Primera noche

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Matt era la persona que me impedía cerrar la puerta de mi habitación. Él sin mi permiso entró y cerré la puerta.

-¿Qué haces aquí? Si te he abierto la habitación de invitados- le pregunté confundido.

- Quiero dormir contigo- soltó como si nada, y a mí por un instante se me fue el aire al completo.

- ¿Do-dormir juntos?- pregunté nervioso.

- Si no quieres no pasa cojo...- lo interrumpí.

- No me importa- dije algo ruborizado- sinceramente, me gustaría mucho dormir contigo- dije aún más rojo y agachando la mirada por la vergüenza.

Matt me agarró de la barbilla y me hizo mirarle a la cara, y vi que tenía una sonrisa de oreja a oreja. Se veía muy guapo cuando sonreía. No era consciente de lo rápido que me estaba enamorando de este chico en tan poco tiempo, y sinceramente tenía miedo de que en cualquier momento todo se echará a perder. No me di cuenta de que estaba llorando hasta que Matt me sacó de mis pensamientos.

- Hey, ¿porqué lloras?- me dijo con un tono preocupado mientras me acariciaba la mejilla con el pulgar.

- No quiero que todo esto acabe- dije casi en un susurro cerrando los ojos sin querer mirarle.

Me sorprendió notar unos brazos rodeándome por la cintura y apegándome a un cuerpo que desprendía calor. Al momento me acomodé en el pecho de Matt y disfruté de ese momento, hasta que me aparto de su cuerpo. Casi me puse a llorar otra vez a ver su mirada.

- No quiero que vuelvas a decir eso nunca más- me dijo mirándome con los ojos vidriosos.

Se me partía el corazón al verle tan frágil y dolido por mi culpa, y hice lo único que se me ocurrió en ese momento para animarle un poco. Coji y le di un beso, en el que le decía que lo quería y que me perdonara por ser un imbecil, por haber dicho eso. Él tardó un poco reaccionar, pero cuando lo hizo, me pilló por sorpresa levantándome y sentándonos en la cama, sentándome encima de su regazo sin dejar de besarnos. A los pocos minutos el beso paso de ser lento y dulce, a ser un beso cargado de deseo y pasión. Se notaba que ambos queríamos continuar con aquel beso, pero nos tuvimos que separar por falta de aire. Nuestras respiraciones eran entrecortadas, pero la imagen de Matt me gustó, por raro que fuera. Tenía las mejillas sonrojadas, el pelo pegado en la frente a causa del sudor, y los labios rojos e hinchados.

- Y este chico es todo mío- pensé sin creermelo.

- Sabes que no es nada tuyo. Ni siquiera sabes que sois- me dijo mi subconsciente quitándome la ilusión.

Mi subconsciente tenía razón. Matt no es nada mío, y por eso tenía miedo de que estuviera haciendo todo esto para jugar conmigo y hacerme daño. Sin avisarle me baje de encima de él y me metí en el baño de mi habitación. No quería volver a sentir de nuevo esta sensación horrorosa. Cuando me mire en el espejo mis mejillas ya estaban empapadas por mis lágrimas.

- Archie, ¿estás bien? Sal porfavor- me dijo Matt desde el otro lado de la puerta.

Lo único que hice fue enjuagarme la cara, aunque de mucho no iba a servir, porque tarde o temprano se daría cuenta de que estuve llorando. Salí del baño sin decir nada y me dirigí al armario y me cambié la ropa que llevaba puesta por un pijama en varios tonos pastel.

- Ven aquí y cuéntame qué es lo que te pasa, que se te nota que no estás bien- me dijo Matt con un tono dulce mientras se dirigía a mi cama.

- No me pasa nada, solo estoy cansado- dije en casi un susurro, y me metí en la cama dándole la espalda a Matt.

Como respuesta recibí un suspiro, pero lo que me sorprendió fue que me abrazara por detrás.

- Hasta mañana pequeño- me dijo Matt cerca del odio casi dormido.

- Hasta mañana- dije desganado.

Y cerré los ojos intentando dormir, pero no podía. Aprovechando que Matt se había movido dándome la espalda, coji mi móvil, le baje el brillo al mínimo y me puse a mirar fotos para inspirarme. Estuve así hasta que me fijé que eran las tres de la madrugada. Deje el móvil en la mesilla y giré la vista hasta la puerta donde tenía colgadas varias riñoneras. Me levanté con cuidado intentando no despertar la Matt, y abrí la que era de color mostaza y la abrí. No estaba seguro de lo que estaba haciendo, y cuando coji el contenido que había dentro salí a la terraza sin antes cojer el móvil y los cascos. Me puse una playlist de música triste y me encendí un cigarro. Hacia tiempo que no fumaba desde aquello, pero sentía la necesidad de hacerlo aunque fuera solo una vez. El cielo estaba precioso con la luna llena y todas esas estrellas cubriéndolo. Me relajaba el inhalar y exhalar el humo, era una sensación que no podía describir. Estaba tan concentrado en el cielo que no me percate de que había alguien justo al lado mío. Cuando desvíe la mirada hacia esa persona me asusté porque era Matt, aunque ya sabía que era la única persona que podía estar aquí aparte de mi.

- ¿Qué es lo que estás haciendo?- me preguntó incrédulo.

Yo no podía articular palabra alguna. No sabía que decir, tenía miedo de su reacción.

- Archie, ¿porque haces eso?- preguntó con ojos vidriosos- ¿tan poco te importa tu vida?- agachó la mirada.

- Es la primera vez que lo hago de nuevo después de hace tiempo- dije eso último en susurro.

- ¿Cómo que de nuevo?¿Ya lo habías hecho antes?- me preguntó asombrado- ¿Pero porque fumas?¿No ves que te vas a matar lentamente?- dijo lo último elevando un poco la voz.

En vez de responder agaché la mirada y intenté aguantar las lágrimas que amenazaban con salir, pero no pude y salieron. Matt se preocupó y se me acercó rápido para abrazarme.

- Perdoname si te he agobiado, es que no quiero que hagas eso, me preocupo por ti- me dijo pegándome aún más a él.

- Tranquilo, no te preocupes- le dije y escondí mi cara en el hueco de su cuello.

- Quiero que me cuentes qué es lo que te pasa, pero cuando estés preparado- me dijo a mi pelo.

Me aparte de él, y vi su preciosa sonrisa, la cual me contagió. Matt me acarició la mejilla y me elevó la cara para darme un beso dulce. Cuando nos separamos contemple los bonitos que se veían sus ojos con la luz de la luna. Me sonrió y yo se lo devolví mientras le abrazaba.

- Vámonos a la cama, que tienes que descansar- me dijo con tono calmado.

Me separé de él y asentí. Le cogí de la mano y le lleve hasta la cama, pero antes de tumbarme deje las cosas que había sacado encima de la mesilla. Me tuve al lado de Matt, y me arrimó a él. Me acomodé en su pecho y cerré los ojos. Ahora sí que había logrado poder dormir.

Distanciados por una ventana (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora