— ¡Julieta! - grito Gilbert para seguirla pero la mano de Bash lo paro.
— No nos podemos separar, vamos juntos. - dijo mirando ahora a las dos mujercitas.
Las amigas de Mary le dieron una botella de agua a Beth, otro abrigo y la dejaron que se vaya con el resto.
— Ten cuidado pequeña. - dijo una de las mujeres.
— Gracias. - agradeció Beth.
Anne le pidió permiso para abrazarla de costado, y así fueron avanzando por las calles.
— ¿Creés que ha ido a buscarlo? - pregunto con duda Bash.
Gilbert lo miro con la ceja alzada. — Está claro que sí.
— ¿Pero a dónde? - pregunto mirando a todas partes.
Pero un grito les llamo la atención a los cuatro, provenía del bar de Pedro.
Pedro vio con duda cuando Julieta entro a su bar.
Julieta avanzó como el diablo buscando almas que poner a trabajar, y ahí lo encontró.
Se sentó en frente de él con una sonrisa extraña.
— ¿Así que lo has pensado? - pregunto el señor que se le había insinuado antes.
— Lindo reloj. - dijo viéndolo que sobresalía de su abrigo azul.
Él la miro raro. — ¿Ah okey? - dijo dudoso y tomo de su bebida. — ¿Lo quieres? Por una noche es todo tuyo. - le dijo sonriendo de lado.
— ¿Que sociedad no? - pregunto mirando a los presentes. — Creen que su género puede hacer y deshacer. - sonrió negando con la cabeza. — Pobre infeliz quien lo piense, y más quien cree ser poderoso.
La mayoría la veía con duda, más el tipo que tenía en frente.
— Que una mujer pase por delante tuyo, no te da el derecho de nada. Menos una niña. - dijo viéndolo a los ojos. — 13 años tiene la niña que les has dejado un moretón. - dijo seria.
Vio como se estaba por levantar pero su auto reflejo fue más rápido y lo paro.
El hombre soltó un gritó al ver como dos cuchillos, aterrizaron en las mangas de su abrigo.
— Siéntate, no he terminado. - dijo seria viendo cómo se terminaba sentando y la miraba con odio.
— Oh cambia esa cara, yo no te hice nada. - dijo con simpleza y agrego. — Yo no fui quien te toco sin tu permiso, o te ha golpeado solo por ver la realidad. - le dijo moviendo el cuchillo.
— ¿Vas a dejar que una puta venga a ensuciar tu bar? - pregunto gritando al dueño.
— Yo te lo advertí. - dijo Pedro, y siguió con sus bebidas.
— ¿He oído mal? ¿Me has llamado puta? - dijo sonriendo.
Él permaneció en silencio.
— De todas formas puta no es un insulto, pero no estás preparado para esta conversación. - dijo Julieta con una ceja alzada.
— ¡Lo entiendo! Yo no tuve la culpa de que estuviera sola en la calle. - dijo alterado.
Julieta asistió y vio como Pedro la miraba, se levantó del asiento y caminó hasta él.
— Una. - le dijo tomando una cerveza y dejándole unas monedas.
Él le devolvió otras monedas como el cambio.— Haz lo que tengas que hacer, no te preocupes por la limpieza. - le dijo serio y miro mal al hombre atrás que exigía que le saque los cuchillos.
— Vale. - tomó otro trago y se acercó para sacar de golpe los cuchillos. — No me preocuparé, porque no volverás a tocar a ninguna. - dijo para clavarlos en el medio de sus manos.
Sangre salió salpicada por todos lados, mientras él gritaba.
— Que os quede claro que la víctima nunca tiene la culpa de cómo estaba vestida, ni dónde estaba, ni la mierda con la que lo quieran excusar. - dijo Julieta en voz alta mirando fijamente al hombre. — A la mujer no se le toca sin su permiso.
Escucho como Pedro de nuevo aplaudía y salió con la frente en alto del bar.
Encontrándose con cuatro personas que la miraron con orgullo y miedo a la vez.
— Volvamos a casa. - dijo pasando de largo.
Gilbert llegó a su lado y le agarro la mano, mientras le dejaba un beso.
— ¿Estas bien? - le pregunto.
Ella asintió.
— Ya veo que no necesita que mate algún dragón por usted. - dijo mientras seguían caminando.
Julieta lo miró sonriendo y suspiró. — ¿Lo ha visto? - le pregunto en tono bajo.
— Sí, pero no te sientas mal. Sabe que lo hiciste por protegerla. - le dijo en otro tono bajo.
— En la ciudad siempre hay algún carro. - aviso Bash que iba atrás con las pequeñas.
Se dirigieron en silencio mientras llegaban al lugar, encontrándose efectivamente con un carro.
Gilbert se iba a sentar a un lado de Julieta, pero la mano de Beth lo paro.
— ¿Puedo sentarme con ella? - pregunto en tono bajo.
Gilbert le sonrió y asintió, dejándola pasar.
Beth se acomodó al lado de Julieta, al instante la mayor rodeo el cuerpo de ella.
— Me lo hubieras dicho hoy a la mañana. - dijo Julieta rompiendo el silencio.
— ¿Lo podemos hablar en casa? - pregunto en un tono bajo.
— No, te debe dar vergüenza no sé... Mentirle a tu hermana, por ejemplo. - le contesto.
— Perdón. - dijo en otro tono.
— No es un pecado hablar del período. - volvió a hablar Julieta.
— Marilla dice que es producto de Dios pero no todos deben saberlo. - le dijo Anne.
— A ustedes igual les estoy hablando. - dijo mirando a Gilbert y Bash. — Cuando tengan hijas, tendrán que darle una charla y ayudarlas.
Gilbert se puso colorado, mientras Bash la veía sonriendo.
— Si cuando tengan hijos. - dijo Bash mirando a su amigo.
— ¿Señor usted tiene hijas? - le pregunto Julieta al que conducía.
El señor se rió. — Sí, y fue terrible cuando les llegó el temeroso, llamado período. Hubieras escuchado a mis hijas gritar, sin saber que hacer, pidiéndole perdón a Dios.
— ¿Ves? Es normal hablar del período. - le dijo a su hermana menor.
— ¿Mamá te ayudo? - pregunto en un tono bajo.
Julieta hizo una mueca. — Ella ya no estaba cuando me bajo por primera vez. - le contesto.
— Bueno... ¿Quién tiene hambre? - pregunto Bash.
—💚—
25/12/2020Amo los mensajes que puedo dejar en las historias.
¡Gracias por leer!
Luana, cambio y fuera.-.
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La manzana prohibida - Gilbert Blythe
FanficUna joven mujer escapando con su hermana de 13 años, siempre fueron solo ellas pero les será imposible seguir solas después de conocer a tal joven apuesto y encantador. ~🍎~ Inicio: 26/10/2020