Capítulo 4. Inusual visitante

122 17 4
                                    

Al llegar a mi casa Cadmus bajó del auto y me acompañó hasta la puerta, me preguntó una vez más si estaba bien, le aseguré que lo estaba y de igual modo le pregunté a él, quien también aseguró que se encontraba bien. Le agradecí por llevarme a casa y le pedí que me avisara cuando él estuviera en la suya, intercambiamos números de teléfono y finalmente se  fue hacia su auto mientras yo entraba a mi casa.
El lugar estaba completamente apagado; supuse que mis padres y mi hermana estarían dormidos pero aún así subí las escaleras y me dirigí a la habitación de mis padres, la puerta estaba abierta pero confirmé que ambos dormían plácidamente; cerré la puerta, sabiendo que si alguno despertaba en algún momento y veían la puerta cerrada sabrían que yo había llegado a casa. Después me fui a mi habitación, cerré la puerta tras de mí antes de prender la luz; el lugar se veía algo desastroso, las cosas que había traído Elina por la mañana estaban esparcidas por el lugar; en ese momento, recordé que no le había avisado aún que ya estaba a salvo en casa. Le mandé un texto que respondió con un mensaje de que ella apenas estaba entrando a su casa, le pregunté si estaba bien y ella me dijo que sí, que se había asustado y estaba confundida con lo que había pasado pero se sentía más tranquila.

M: Eli, yo sé que está de más recordarte esto, pero lo que sucedió esta noche no lo puede saber mi madre, nunca.

Si mi madre se enteraba que unos hombres extraños habían irrumpido en la fiesta y que todo había sido una gran conmoción por una razón que desconocíamos, me encerraría en una torre y no me dejaría ver a nadie que no fuese ella, mi padre o mi hermana, jamás.
Elina me respondió diciendo que no me preocupara por eso, mi madre no se enteraría; luego me preguntó si estaba bien, le dije que sí pero ella insistió preguntando de nuevo.

M: Juro que estoy bien, Eli, no tienes que preocuparte por mí
E: Te creo, ¿te veo mañana?
M: Claro, ahora ve a dormir

Dejé mi celular en el la repisa de la cabecera, que funcionaba como un buró, a un lado de mi cama luego de despedirme de Eli; respiré profundo, como tratando de encontrar fuerzas suficientes para levantar el tiradero de cosas y finalmente me puse a hacerlo. No guardé todo y tampoco lo hice con demasiado cuidado, solo quité las cosas del piso donde estorbaban, subiéndolas todas al pequeño sofá que tenía en mi habitación. Una vez que terminé con eso, cambié mi vestido por mi pijama para después entrar al baño, desmaquillar mi rostro y lavarlo. Al final regresé a mi cama, tiré de las cobijas para poder meterme y dormir; solo que no dormí.
Luego de la noche que acababa de tener me sentía exhausta pero parecía no tener sueño; estaba casi segura de que podía deberse al miedo de antes y que aún me sentía nerviosa.
Llegó un mensaje de texto a mi celular y lo tomé de donde lo había dejado anteriormente; era Cadmus, avisando que por fin estaba en casa y que todo estaba bien, le agradecí por avisarme y le dije que nos escribiríamos después. Miré la hora, 1:25; me di cuenta que en realidad estuvimos en la fiesta más tiempo del que creía.
Aún sin tener sueño, me puse a mirar cosas en el celular para distraerme de lo sucedido; miré un rato mis redes sociales hasta que me aburrí de eso, pensé en poner una película o serie en Netflix pero luego de darle la vuelta un par de veces y no encontrar nada que llamara mi atención, recurrí a los libros electrónicos que tenía guardados. Mi elección para esa noche fue "Maravilloso Desastre" de la grandiosa Jamie McGuire, era uno de mis libros favoritos, cada que lo leía, me sumergía tanto en la historia que solía distraerme de todo lo que sucediera a mi alrededor.

Esa noche fue la excepción.

Mientras leía cómo Travis ayudaba a Abby a estudiar para su examen de biología, escuché un ruido extraño proveniente de fuera de la casa. Me sobresalté y sostuve con fuerza mi móvil, esperando unos segundos para escuchar si el ruido extraño se repetía, pero no fue así. Volví a mirar la hora, ya pasaban de las 2 de la mañana, estaba tan inmersa en la lectura que no sentí el tiempo que había pasado.
Decidí volver a centrarme en el la historia de Abby y Travis, convenciéndome de que aquel ruido pudo ser el viento moviendo los árboles o alguna cosa así. Apenas empezaba a retomar el párrafo donde me había quedado cuando escuché aquel ruido nuevamente; me paré de la cama de un salto y me asomé por la ventana, mi habitación quedaba del lado de enfrente de la casa por lo que al asomarme podía ver el pequeño pedazo de césped que teníamos delante, la acera y la calle. Miré hacia la izquierda y la derecha, incluso hacia abajo y hacia el cielo; no había nada ni nadie.
Estaba dispuesta a volver a mi cama, convencida de que mi paranoia trataba de tomar control de mí; aunque segundos después me di cuenta de que no se trataba de eso; no era mi parte miedosa y nerviosa, no, en realidad algo extraño sucedía y lo confirmé cuando volví a escuchar el ruido, solo que esta vez, provenía de dentro de la casa; de la planta baja.
El aire se quedó atascado en mis pulmones, miles de horribles escenarios pasaron por mi mente; ¿qué debía hacer ahora? Solo tenía tres opciones: la primera, podía ignorar por completo cualquier sonido que escuchara a mi alrededor y tratar de conciliar el sueño; la segunda, despertar a mis padres, lo que asustaría a mi madre y seguro tendríamos a la policía aquí, investigando algo que bien pudo ser algún animalito del bosque; y por último, la tercera, la que más me aterraba pero que, a mis ojos, era la mejor opción, ir a investigar por mi cuenta.

Bright eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora