Cap 0

4 3 0
                                    


Fernanda escuchó una fuerte explosión, acompañada de un temblor. Afortunadamente ya había salido del baño, de lo contrario habría estado acostado en la caja húmeda. Aún con una toalla, corrió a la habitación donde estaba su ropa en la cama. Llevaba sus pantalones azules que encontraba extremadamente cómodos, la camisa rosa claro que se parecía mucho a su tono de piel. Se ató el pelo negro y se puso las zapatillas de deporte por primera vez en meses. Antes de irse, pasó la mano por debajo de la almohada, de la que sacó una pistola.

Caminó hacia la habitación con la pistola todavía en la mano, y por la mirilla de la puerta pudo ver lo que estaba pasando. Sale humo por debajo de la puerta del apartamento de su vecino. Aun conociendo el peligro, Fernanda abrió la puerta y se dirigió al departamento de enfrente.

- ¡Nando, abre la puerta!

Ninguna respuesta. Apretó el arma con fuerza y ​​disparó a la manija de la puerta. Luego arrojó su propio cuerpo por encima de la puerta y la abrió. Salió mucho humo cuando Fernanda abrió la puerta, la ensalada de la casa de Nando estaba muy caliente. El sistema de extinción de incendios se había activado arrojando agua por toda la casa, pero las llamas aún dominaban la habitación y en la cocina la situación era aún más caótica. Probablemente fue donde comenzó el incendio. La explosión que se produjo en ese lugar fue lo suficientemente fuerte como para romper la ventana que daba acceso al balcón, y ese era el camino que ahora estaba tomando el mar de humo.

Regresó a casa, tomó una toalla de la cocina, la sumergió en agua y entró al departamento de su vecino.

- Nando, ¿dónde estás?

Le ardían los ojos mucho, sabía que no podía quedarse más allí. El agua que caía no estaba lo suficientemente cerca como para apagar todas esas llamas, lo más que hizo fue mojar todo su cuerpo, que ya se estaba calentando.

- ¡Nando, contesta!

Fernanda seguía sin recibir respuesta, tendría que salir de ese lugar, pero antes recordaba que Nando podía estar en el baño. Hace casi un año, el administrador del condominio había presentado un curso de bomberos a los residentes. Y uno de los posibles lugares para esperar ayuda, si no hubiera forma de salir del lugar, sería el baño; el cual contaba con su propio sistema de ventilación que ayudaría a eliminar parte del humo del lugar. Sin mencionar el agua de la ducha que podría ayudar a reducir la temperatura de su cuerpo y ayudar a combatir las llamas de ese lugar.

Pero su pensamiento positivo se rompió cuando vio ese cuerpo en llamas en el suelo. Incluso se acercó para estar segura, pero que estar con el 70% del cuerpo carbonizado era su vecino. Esa escena no la afectó, era parte de su vida diaria, desde que comenzó a trabajar como policía municipal hace 5 años. No podía hacer nada más que salir de allí lo más rápido posible, antes de que su cuerpo se volviera el mismo que el de Nando. Se puso la pistola alrededor de la cintura y se dirigió a la salida del apartamento, antes de embriagarse con ese humo.

- ¡Manos para arriba!

El oficial de policía había dado los primeros pasos por el pasillo cuando escuchó esa voz. Se volvió a la derecha y vio a un hombre delante de él sosteniendo lo que parecía ser un arma. Los ojos de Fernanda estaban rojos por el humo, todavía no podía ver muy bien. Pero en medio de un soplo de aire fuerte, tomó su arma y disparó a la sombra frente a ella.

- ¡Sin niña, sin armas!

Otro hombre apareció, esta vez detrás de Fernanda, dándole un abrazo de oso, dejándola totalmente inmovilizada. El hombre que tenía enfrente se acercó caminando y tomó la pistola que Fernanda llevaba en la cintura.

¿A dónde van las estrellas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora