El Libro de mis Oc's

One-shot time :D (2)

Preparen las palomitas porque es un one-shot laaaargo :v

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— ¿Así que un nuevo trabajo, eh? — alzó una ceja con interés y tomó un poco de su refresco, mientras con sus ojos verdes bajo unas gafas de sol observaba la pantalla en la que hablaba con un colega.

— Que sí —bufó el contrario con exasperación—. Oye, llevo prisa, así que dime si lo aceptarás o no, Nigel.

— Hey, cálmate un poco, amigo mío —la pantera de pelaje bronce hizo un gesto con su mano, y dejó el vaso plástico en la mesa—. Solo quería ver si era fiable o no.

— ¿Y qué decides ahora?

— Pues... Me gusta la oferta —sonríe de lado con arrogancia—, y de hecho es mucho dinero. Así que si, lo acepto.

— Muy bien, entonces recuerda presentarte a la sede mañana temprano. El viaje interdimensional es complicado, ya sabes cómo son las cosas; te sugiero que no te trasnoches con tus arranques de diversión.

— Va bene, va bene —resopló—. Allá estaré —Nigel colgó la llamada, recogió su tableta y su refresco, y se fue de la pequeña tienda donde estaba.

...

A la mañana, el chico se vistió con su camisa blanca, suéter azul oscuro, pantalón negro y tenis azules con negro; tomó todo lo necesario y se fue a la "sede", que en realidad era un callejón con muchos recondijos, de un edificio muy grande que se veía viejo y abandonado. Entró pasando por unos sujetos que custodiaban la entrada, casualmente, y subió unos cuántos pisos hasta llegar a una sala donde había unas máquinas y otros sujetos reunidos en esta.

— Que sorprendente que hayas aceptado —comentó uno de ellos.

— ¿Por qué les sorprende? Es solo un trabajo.

— Propuesto por un charlatán, a nuestro parecer —mencionó el mayor de todos, que observaba desde una esquina.

— Uno con mucho dinero, el cual no voy a rechazar —se río levemente—. Per favore, creo que si hubiera conocido a la mia madre, no se hubiera preocupado tanto por mi como ustedes. Ya déjenlo estar —Nigel avanzó hasta la máquina y los volvió a mirar—. Tutto pronto? [¿Todo está listo?]

Unos de los más subordinados se acercaron a programar las máquinas, y luego le avisaron cuando ya estaba preparado el portal.

Cuando se logró teletransportar, hizo el típico procedimiento de esos casos: unos sujetos conocidos lo recibieron en la nueva dimensión y le indicaron todo lo que debía hacer como parte de su trabajo. El chico de cabello bronce se estableció en un pequeño hotel, y cuando le fue dada la respectiva instrucción, fue hacia una de las habitaciones en la que se estaba quedando quien lo había contratado.

Primero llamó a la puerta, y cuando entró se encontró con un erizo de púas blancas y mechones verde menta, de ojos amarillos, que vestía un chaleco verde oscuro, largo y de manga corta, y unos zapatos del mismo tono con líneas delgadas amarillas; también usaba unos brazaletes mitad verdes y mitad amarillos en sus muñecas. Este estaba sentado en un sofá de la habitación, jugando con un mazo de cartas que revolvía ágilmente en sus manos.

Al no verlo reaccionar cuando llegó, la pantera aclaró su garganta: — Ciao... ¿Te llamas Tyler, no es así?

— Si —el erizo no levantó su mirada, era como si estuviera hipnotizado con sus cartas—. Llegas tarde.

— Qué... Solo son 3 minutos después de lo que acordamos —alza una ceja.

Tyler despegó por fin su mirada de lo que hacía y la fijó en Nigel; era una mirada fría que el contrario sostuvo sin ningún problema. No era un cobarde, después de todo.