Carved in Stone (Parte I)

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"Regla #1: Un cazador debe cuestionar su entorno y a otros. Debe saber diferenciar entre lo que es conveniente y lo que no, y debe pensar de forma crítica"

Un golpe, dos golpes.

"Regla #2: Un cazador debe trabajar en pro de la Organización. Los intereses de los Cazadores deben ser su prioridad"

Daba otro golpe, y otro. Todavía no lograba derribarlo.

"Regla #3: Un cazador siempre debe estar preparado para cualquier situación, y debe ser capaz de superar a sus enemigos"

La frustración lo alcanzaba poco a poco. Sus pequeñas manos temblaban y perdían la fuerza.

"Regla #4: Un cazador no puede actuar de forma impulsiva o suicida. Debe mantener sus emociones bajo completo control"

Al mandar el hacha de nuevo, esta se quedó atrapada dentro de aquel muñeco de heno y madera. Hizo fuerza, pero no pudo sacarla.

— ¡Leigh! ¿Qué crees que haces? —gritó uno de los cazadores profesionales que dirigía la práctica, un oso ártico de intensos ojos azules, quien destacaba por portar una pesada espada en la funda de su cinturón.

— S-se atascó, ¡ayuda! Por favor... —el pequeño erizo, de púas grises claras y ojos color vino tinto, halaba como podía del pesado mango de su hacha de entrenamiento, un arma que era incluso más grande que él; pero no podía ni moverla.

— ¡Saca la maldita hacha tú solo! ¡¿Acaso crees que alguien te ayudará cuando estés solo con el enemigo?!

Leigh dio un paso atrás, dejando el hacha atrapada. Alcanzó a soltar lagrimitas cuando sintió el dolor en sus manos y negó rápidamente.

— ¡No puedo, señor, yo no-! —no alcanzó a terminar antes de ser derribado por un golpe en la mejilla que le había propinado el mayor.

Los otros niños, que contando a Leigh eran 20 y estaban en el mismo entrenamiento con más cazadores, se quedaron sorprendidos y algo asustados ante la escena; entre los más angustiados estaban aquellos que todavía no lograban pasar la prueba del muñeco, así como Leigh.

Por su parte, aquel cazador miraba con intensidad al pequeño— Mediocre... ¡5 minutos! -volvió a vigilar a los otros niños que seguían en ese primer entrenamiento.

Leigh se quedó un momento tendido ahí en el piso, aguantando el enojo y las lágrimas. Cuando volteó a mirar, vio una mano extendida hacia él. Era su amigo Hazel, un pequeño gato de pelaje amarillo de su misma edad, quien lo ayudó a levantar y le dio su apoyo, reflejado en su mirada inocente.

— Tranquilo, ya lo lograrás después.

El pequeño erizo miró al suelo todavía con frustración. Fue cuando escuchó el golpe de la madera contra la piedra del suelo, y al ver, otro muñeco había sido derribado por otra niña, una eriza de púas casi doradas, cabello corto y ojos oscuros, que ahora se habían fijado en él sin expresión clara. Una cazadora se acercó a ella, le recibió el hacha y la llevó a otra parte.

— Aisha es muy fuerte, ¿no lo crees? —comentó Hazel con tono alegre, pero antes de que Leigh le respondiera, otro cazador adulto se les acercó y los llevó con los demás.

En fila, formaron a los niños cerca del patio frente a la enorme casa donde se entrenarían de ahora en adelante; estaba cerca al orfanato donde ellos vivían. Cada uno recibió un refrigerio, y se les permitió descansar por media hora.

...

Regla #5: Cualquier cazador que incumpla con alguna de las presentes reglas, y por ello manche el honor de Stonehill, ha de ser considerado como un traidor... —recitó seriamente un erizo adulto de púas castañas, ojos negros y vestimenta estándar de chaleco, camisa, pantalón y botas negras, que llamaba la atención por tener una gran ballesta en la espalda—. Siendo este el código de reglas por el cual nos regimos como Cazadores, que ha de quedar grabado en piedra hasta el fin de sus vidas, he de darles la bienvenida a nuestra maravillosa Organización.

El Libro de mis Oc'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora