Ariel 1

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Ariel adoraba estar rodeada de personas.

Adoraba estar en casa de sus papás, con su mamá encima de ella, diciéndole lo hermosa que era y haciéndole mimos.

Y su papa bueno... si no fuera tan sobreprotector con ambas...

— ¿Podemos ir de compras? —pregunta Ariel, esperanzada de que su madre asintiera.
—Oh, cariño—susurra— Tu padre... Ty y yo peleamos temprano y no quiero que llegue y nos encuentre fuera ¿me entiendes?

Ariel hace puchero, triste de no haber convencido a su madre.

—Pero papá entenderá, papá te adora.
—Si, tú papa me adora pero últimamente está muy furioso.
—Por abuelo, ¿cierto?

Su madre la mira, incapaz de decirle mentiras. Y asiente.

—Tu abuelo cariño, tu abuelo nos está dando muchos problemas últimamente.

Ariel a sus veintiséis años, era lo suficientemente madura para saber lo que pasaba en su familia.

Su abuelo había sido un hombre muy déspota.

Tyler, su padre. Había dicho en varias ocasiones que él alejó a su madre en un momento muy difícil, y le dio la espalda.

Hasta que dio a luz a Dylan, su hermano mayor.

Y aunque Dylan no hablaba tanto con su abuelo, Ariel sí.

Ariel hablaba con él a escondidas.

Extrañamente, había encontrado la forma de llegar a él.

Y hablaba con él, y aunque él jamás se había mostrado déspota o frio con ella, tampoco lo conocía del todo.

Él le había contado que vivía en Omán, en donde Arela –la madre de Ariel- nació y creció.

Que era chef de un importante hotel, y que vivía en la casa de su jefe, sirviéndole también ahí.

Sabía que tenía deudas, sabía que las cosas estaban difíciles para él, sin embargo... quería conocerlo.

—Buenas noches.

La voz de su padre la sacó de sus pensamientos, y se giró a él, levantándose del piso.

— ¡Llegaste! —exclama ella, tirándose en sus brazos.

Su padre la atrapa, confundido.

—Mmm, si —murmura— ¿Qué pasó cariño?
— ¿Podemos hablar en privado? —inquiere ella en su oído.
—Está bien, vamos fuera un momento —dice el, apartándose.

Ariel con una sonrisa maliciosa y la mente a mil, sale de la habitación, y tras girarse a su papá, se cruza de brazos.

— ¿Por qué tienes a mamá tan triste? —Balbucea— ¿Ya no la quieres?

Su padre abre los ojos sorprendido.

— ¿Tu mamá triste?
—Sí, está muy triste —Ariel niega con la cabeza— Estoy considerando llevármela a mi departamento, que ella este aquí y tú la estés medio tratando no colabora a su humor, papá.

Su padre la mira avergonzado.

—Lo siento... cariño. Han sido días difíciles y... no quería hacer sentir mal a tu mamá.
—Pues... podría recordarte que mamá es joven, y es una mujer hermosa —ella se encoge de hombros— Si tú no quisieras estar con ella... muy bien qu...
—Ariel —la corta— lo de tu mamá es... es una tontería. Ella no se irá con otro.

Ariel levanta una ceja.

—Pues no lo sé, quizá no sea mi problema meterme entre ustedes peeeero —alarga ella— Mamá no se merece ser infeliz, y lo sabes.

Entrégate -SAGA HEREDEROS 2- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora