Proposición

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Llegamos hasta un restaurante italiano que ambos ya conocíamos con anterioridad, por el buen precio y calidad. Al entrar nos sentamos en una de las mesas más alejadas, la cual la rodeaba una decoración muy pintoresca, con un toque romano. Al poco llegó un camarero con las cartas y nos recomendó el plato del día, pero estaba decidido en mirar que platos tenían y probar algo nuevo. Me sorprendió que Matt le preguntara por los vinos, porque pensé que beberíamos agua o algún refresco, y le hizo caso al camarero con su recomendación. Me pasé unos cinco minutos mirando la carta, hasta que me decanté por unos canelones de carne trufados. El simple nombre me daba la impresión de que era un plato rico. Cuando Matt ya se decantó por un plato, llegó el camarero de antes con la botella de vino, nos sirvió un poco en las copas y nos tomó nota. Al poco volvió con nuestros platos y no se que cara puse al ver el gran plato con canelones para que Matt soltara una pequeña risa.

- Tendrías que ver la cara que acabas de poner-rio- es algo como esto- y imitó mi cara.

- Oye, no seas tan cruel y deja de reírte de mi- dije con un puchero.

- Y tú deja de ponerte adorable con cada puchero que haces- y seguidamente tomó un sorbo de su copa sin mirarme.

Yo en cambio me quede con la boca ligeramente abierta ante su comentario. ¿Cómo podía decir que me veía adorable haciendo un puchero? Si yo estoy muy lejos de lo que se llama adorable. Dejé ese pensamiento de lado, y me dispuse a comer mis canelones, los cuales estaban muy ricos, pero fui incapaz de comérmelos todos.

- ¿Qué te está pareciendo la cita, y es que se le puede llamar así?- me preguntó Matt un poco nervioso.

- Me está encantando, y obviamente es una cita tonto- dije con una pequeña risa.

- Creo que ya es momento de preguntártelo- dijo un poco bajo.

- ¿Qué es lo que me tienes que preguntar?

Pregunté sin saber ni idea, pero Matt me soltó una mirada que decía "lo sabes, no te hagas el loco", pero al momento soltó una bocanada de aire y se puso a mi lado con la tan conocida pose cuando alguien pide matrimonio y saco un pequeño estuche negro.

- ¿No estará pensando en pedirme matrimonio?- pensé aterrorizado, ya que me parecía muy precipitado.

- Archie, ¿te gustaría ser mi novio?- preguntó y al abrir el estuche se veía una preciosa pulsera con una pequeña cámara antigua.

- Claro que si- se puso a mi altura y me dio el mejor beso que me había dado hasta el momento.

Después me puso la pulsera y al fijarme bien, vi que en la parte trasera de la cámara estaba la fecha de hoy grabada.

- Lo tenias planeado desde hace tiempo- le dije con un tono acusador y ambos nos reímos.

Tardé un poco, pero vi que él también tenia una pulsera muy parecida a la mía, pero la suya era una cinta de cine. Acerqué su muñeca para apreciarlo mejor y como sospechaba también tenía la misma fecha grabada.

- Quería sorprenderte enseñandotelo yo- dijo con una risa- quería que ambos tuviésemos algo que tuviera que ver con lo que nos apasiona, por eso encargué que en la tuya pusieran una cámara porque te gusta la fotografía, y en la mía una cinta de cine porque me gusta la actuación cinematográfica.

Levante la mirada de la pulsera hasta encontrarme con sus ojos brillantes y su sonrisa perfecta, y le di un beso cargado de amor. Al terminar el beso, nos tomamos una última copa y nos fuimos cada uno a su respectiva casa. Cuando aparqué el coche me puse un poco triste porque no quería que este día acabara.

- Bebé no te pongas triste, que mañana nos vamos a ver- me dijo Matt acariciándome la mejilla.

- Lo se, pero es que me lo he pasado tan bien que no quiero que este día acabe nunca- dije con una pequeña risa.

Al instante Matt se acercó y me dio un beso lento. Al separarnos decidimos que ya era hora de salir del coche y que cada uno se fuera a su casa. Al entrar, fui directamente a mi cuarto, me puse el pijama y me tumbé en mi cama. No tardé nada en quedarme dormido.

Distanciados por una ventana (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora