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—Oye, preciosa. ¿Por qué no le dices al estúpido guardia que deje entrar a mi celda? —Rió.


Cerré los ojos apoyando mi cabeza en la pared, y suspiré. Llevaban desde la noche anterior con eso, son insoportables.


Había pasado un día entero desde que llegué a ese lugar, estaba cansada y tenía sueño. No había podido dormir, la algarabía que estaban haciendo los otros internos no me dejaban hacerlo.


Pasé toda la noche pensando en como salir de aquella manada, sabía que era difícil. Por el simple hecho de cuál era la manada.


Mi mente no dejaba de pensar en Allum, decir que estaba preocupada era poco. Me arrepentí de dejarlo en la cabaña, sin ayuda.


Y me sentía la peor persona del mundo.


Abrí mis ojos al escuchar chocar la reja con algo de metal, despegué mi cabeza de la pared volteando en su dirección. Estaba el chico de antes.


—Bueno, princesa. El Alpha ha llegado, hora de tu sentencia —Sonrió metiendo una llave en el cerrojo de la reja, tomó un barrote impulsándose para abrirla—. Vamos.


Lo miré desconfiada, él me devolvió la mirada cansado. Hizo una seña para que me moviera, me levanté para caminar hasta estar enfrente de él a una distancia prudente.


—Manos.


Levanté mis manos ofreciendo mis muñecas, me puso las esposas. Me tomó del brazo conduciéndome fuera de la celda, la cerró y empezamos a caminar por el pasillo.


Como en el día en que llegué, los internos seguían con sus dichos. Los ignoré por completo, seguí caminando guiada por el chico. Que por cierto, no sabía si nombre.


—¿Como te llamas? —Le pregunté de repente.


—Rell —Respondió sin mirarme.


Solo asentí, pero la idea de que el podría ayudarme a salir de ahí pasó por mi mente.


—¿Que rango tienes aquí?


—Eso no te interesa —Dijo borde.


Apreté mis labios, eso no sería fácil. Pero el que no arriesga, no gana.


—¿Tienes Mate? —Esta vez, lo miré.


Rodó los ojos y apretó su mandíbula, pero no me miró—Deja de ser un entrometida.


No dije nada más, no encontraría nada. Seguimos caminando hasta que salimos de una especie de ¿Castillo medieval?


Cuando llegue ahí, no le había prestado atención a mi alrededor. Estaba concentrada en mi metida de pata.


Una camioneta negra estaba enfrente de nosotros, Rell abrió la puerta trasera para que yo entrara. Dudé pero no tuve de otra más que subir.


Había un hombre en el puesto del piloto, la puerta del copiloto se abrió entrando Rell por ésta.


Después de que se subiera, el hombre arrancó la camioneta. Mis manos estaban entre mis piernas, solo solo podía mirar la ventana.


Nos empezaron a rodear árboles de roble, estuvimos por un rato así hasta que entramos en una zona totalmente diferente a la de antes.


Habían casa blancas con sus jardines hermosos, estaban los parques con los niños corriendo de un lado a otro siendo supervisados por sus padres que estaban sentados en bancas.

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