Capitulo 11

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A los minutos salieron del agua, ya hacía frío. Decidieron volver, colocándose la ropa, haciendo que se moje. Iban caminando así no cansaban de nuevo a Hércules.

Se miraban y sonreían, se sentían tan bien los dos juntos.

- ¿Llovió? - pregunto Bash viéndolos entrar a casa.

- Sí, ve a ver. - le dijo Gilbert y sonrió.

- Ja que gracioso. - le respondió.

Mary se acercó a la cocina, dónde estaban y miro a Julieta.

- ¿Juli, puedes venir? - le pregunto mirando a la rubia.

Julieta asintió y se acercó a ella, pero Bash interrumpió. - ¿Estás bien amor? - le pregunto viéndola.

- Sí, tranquilo. Es cosa de mujeres. - le dijo con una sonrisa.

- Siempre es cosa de mujeres. - le respondió su pareja.

- Ven. - le tomo su mano y ambas mujeres se metieron en la habitación.

- ¿Qué sucede? - le pregunto.

- Necesito tu ayuda, no me he sentido bien estos días. - le confesó Mary.

- ¿Cómo? ¿Qué has sentido? - pregunto viéndola a los ojos.

- Mareo, ganas de vomitar, antojos... - le dijo.

- Estás embarazada. - le dijo sonriendo Juli.

- Sí pero me duele mucho. - señaló su abdomen. - Ya tuve un hijo y sé los síntomas, pero no me había dolido tanto.

- Entonces hay que llevarte al médico. - le dijo mirándola seriamente.

- ¿Y si ya es tarde? - le pregunto con las lágrimas en los ojos.

- ¿Y si no lo es? - le pregunto con preocupación.

- Tengo miedo. - le confesó a la joven.

- Podemos ir al médico ahora. - le dijo mirando que no era tan tarde.

Mary negó y se acercó agarrándose de la cama, hacia la mesita de noche. Saco un libro y se lo paso a la joven. - Es de Gilbert, ahí dice que puede ser una infección o una enfermedad. - le dijo suspirando.

- No saques conclusiones. - la reto y leyó las páginas señaladas. - ¿Y si verificas que estás embarazada? - le pregunto.

Mary la miró con duda. - ¿Cómo? - le pregunto.

- Por lo que recuerdo tienes que colocar en un recipiente las hojas de un diente de león, y la orina. Dejándolo reposar, por 10 minutos si se vuelven rojas las hojas, estás embarazada. - le explicó rápidamente.

- ¿Cómo lo sabes? - pregunto mirándola.

- Es un método que usaban unas amigas. - le dijo pero agrego. - Tiene efectividad.

Mary la miró con sorpresa y asintió. - Gracias Juli.

- Buscaré el diente de león. - le aviso y salió de la habitación.

Los hombres estaban hablando de algo y se callaron al ver a la rubia salir tan apurada de la casa.

- ¿Estas bien señorita? - pregunto Gilbert sin obtener respuesta.

- Mujeres, ya lo entenderías. - le dijo su amigo apoyando su mano en el hombro.

Vieron entrar de nuevo a Julieta que les sonrió y volvió a encerrarse con Mary.

- Ya lo tengo. - le dijo dándole el diente de león.

Mary asintió con duda y fue al baño con los elementos.

La manzana prohibida - Gilbert BlytheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora