Evangeline 1

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 Y entrégate cuerpo y alma, sin dudar.
Sin importar qué.

Me entrego a ti, cada día. Como si fuera la primera vez. Ángel David.

K. L. NAVA.

"La humildad es la base de toda verdadera grandeza" 

Mi vida ha sido como un túnel sin salida, he estado manejando y manejando, anhelando y anhelando un poco de paz, un poco de amor, un poco de todo.

Me obligo a mí misma a levantarme del escritorio.

Pero algo cae del techo al escritorio y lo que veo es una pelusa blanca.

Y cuando la tomo, una sensación electrizante corre por mi mano en dirección a mi brazo, haciendo que me siente por inercia.

< Ava >

Mis ojos se cierran y unos ojos tristes aparecen en mi mente seguido de una imagen de la sede de New York y la voz de Ava retumba en mi cabeza.

< Lo sabrás cuando lo toques >

Mi cuerpo se rinde ante la visión y lo otro que siento es como la habitación se sacude, y la puerta se abre.

Aprieto la mano con fuerza, tratando de controlar el impulso de ver más. Pero papá entra, con el ceño fruncido.

Me relajo en la silla y abro la palma.

Nada

Mis uñas marcadas en mi palma es lo único que hay.

— ¿Holgazaneando otra vez? —intuyó, con gesto serio — Deja de estar moviendo cosas y baja a derribar a Vladislav, ha acabado con todos los chicos y es un crío. No me dejes en pena. Saca la Gray que llevas dentro y boxea como te lo enseñó papá.

Tomo una bocanada de aire y asiento, poniéndome de pie, tratando de no mostrarme demasiado hiperactiva, nerviosa... feliz.

En cuanto llego a la sección de boxeo del gimnasio, veo a Vladislav más furioso que nunca, con el protector bucal, los guantes en sus manos y su pecho sube y baja con rapidez.

Yo, toda linda y educada, aparezco en su campo de visión a las mismas que pongo mi protector.

Mis manos vendadas desaparecen al momento que uno de los chicos me ponen los guantes rosas y Vladislav ríe, quitándose el protector.

—Esto es jodido, nena... voy a aplastarte como lo he hecho con todos tus hombres —dice muy seguro de sí mismo, yo asiento.
—Hazlo —lo reto.

Y a él le brillan los ojos, poniéndose el protector bucal otra vez.

Los gruñidos se vuelven más furiosos a medida que logró esquivar todos los golpes que da, los piensa, los analiza, está dándome todo en bandeja de plata.

Los chicos están riendo y sé que papá tiene una sonrisa en la cara a medida que yo avanzo, y Vladislav retrocede, totalmente en desventaja.

Un golpe en la mandíbula, otro en un costado, una llave rápida, lo derribo, tomo el control de su brazo y el ruje de dolor.

Hasta que siento como le da dos golpes al piso.

En cuanto me mira, está furioso, quiere ahorcarme, quiere matarme.

Me quito el protector, y me aparto tres gotitas de sudor que corren por mi frente. Cuando él está chorreando.

Se quita el protector furioso.

Entrégate -SAGA HEREDEROS 2- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora