capitulo 11.

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La comida fue un tanto incómoda y más cuando a Emanuel se le ocurrió preguntar que le pasó a Nimer en la boca, este desvío la conversación y dijo que le propine un cabezazo mientras bailamos y se enfureció. Vaya actor, si no tuviera la sensación de sus labios aún en mi mente me la creo también.  El resto de la tarde pasó un poco mejor y fingimos no equivocarnos.


Para cuando es lunes por la noche mis pies están cansados por el trabajo y cuando llego al apartamento me dejo caer en el sofá sin querer moverme. Inicio de semana y ya estoy cansada, no quiero saber como estará mi cuerpo cuando llegue el viernes pues la falta de sueño me tiene mal.  Me quito los zapatos de un puntapié y suelto mi cabello de la coleta para tratar de bajar el dolor de cabeza, cierro los ojos e inspiro profundo poniendo mi mente en blanco, el recuerdo del beso con Nimer quiere volver pero lo bloqueo de inmediato porque no estoy para estupideces.

—¡No tenemos clase!. — entra al salón  Aisha acabando con mi paz.— el martes y miércoles no tenemos clase porque están preparando el viaje del Jueves.

—Una buena noticia por fin.

—Ni tanto, Emanuel dijo que llegaría mañana.

—Pero si salió hoy temprano ¿qué no tiene clase en la universidad?

—Si, pero dijo que le importaba un culo y tenía algo que hacer.

—Tu hermano no sirve.

—¿Y crees que no lo sé?.

Después de cenar decido acostarme aunque se que es en vano, me gusta la noche por la tranquilidad que me brinda y quiero creer que es por eso que mi mente se niega a dormir, porque quiere disfrutar de paz.

Veo la hora en el reloj de la mesita de noche y son las tres de la madrugada, es esa hora en la que te recriminas todo lo que has hecho mal y en mi caso, lo que me ha tocado vivir en la vida. El abandono del hombre que se supone tiene que amarte sin importar nada aún me pesa y me pregunto ¿qué habría pasado si me hubiera llevado con él? ¿ dónde estaría yo de ser así? ¿ porque me dejó con una mujer que no estaba bien? ¿ porque no me quiso lo suficiente como para luchar por mi? Y la verdad es que no lo culpo, mi madre era buena pero estaba dañada. Dañada por las drogas y por lo que vivía cada noche en los bares a los que asistía para buscar clientes, la entiendo perfectamente al culparme por sus desgracias. Tal vez si yo no existiera ella seguiría con mi padre, tal vez no le habría tocado vender su cuerpo para darme de comer.

No puedo evitar que mis mejillas se empapen de lagrimas cuando la imagen de él llega a mi mente, de ese monstruo que desgracio mi niñez y parte de mi adolescencia, no puedo controlar los sollozos que escapan de mi recuerdo sus manos en mi cuerpecito cuando tenía ocho años. como una presentación de diapositivas pasan cada beso que me daba, esa barba horrible que me rayaba las mejilla mientras se me acercaba con su asqueroso olor a tabaco y whisky barato, sus golpes en mis costillas para que no me resistiera pues si golpeaba mi cara mi madre lo notaría.

Lloro por más de dos horas hasta quedarme dormida, hace meses que no me pasaba esto pero hay ocasiones en las que me es imposible bloquear tantas cosas. Me despierto con la luz del sol filtrándose por mi ventana y decido salir de la cama, veo la hora y son las siete de la mañana y yo ya no tengo sueño a pesar de haber dormido solamente dos horas. Mis ojos pesan queriendo dormir más pero mi cerebro ya esta más que activo y eso me pone de mal humor.

Voy al baño y darme una ducha fría para despertarme mejor, unos leggings de lycra y una camisa que creo es de Emanuel es mi atuendo para este día. Salgo y voy directo a la cocina para prepararme el desayuno y de paso a la zorra de Aisha que duerme más que un koala. Preparo huevos y tocino, unas tostadas y café para alimentar mi vicio, me siento a comer sola y agradezco la tranquilidad, no me gusta el ruido así que procuro hacer el menos posible.

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2020 ⏰

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