro lado de la acera. Ese abrigo le quedaba tan bien, su cabello era hermoso, y ese porte infinitamente sensual, era todo para ella, ¿Cómo podía dudar ante todo eso? Se preguntó mientras levantaba la mano para que esa chica la viera del otro lado.

Cuando el semáforo cambio Cecil corrió instintivamente hasta Emma, la cual la recibió con una sonrisa enorme y unas pecas congeladas, se quitó la bufanda para envolverla con amor y aunque ninguna de las dos soltaba lo que pensaba ese abrazo fue lo que necesitaban para las dudas de ese momento.

Pero del otro lado de la calle, estacionada en la avenida que subía hacia el dúplex estaba LP, esperó toda la tarde para encontrarse con ella, pero no deseaba ver esto. Cecil le quito de las manos las bolsas a Emma, acomodo sus cabellos castaños y dorados, alrededor de su rostro mientras ella la miraba con unos ojos risueños. Laura tenía tantas ganas de volver a verla, pero en su mente quería que esas miradas fueran para ella. Era claro que Cecil no se lo pondría fácil, y de alguna u otra manera evitaría que se encontraran, y no la culpaba, después de todo quería arrancar de su lado a esa bonita sonrisa qué ganó hace tiempo. Mientras caminaba Cecil paso su brazo sobre sus hombros, Emma apenas podía verse, era tan menuda que se perdía entre la bufanda y el abrigo de su amante. Las vio seguir calle arriba, riendo y sintiéndose miserable. ¿Era esta la señal de renuncia?

Un día antes de que partiera Emma, volvió a intentar tocar a su puerta. Pero esta vez no hubo respuesta, estuvo una hora sentada afuera temiendo lo peor. Se subió a su auto hasta llegar donde Dylan "Lo lamento, se marchó" y esa frase le debilito aún más de lo que ya estaba.

Esa noche decidió regresar a Nueva York, al entrar a su casa se sintió más vacía de cuando se fue. Tomo el celular y se torturo un rato mirando las viejas fotografías que logró guardar antes de que hiciera sus redes privadas. Se veía igual de hermosa que en esos días. Podría jurar que ahora era aún más hermosa. "Jamás encontrare a nadie como tú" decía mientras llenaba otra copa de vino y se dejaba llenar por los errores y las culpas del pasado.

AtenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora