Capítulo 10

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Julieta se levantó casi al mediodía, escuchaba murmullos.

Una vez lista, después de bañarse y cambiarse, eligiendo un vestido lila.

Se dirigió hacia la cocina, poniendo la pava. Para preparar el té, se acercó a sacar el pan y lo coloco en la mesa.

Fue hacia la habitación de Beth y golpeó suavemente, escuchando un "pase".

— Buenos días princesas. - saludo Julieta con una sonrisa.

— ¡Buenos días! - saludaron ambas.

— ¿Durmieron bien? - pregunto.

— Sí. - contestaron al mismo tiempo.

Julieta se rio. — Puse para el té. - aviso y se retiro.

— Por suerte Matthew no le molesto que te quedes Anne. - le dijo una vez que llegaron a la cocina.

— Muchas gracias Julieta, es un honor estar aquí. - dijo la pelirroja sonriendo.

Julieta le sonrió, y procedió a servir el té.

— Después tienes que contarme el final de la historia. - escucho la voz de Beth. — Anne, escribe historias.

— ¡Oh qué lindo! - le sonrió.

— Son maravillosamente increíbles. - dijo Beth.

Tocaron la puerta, haciendo que Julieta se levanté a abrir.

— Buenos días. - saludo Bash.

— Buenos días. - le devolvió el saludo Julieta.

— Buenos días chicas. - saludo por encima de su hombro a las pequeñas. — ¿Puedes venir? - le pregunto a Julieta en un tono bajo.

Julieta lo miro con duda y asintió. — Vuelvo enseguida. No quemen la casa. - le advirtió a las chicas.

Cerró la puerta yendo detrás de Bash, que se veía preocupado.

— ¿Me dirás qué sucede? - le preguntó inquieta.

— Es mejor que lo veas con tus ojos, y que te cuente él. - le dijo rápidamente dejándola pasar a su casa.

— ¿Qué pasó con Gilbert? - pregunto entrando, viendo a Mary que igual estaba preocupada.

Señalaron una puerta, se acercó y golpeó.

— Ahora no Bash. - escucho decir Gilbert.

Julieta tomo el pomo de la puerta para girarlo y entrar directamente.

— He dicho que no. - dijo Gilbert mirando hacia la puerta.

Julieta soltó un suspiro y se acercó a tomar su cara.

— ¿Qué has hecho? - pregunto Julieta, tocando su labio que tenía cortado.

— Nada. - respondió moviendo su cabeza.

— Siéntate. - le ordenó y busco en el baño, un botiquín. Así podía limpiar la herida.

Julieta volvió a la habitación. — ¿Me dirás en que te metiste? - le pregunto mientras empezaba a limpiar, quedando agachada en frente de él.

Gilbert evitaba su mirada, Julieta resopló.

— Eres peor que un niño. - le dijo seria y agrego. — Lo siento, eres eso.

Gilbert la miro a los ojos pero no le contesto.

— Solo espero que no te hayas metido en mis problemas. - volvió a hablar después de terminar.

La manzana prohibida - Gilbert BlytheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora