Año Nuevo Lunar (One-shot especial)

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Un año lunar más para ella.

Un año lunar más en su eterna condena.

Desde la cima del Biseul-san, una de las montañas al sur de la ciudad de Daegu, la joven tigresa de pelaje pardo claro y sus típicas franjas negras, y ojos marrones brillantes, observaba el hermoso paisaje natural que daba hacia una pequeña aldea, mientras caía el anochecer.

Al sentir la brisa nocturna, decidió entrar nuevamente a su humilde y tradicional morada, en la cual convivía con algunos espíritus locales que le hacían compañía en medio de su soledad.

A la luz de bellos faroles rojos que había puesto como decoración para la festividad, y los candelabros de las paredes, aquella joven peinaba su sedoso cabello frente a un espejo; se colocó algo de esencia de manzana para darle aroma al cabello, y aprovechó para acomodarse su vestido color celeste y blanco.
Según la astrología china, era el año del conejo de agua, por lo que el color azul era de buena suerte para esa ocasión.

Se hizo un peinado especial con el cabello recogido en dos finos broches color marrón, con lo que su esbelto rostro quedó despejado. Bajó un momento la mirada para guardar su cepillo en el tocador, y ahí sintió un escalofrío en la espalda, una presencia atrás de ella muy sutil.

Al ver por el espejo, encontró entre las sombras una figura masculina familiar, con unos bellos ojos heterocrómicos que se destacaban. Su presencia silenciosa y elegante logró dejarla sin palabras como de costumbre.

— Daehyun-a... Annyeonghaseyo [Buenas noches] —inclinó un poco la cabeza desde su lugar, y aún viéndolo por el espejo.

El lince también inclinó un poco la cabeza para corresponder al saludo.

— Seoyeon...

— No esperaba tu visita. Bienvenido.

— Es la primera luna nueva del año. Siempre vengo por mi fortuna, ¿sabes?

En cuanto ella logró entenderlo, soltó una pequeña risa nerviosa— Lo había olvidado. P-por supuesto —se levantó y le indicó el camino hacia la sala—. Sígueme.

Una vez en la sala, el pelinegro se sentó en la alfombra con las almohadas grandes que había; la luz de los faroles revelaba su sencillo hanbok celeste, el cual era un traje tradicional de su natal Corea del Sur.

— Hace años que no venía. Imagino que no mucho ha cambiado por acá —comentó mientras miraba las decoraciones.

— No mucho, todo sigue en orden —la felina sonríe mientras iba encendiendo algunos velones blancos.

— ¿Qué hay de tu familia? ¿Y tus protegidos?

— Bien, supongo —suspira leve mientras se inclinaba un poco hacia las velas ofrendadas a los espíritus, y luego se enderezaba—. Los descendientes siguen su vida, se dedican a la magia, y mis protegidos... Ellos han crecido mucho. Lo único que me temo es que se separarán muy pronto por las peleas.

— Lamento oír eso... Pero probablemente la madurez de la vida haga que esos hermanos solucionen sus diferencias.

— Eso espero —la chica tomó un jarrón de cristal y lo llenó de agua—. Después de todo, tienen futuros brillantes. Uno de ellos bendecido por la magia solar...

Escuchar eso hizo que Daehyun se tensionara por instinto. Era una criatura nocturna, y el sol era el peor de sus enemigos. En especial quienes regían su poder.

— Y el otro bendecido por los hilos del destino, y por el fuego sagrado. Aunque su poder sigue siendo un misterio, incluso para él... A veces creo que los dioses lo tienen literalmente destinado a algo más grande —con la misma sonrisa, llevó el jarrón hacia la alfombra cuando se sentó frente al lince—. Lo siento, te estoy aburriendo por hablar solo de ellos...

El Libro de mis Oc'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora