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Las imágenes de lobos devorándolo no se iban de su mente. No escucho lo que le gritaba Daeyun, pues estaba luchando con las corrientes del río.

Nado necesario para que sus pies tocaran la tierra del lado de el Bosque Colmillo.

¡Había cruzado la frontera más temible!

Eso era bueno ¿verdad?

—¿Qué haces sonriendo como estúpido? —le grito Daeyun desde el otro lado.

Estaba sonriendo por que cruzo lo que casi nadie se atrevía, era valiente y se lo demostraría a su madre, haría que toda esa gente que lo trataba bien dejara de tenerle lastima.

La sonrisa se esfumo cuando escucho un gruñido.

Dios santo, pensó cuando vio la figura de una enorme criatura.

Tan rápido como pudo se convirtió en una pequeña ardillita esponjosa, se escabullo hasta un arbusto, con la bolsita en su boca rezaba a todos los dioses existentes cuando el guardia empezó a olfatear su escondite.

Con el corazón saliendo de su sitio, salió corriendo al árbol mas cercano.

Ya presentía el regaño de su madre, era obvio que no lo lograría ¿en que pensaba?, era muy torpe para todo.

Una vez arriba de el árbol vio que ahora se juntaban tres lobos, uno gris uno blanco y uno rojo. 

Definitivamente era su fin.

Corrió por las ramas y salto a diferentes arboles, quizás los mareaba o los perdía de vista.

Más lobos llegaron y saltar en circulo ya no serviría de nada si se convertían en forma humana.

Recordó que todos decían que había una familia que se encargaba de ese bosque, quizás eran personas completamente humanas.

 Esperaba que fuera así. 

Corrió al centro del bosque con los lobos siguiéndole. De repente vio cosas que los humanos a veces llevaban a una sección del Bosque Bellota.

¡Estaba con humanos!

Vio casas como las de los humanos, pero las personas tenían orejas sobresaliendo de su cabeza, solo eran híbridos.

Paso por una calle de comercio, todos volteaban a verlo.

No era para menos, era un invasor con guardias lobos siguiéndole.

Llego a una casa gigantesca que era digna de una historia de terror, por un momento recordó el cuento Drácula que su padre les había leído a Daeyun y a el una vez, el conde Drácula podría vivir ahí.

Del piso salto a un árbol y cruzo el muro de esa casota, salto a otro árbol que estaba dentro de la propiedad y bajo. 

Todo estaba muy tranquilo, contrario a los gruñidos y aullidos del otro lado del muro.

Corrió cerca de una ventana que estaba abierta, entro y vio a una chica hablando por un aparato que tenía un cable.

—Señora cuando yo me case con su hijo vendrán a visitarnos ¿cierto? —. Hoseok se quedo quieto cuando la chica se puso de pie y comenzó a observan el aparato —Kiwoon, creo que el teléfono se descompuso, ya no escuche a mi suegra.

La chica se dirigió a una puerta de madera, al cerrarla el silencio se apodero de todo.

Vio diferentes cuadros con pinturas, jarrones y tapetes de buena calidad. Todo era de humanos.

Vio unos escalones de madera, salto aun en su forma animal, si alguien lo encontraba ágilmente se podía escapar.

En el segundo piso había otro salón pero mas grande que el anterior, este estaba decorado con mas cuadros en grande, solo tenia un tapete gigantesco al centro y un gran candelabro.

Bellotas y Colmillos [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora