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—Mama iré con Daeyun al río —aviso Hoseok a su madre Sook para después salir por el hueco de su árbol.

La única condición para que Sook deje salir a su hijo era que fuera con Daeyun, en algunos momentos parecía que confiaba mas en su amigo que en su propio hijo, siempre estaba esa sensación en el.

Una vez le pregunto a su madre si quería a Dae mas que a el y ella solo rio, le dijo que no sea tonto, que Dae era hijo de uno de sus amigos y que le tiene un cariño. Pero al parecer ese cariño parecía mas que eso, le pregunto sobre ese amigo, ya jamás había visto a su madre entablar una platica con alguno de sus vecinos o de otro sector del bosque, ella se quedo callada y le dijo que fuera a recoger flores con su padre. 

A veces se preguntaba si su madre era feliz, si lo era con su padre y con el. Ellos parecían estar juntos solo por Hoseok, habían días que no cruzaban palabras por que solo lo hacían cuando su hijo incumplía una regla o cuando se accidentaba. 

Siempre creyó que ellos algún día se separarían, y preferiría irse con su padre, el que lo cuidaba con ternura y le decía cuando las cosas no las hacia bien de una manera cariñosa, todo lo contrario a su madre.

Cuando Hoseok tenia cinco años desobedeció a su madre y salió de su árbol sin permiso, se sentía como si fuera aparte de alguna aventura y recorrió algunas secciones de arboles en las que solo iba con su padre Harry a recoger frutos o nueces, ese día supo que lo que era una hiedra venenosa. Su madre le grito mucho, que no tenia por que haber salido, que era un niño ingenuo si cree que todo afuera es color de rosa con pétalos de rosa acariciando tu cuerpo. Harry trataba de tranquilizar a su pareja pero ella se reusaba a escucharlo, usaba su voz de mando para que dejara que regañara a Hoseok como según ella el merecía.

Hoseok tiene entendido que su padre, Harry, no es de Bosque Bellota. Su padre le había contado que una familia de humanos la había traído desde Londres y que lo dejaron libre en un bosque cerca de una ciudad llamada Seúl, de ahí se aventuro hasta llegar a Bellota, que estaba a unos cuantos kilómetros de Seúl.

Daeyun le había dicho que el clima estaba perfecto para ir a dar un paseo a las orillas del bosque y no se equivocaba, el sol estaba en su punto máximo y el aire con olores representantes de la primavera.

Salió y se percato de que su padre hablaba con la vecina del árbol de enfrente, esa a la que Sook le advirtió que no le dirigiera ni una mirada, Harry no obedeció, lo que Hoseok sabia que traería gritos dentro y fuera de el árbol.

Los animales cambiantes podía comunicarse con su voz animal interna, si querían charlar podían hacerlo de esa manera sin necesidad de convertirse en humanos para utilizas sus cuerdas vocales.

Aún no se revelaba si Hoseok y Daeyun eran alfas u omegas así que no corren mucho peligro a alguna situación desastrosa, aprovecharían su tiempo antes de pasar a esa etapa en la que tendrían que cuidarse de no ser tomados o querer tomar a alguien.

Hoseok ya se esperaba el resultado así como toda su familia y los pocos conocidos, todos ya sabían que seria cuando ni si quiera su primer celo había pasado para definirlo.

 Su cuerpo era pequeño y frágil, parecía demasiado delicado para haber cumplido dieciséis años hace casi dos mese; su olor  a fresas muy dulces te arrullaba al ser muy suave, su personalidad parecía lo que mas destacaba, a pesar de ser criado con dolorosos regaños y constantes pruebas de la falta de amor entre sus padres, el siempre estaba positivo, como si supiera que algo bueno vendría y el estaría esperando felizmente.

En cuanto paso tres arboles y saludo a la señora Woo que en forma humana regaba las plantas que rodeaban su árbol. Ahí escucho los gritos de su madre a su padre, escuchando palabras que antes ya también le había dicho a el también, pero sabía que ni el ni su padre eran unos idiotas llorones o tontos.

Bellotas y Colmillos [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora