PRÓLOGO

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"El tiempo no fue tiempo entre nosotros

estando juntos nos sentimos infinitos 

Y el universo era pequeño comparado con lo que éramos tú y yo..."

—¡Vamos Vizh! mis padres llegarán tarde pero no tan tarde. —Exclamó Wanda mientras tomaba de la mano a su mejor amigo apresurándolo a su casa.

—¿Segura que es necesario todo esto?

—¡Por supuesto! ¿13 años, casi 14 y jamás besado? no puedes llegar en blanco con Virginia, ella debe creer que eres un chico que ya sabe lo que hace.

—¿No crees que es mejor que ella me quiera por lo que soy? —Preguntó Visión dubitativo.

Ya estaban a un par de metros para llegar pero Visión al cuestionar esto, hizo que Wanda se detuviera frente a él, para mirarlo con su mejor cara de convencimiento, acunando su cabeza y dándole un beso suave en su frente.

—Claro que eso es mejor, y yo muero de curiosidad, pero no haremos esto si prefieres esperar. -Respondió Wanda con seguridad.

Visión sonrió. —Quiero que mi primer beso sea contigo, sé que tú no te burlaras de mi si sale mal.

—Jamás me burlaría de ti Vizh. —Afirmó Wanda con seriedad.

—Lo sé. —Dijo Visión dejándose guiar al paso apresurado de su mejor amiga.

Wanda Maximoff amaba a su mejor amigo como nadie había amado antes y por eso haría lo que pudiera para que él fuera feliz. Por eso se ofreció a ayudarlo a practicar para invitar a salir a Virginia Viqueira, una de las chicas más populares del secundario, pero para eso primero necesitaba enseñarlo a besar. Ella le había mentido diciéndole que ya sabía, pero la realidad era que no tenía una pizca de experiencia, jamás había besado a nadie, menos con Pietro pisándole los talones; y lo que estaba por hacer su mejor amigo, el querer salir con esa chica popular sin que él lo fuera, era un acto de valientes tanto como para que ella fuera una cobarde para dar un paso atrás y no ayudarlo.

Entraron a pasos apresurados a su casa, saludando cordialmente a sus trabajadores y dejando a su hermano gemelo, Pietro, ensimismado en un videojuego en la sala de entretenimiento de la casa, y al llegar a su habitación, Visión dejó su mochila al lado de la puerta, quitando sus zapatos y mirando un rato hacia la puerta ya que después de tantos años de convivir con su amiga, sabía que lo primero que Wanda hacía al llegar, era cambiarse de ropa y era su manera de darle privacidad.

—Vizh, ¿Cerraste la puerta con seguro? —Preguntó Wanda después de algunos minutos.

—Nunca hacemos eso cuando estoy yo aquí. —Dijo Visión confundido.

—Sí, pero no quiero que Pietro o alguien más venga a interrumpirnos en esto. Listo, puedes voltearte.

Visión asintió cerrando la puerta con seguro, y para cuando giró Wanda ya estaba en una camisa larga azul marino, unos leggins rojos y unas calcetas largas de gatitos, un look demasiado lindo para ella. Y aunque a sus 13 años aún no lo entendía todo, a Visión le parecía que todo en ella era lindo o tierno y con algo más que aún no podía descifrar, de inmediato se golpeó mentalmente por pensar en eso, aunque la verdad era que desde que entraron al secundario cada año que pasaba sus hormonas parecían estar al tope y cada vez era más difícil controlarse en no pensar demasiado en los evidentes cambios no solo de él si no también los de su amiga.

Él no tenía derecho a pensar en ella de esa manera, Wanda confiaba en él y por algo era su único amigo, además Visión no quería convertirse en aquellos patanes del colegio que afortunadamente se mantenían a raya porque la mirada de Wanda era poderosa, la ropa que ella le gustaba usar no revelaba los cambios en su figura y además tenía un hermano bastante celoso que siempre había defendido a ambos y más a ella; Visión era el único chico que se había ganado a Pietro para estar cerca de su gemela sin tener problemas por eso.

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