➢Capítulo Veintidós.

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Jungkook cerró los ojos y los abrió lentamente, tan lento que incluso sintió los ojos arderle. Suspiro por última vez antes de voltear hacia la ventana donde se veía el estacionamiento trasero.

Ahí estaba Jimin, era rara la vez que lo veía en ese lugar porque por lo general estaba, o en su oficina, o dándo clases.

Lo vio recargado en su auto, con los brazos cruzados y vistiendo ese traje color vino sin saco, la camisa con los dos primeros botones desabrochados y las mangas que llegaban más arriba de los codos dejando ver sus brazos fuertes.

Jimin era un hombre de ensueño,ahora entendía porque siempre recibía invitación a citas por parte de las secretarias, o incluso de las maestras.

Hizo una mueca de asco al imaginar a su novio con la maestra de letras. Esa vieja que no se le haría raro que le dijeran era mayor que el maestro Choi.

Finalmente vio al rubio voltear hacia él, y guiñarle un ojo antes de caminar a la entrada del instituto.
Jimin se había generado algunos pequeños problemas por eso, decían que él cómo maestro era muy coqueto. Que hacía ese tipo de actos para volver locos a todo aquel que lo viera, pero no, Jimin no lo hacía con esta intención porque siempre que lo hacía era para él.

Volvió a suspirar y volvió su vista al pizarrón donde el maestro de biología seguía anotando cosas sin sentido para él.

Cuando el timbre de cambio de hora sonó, tanto Jungkook como Taehyung y Hoseok se levantaron para ir a la cafetería. Tenían diez minutos siempre en cada cambio,¿para qué? realmente no lo sabía pero debía sacar ventaja de eso y si lo hacían era para comprar comida.

Además, la clase siguiente era con Jimin, él siempre los dejaba comer en el salón aunque había un reglamento pegado en la pared donde se prohibía hacer eso. Por eso Jimin siempre sería el favorito de todos los alumnos.

Cuando los tres salieron del salón y caminaron por el pasillo se detuvieron cuando vieron al maestro rodeado de, desgraciadamente, las secretarias.

Él lo entendía, de verdad que si, entendía que Jimin robara suspiros a la mayoría, incluso entendió cuando encontró en Instagram una página de seguidoras de él, obvio que eran alumnas del colegio.
Pero estar acosandolo ya era otra cosa, y más si eran entre siete mujeres urgidas de atención.

Finalmente puso los ojos en blanco y se acercó, "discretamente" a donde estaba el rubio, seguido de sus dos amigos que solo trataban de no reír por los celoso que podía ser su amigo.

Cuando Jungkook pasó a lado de su novios y las secretarias, se paró por dos simples segundos llamando la atención del mayor, volteo a verlo y volteó la cara de inmediato yéndose del lugar con orgullo.

-Lo siento señoritas.-Jimin les sonrió con amabilidad.-Pero por el momento tengo una pareja.

Ellas se quejaron al ser rechazadas mientras el maestro salía de entre su círculo.

-Jungkook.-Caminó rápido llamando su atención, pero Jungkook no volteó y eso solo hizo a Jimin negar con la cabeza y virar los ojos.

-Alumno Jeon, para usted maestro. -Contestó con mala gana, dio media vuelta y de inmediato chocó con el pecho de su maestro.

Tenían la suerte de ser los únicos en el pasillos, pues las siete mujeres se habían ido resignadas.

-Tal parece que esta muy ocupado con sus amigas, así que-

-Lo espero en mi oficina en la hora de salida, joven Jeon.

Jungkook se cruzó de brazos cuando vio a Jimin irse sin decir nada más. No, no importaba qué, aunque hayan dicho que no iban a volver a pelear, no iría a su estúpida oficina.  Se haría el digno por primera vez.

• • •

No sabía como había acabado ahí.
Veía a su novio sentado en su silla giratoria en, efectivamente, su oficina.

Si, había dicho que no iría pero la curiosidad mató al gato y él estaba dispuesto a tomar ese papel en aquella ocasión.

-Así que el niño estaba celoso.-Rió el rubio mientras recargaba su pierna derecha en la izquierda.

-No me digas niño.-Riñó.

-Bien, pero el que no te lo diga no quiere decir que no estabas celoso.

Jungkook rió sarcástico recargando su esplada en el respaldo de la silla.

-Pero mira quien lo dice, el que se molestó porque Mingyu dice que es mi novio aún sabiendo que es mentira.

-Es diferente.

-Si, tienes razón. Porque mientras a mí me persigue un hombre a ti te persiguen siete mujeres.

-Y yo qué culpa tengo.-Se levantó de su asiento solo para irse a sentar a un lado de Jungkook. -Después de todo, aunque tengo a las secretarias detrás de mí, a mí me gustó un alumno.¿Te recuerdo su nombre?.

Jungkook sonrió cuando Jimin besó su mejilla. Olvidando por completo su enojo.

-Y si mal no recuerdo.-Siguió el rubio. -Estamos a punto de cumplir cien días de novios.-Jungkook volvió a sonreír como ñoño cuando ahora el rubio besó sus labios.-Y quería decirle que tengo un regalo para él.

-¿De verdad?.-Preguntó emocionado.

Debía confesar que los regalos que Jimin solía darle eran tan increíbles, mientras él le preparaba la cena, o le regalaba cosas no costosas, Jimin le daba relojes de setenta mil dólares, y le compraba cualquier capricho.

Así que era normal sentirse así, después de estar tan acostumbrado.

-Es un pequeño viaje, estaremos tres días fuera. Sólo si tú quieres, el lunes y el martes no tienen clases así que supuse que estaría bien irnos unos días.

Jungkook parpadeó unas cuantas veces viendo los boletos que Jimin tenía en su manos y se los entregaba.

-Yo...-Suspiró pesado.-¿Cómo puedes comprar esto?.Es muy costoso, no debiste hacer, sabes...yo estaría bien si solo salíamos juntos a cenar.

-Entonces...

-¡Claro que iré!, ya pagaste por esto, tengo la obligación de hacerlo no puedo simplemente hacerte gastar, no sería correcto.

Jimin rió bajo estirando su cuerpo cansado, debía dejar de hacer ejercicio en la mañana y hacerlo en la noche.

-Estoy bien, no debes preocuparte por el dinero, solo quiero que disfrutes.

Y vaya que lo harían en ese viaje.

Ahora si.

Maestro (Jikook) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora