¤clanes malditosΩ

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La obscuridad del reino había crecido de manera rápida, todo era gris y frío, el sol no se veía, uno que otro rayo perdido entre esa neblina espesa.
Mi reino no padecía tanto como los otros, pues nuestro olfato y nuestro oído nos ayudaba mucho, ser una bestia salvaje era una ventaja, podíamos cazar y defendernos, en cambio nuestros vecinos habían creado otro tipo de salvavidas, un campo, mágico por supuesto, era impenetrable, solo aquellos seres con magia podían lograr ir y venir bajo su propio riesgo; mientras nosotros cuidamos nuestros reinos, la escoria obscura hacia de las suyas en nuestros límites, cazando seres que no entendían de esta situación, o simplemente rebeldes sin causa, el pueblo estaba atemorizado, de lo que fuera a pasar, más sin embargo los elite trataban de tranquilizarlos con sus rondas de protección; mi padre y mi madre no se daban por vencido, algo que a nuestra gente les gustaba, mientras ellos cuidaban de la aldea, yo tenía que entrenar al querubín, ese chico si que era un caso, aún que fuera un poco mayor que yo, parecía que no, su tristeza siempre ganaba, el coraje que tenía en su corazon, esa pequeña obscuridad, era la que lo consumía cada noche; la mayoría de las veces acudía a el, pues no quería dejarlo sufrir, me recordaba al Naruto que no tenía padres y vagaba con una manada.....

Hoy era día de caza, le había prometido a Gaara que me acompañaría así que eso iba hacer, me encontraba desayunando con mis padres cuando el bajo

Buenos días mis reyes -dijo suave y apenado, pues ya era tarde, el sabía eso

Buenos días mi príncipe heredero, dormiste bien cariño? -dijo mi madre cariñosa, hasta se sonrojo más, yo sonreí, mi madre siempre lo hacía sentir así

Si gracias, disculpen mi demora yo ...

No te preocupes cariño, tu debes de dormir bien, a está edad muchos chicos no disfrutan de lo que en verdad es dormir, prefieren pasar entrenando o haciendo otras cosas, es bueno dormir -dijo mi madre interrumpiendo

Bueno príncipe sientate y desayuna, Naruto dijo que irás a cazar con el -hablo ahora mi padre, vos hombres me miraron y yo asentí pues era cierto

Si, así es  -tomo asiento alado de mi- en el camino trataré que me enseñe a esquivar ataques de tierra

Perfecto -contesto mi padre entusiasta, a el también le gustaba el entrenamiento y las peleas- enséñale bien hijo

Si padre -conteste y seguí comiendo- vamos Gaara come, para que podamos regresar antes de que el sol se oculte

Si Naruto -contesto utilizando solo mi nombre sin mi honorífico, fruncí el entrecejo, el no se inmutó, pero risitas apagadas se escucharon de mis padres
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El lucía sus alas, blancas como el algodón más bello, sus ojos verdes agua estaban fijos en una dirección, su respiración era lenta y cautelosa, captaba el sonido más diminuto que pudiera aver, lance una roca al cielo calculando perfectamente el lugar donde el iba a estar, desvió la roca antes de tocar su rostro, rei pues en esa pequeña distracción le lance unas cuantas mas, logro desviar dos y partir otras más con su látigo, el chico aprendía bien, pero era momento de que me transformará y que el bajará ala tierra, miró hacia bajo, le sonreí, el entendió y descendió de los cielos, se colocó arriba de uno de los brazos de un pino

Mi velocidad ya no es la de antes -dijo el con arrogancia

Me alegro por qué ya me canse de trotar -conteste con desinterés, el rechino sus dientes, no conteste, comencé con mi transformación, en unos cuantos segundos logré estar preparado, me coloque en pocision de carrera, el copio mi estilo con sus dos pies- AHORA! -corrimos, se que él iba tras de mi, lo escuchaba perfectamente, el paisaje era maravilloso, digno de la época invernal que está comenzando, 3 kilómetros despues, comense a guiarlo, hacia la zona donde entrenaría su sentido sensorial, si, el debía de sentir, las cosas que aparecerían enfrente de el, esquivar las trampas y bajar su fuerza a un grado medio, subí mi velocidad antes de que apareciera el primer obstáculo, por el sonido del viento, supe que algunas flechas volaron a su dirección, no tarde mucho en encontrar el siguiente, di un gran salto, pues  pude sentir el tamaño de lo que venía, efectivamente segundos después una paleta de concreto plano se disparó, un golpe seco se escuchó tras de mi, encerio Kakashi había puesto la paleta justo después de las flechas, rei internamente negando, una cortada de viento se escuchó aló lejos, el querubín se había molestado, me moví unos pasos ala derecha, el látigo dorado había aventado una ráfaga de viento a ese costado