La Princesa Maldita (Parte I)

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AVISO: Esta historia puede contener lenguaje ofensivo y escenas violentas explícitas, así que pido discreción.

Relato laaaaargo, espero que traigan sus palomitas :v

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Hace mucho tiempo, siglos podría decirse, un joven gato de una familia muy adinerada llamado Edmond, se enamoró de una bella eriza humilde de pelaje lila y cabello morado oscuro y corto, de ojos dorados y contextura delgada. 

Su nombre era Arzu. 

La conoció por accidente, y en ese instante quedó atrapado por su belleza; nunca había visto a una chica tan hermosa y tan sencilla. Cuando se estaban conociendo, Arzu se enamoró de la alegría y nobleza de Edmond, se enamoró de su forma de ser.

Desafiando las normas de su familia conservadora, Edmond se casó con Arzu; sus padres no estaban de acuerdo en que se casara con una joven de clase baja, pero por la belleza de la chica, simplemente se rindieron y lo permitieron.

Después de un tiempo, la felicidad llegó al hogar de ambos: Arzu estaba embarazada, y Edmond se había regocijado al enterarse.

Cuando dieron la noticia al resto de la familia del chico, los felicitaron y se alegraron por saber que un heredero de la fortuna venía en camino.

En una tarde, los amigos de Edmond acordaron ir a visitarlo para felicitarlo a él y a su esposa. Al recibirlos, los atendieron y estos les llevaron regalos a la pareja de casados. Fue una tarde llena de charla y buen ánimo... Excepto por un pequeño detalle.

— Querida —el gato se acercó a la eriza, acompañado de una chica que ella desconocía: era una gata de pelaje beige y vestimenta refinada—. Quería presentarte a Chloe, es una gran amiga mía. Nos conocemos desde niños.

Arzu miró a la chica y le sonrió— Es un gusto. Me llamo Arzu.

Chloe, por el contrario, le dirigió una mirada despectiva— Si, lo mismo. Oye, Ed —la gata miró al contrario con una expresión más relajada—, quisiera hablar contigo un momento.

— En un momento, tengo que recibir a los otros invitados. Si quieren pueden hablar mientras, yo ya vengo —el gato le dio un beso corto a su esposa y se fue a la entrada de la casa.

La eriza suspiró y volvió a mirar a la gata, quien la miró de arriba abajo. Arzu se sintió incómoda por aquel gesto y aclaró su garganta.

— ¿Entonces tú y Edmond se conocen desde niños? Es impresionante.

— Si, y nos conocemos muy bien. Diría que somos muy íntimos, de hecho —Chloe pasó su mano por su cabello y la miró de forma arrogante.

La eriza se sintió aún más incómoda e incluso molesta. Aún así no perdió su compostura y le regaló una pequeña sonrisa.

— Por cierto —siguió Chloe—, voy a quedarme unos meses en esta casa por cortesía de los padres de Edmond, ya que me necesitan para negocios. Espero que no le moleste, mi señora.

Arzu quedó muy confundida, y vio llegar a su esposo junto a ellas en el momento en que le respondía a la contraria.

— ¿Unos meses?

— Si, eso fue lo que dije. ¿Hay algún problema? —la gata alzó una ceja.

—... No, por supuesto que no —la eriza negó con su cabeza y bajó la mirada.

— Veo que ya le contaste —Edmond miró a Chloe—. Será bueno tenerte aquí. Y quien sabe —se sentó al lado de su esposa y tomó con cariño su mano—, tal vez puedas ver a nuestro bebé nacer.

El Libro de mis Oc'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora