Una historia con pequeñas historias cortas narradas por Eddie Kaspbrak y Bill Denbrough sobre sus sentimientos y experiencias juntos.
-Prohibidas copias o adaptaciónes
Esa era la pregunta que rondaba por las cabezas de dos chicos abrazados bajo mantas de seda y algodón, tibios entre almohadones de plumas esponjosos.
Recordando la noche anterior,aparecían sonrisas pícaras en sus rostros,había sido una buena noche.
Como adolescentes que eran ya comenzaban a sentir deseos,o en palabras más entendibles sus hormonas ya estaban haciendo de las suyas,cualquier contacto inocente siempre terminaba en besos intensos y caricias apasionadas sin notarlo y ellos se preguntaban "¿Cómo llegamos a ésto?". Esa electricidad que sentían en la piel con cada contacto,miradas indiscretas,esos juegos con sus manos cuando estaban nerviosos,¿Todo eso tenía que ver con hacer el amor? ¿Acaso todas esas torpes acciones se resumían en algo tan simple y a la vez tan complejo?
Era una noche de películas en casa de los Denbrough con la casa sola pues los padres del tartaja confiaban en él,además de que lo veían ya casi como un pequeño adulto ya que habían comenzado a superar el trauma de su primogénito fallecido,estaban aprendiendo a dejar las cosas ir y comenzaron a salir en citas románticas para avivar su romance como cuando eran jóvenes,y si ellos avivaban el suyo,dejarían a su hijo vivir lo mismo,mientras sea con una persona que ellos aprobaran,y el pequeño novio de su hijo cumplía con las condiciones puestas.
Estaban en el cuarto del tartamudo,miraban una película extraña,una mezcla entre terror y comedia,entre los abrazos se colaban besos y entre los besos se colaban caricias,de pronto sin notarlo comenzó a escalar en nivel,los besos eran más intensos y las caricias no eran inocentes,ya no más. Poco a poco el castaño derribó con cuidado al pelinegro sobre la cama, quién se abrazó a su cuello entregándose al momento también,no sabían cómo debían hacerlo,si había una forma correcta de hacerlo o si deberían hacerlo,pero no les importaba, al fin y al cabo sus sentimientos crecían,el deseo también y todo eso se fusionaba con la necesidad del contacto ajeno.
Una vez estaban sin ropa y casi completando el acto con esa acción tan intrusiva y placentera al mismo tiempo, pasó algo inesperado,el castaño se detuvo a pocos centímetros.
-¿Estás seguro?-
-¿A qué te refieres,Bill?-
-¿Estás seguro de que quieres hacerlo?-...- Puede que duela-
- Si,estoy seguro...¿Tú lo estás?-
- Si...Solo no quiero llegar a lastimar-
Le pareció tierno,considerando el pueblo en el que vivían y el tipo de educación que recibían,o mejor dicho la falta de ella,aún así el castaño no estaba concentrado en su propio placer sin importarle su existencia,estaban a punto de consumar el acto y el castaño paró ignorando su propio placer para asegurarse de su bienestar físico y emocional,si antes puede que no estuviera seguro ahora sí lo estaba,estaría seguro con el castaño.
- Estoy seguro -.
- Pero,¿Si duele?...-
- Te lo diré -.
- ¿Lo prometes?-
- Lo prometo -.
Y consumaron el acto,al final el pelinegro no sintió dolor,quizás una ligera "incomodidad" de unos pocos momentos por un cuerpo ajeno en su interior,pero el deseo siempre fué mayor e hizo pasar esa pequeña sensación molesta.
Al terminar,se abrazaron cansados y sudados bajo las mantas,ya se limpiarían en la mañana,aunque tuvieran ganas de moverse no podrían por el cansancio, simplemente se abrazaron,Bill besó la frente de Eddie y cayeron dormidos.
Fué una buena noche.
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